Decir que el preservativo garantiza el sexo seguro es desinformar

Según el secretario de la Conferencia Episcopal Española

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MADRID, lunes, 29 noviembre 2004 (ZENIT.orgVeritas).- El secretario de la Conferencia Episcopal Española expresó este lunes la opinión de los obispos sobre la campaña puesta en marcha por el Ministerio de Sanidad para fomentar el uso del preservativo entre los jóvenes como método de prevención del SIDA, afirmando que «el único ejercicio seguro de la sexualidad es el que se ejerce con responsabilidad y con fidelidad».

El padre Juan Antonio Martínez Camino respondió al interés de los periodistas sobre este tema, durante la rueda de prensa convocada tras concluir la 83 Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal.

«No es cierto que el uso del preservativo sea sexo seguro, no es cierto, estadísticamente no es cierto, hay un alto grado de contagio incluso cuando se usa el preservativo, por tanto decir que el uso del preservativo es igual a sexo seguro es desinformar a la sociedad y es no decir toda la verdad», afirmó.

Según Martínez Camino, la aportación de la Iglesia a la solución de problemas como el SIDA, «pandemias que están vinculadas indudablemente a la promiscuidad sexual», está «basada en la antropología cristiana y en el concepto integral de las relaciones humanas».

Para el portavoz episcopal, el preservativo no es la solución al problema del SIDA: «usando estos instrumentos se puede evitar un mal mayor pero no se evita el mal; incluso hay estadísticas que afirman que el incitar al sexo promiscuo, a la multiplicación de relaciones sexuales, presuntamente seguras, en conjunto incrementa el peligro de contagio».

«Hay que decir toda la verdad y toda la verdad es que el ideal para que haya unas relaciones sexuales sanas es la fidelidad y el ejercicio responsable de la sexualidad integrado en las relaciones personales no mutiladas», dijo.

«En el contexto del amor fiel no hay peligro tampoco para la salud. El amor fiel promueve la dignidad de las personas y evita el sexo con riesgo, otra cosa es que no se quiera aceptar, que se quiera promover la promiscuidad o la infidelidad», pero entonces el problema no es el preservativo, que se convierte en «un mal menor cuando se está siendo adúltero».

«Si se promueve el uso del sexo como objeto de consumo, como objeto de fin de semana, sin relación al matrimonio y a la familia, y eso sí, con distintos artilugios que pretendidamente van a solucionar los graves problemas sanitarios por no hablar de los problemas personales y morales que son los fundamentales, no se está aportando una solución comprensiva, integral y real al grave problema de las infecciones que se transmiten por vía sexual y tampoco al problema más grave y más de fondo de las relaciones humanas entre los esposos, los hijos, los padres».

El sacerdote recordó que la Iglesia está a la vanguardia en la lucha contra el SIDA, lo que le da una experiencia privilegiada para «aportar su criterio para determinadas formas de afrontar esta epidemia».

«La postura de la Iglesia es que las formas de lucha contra el SIDA que no se basan en los principios morales no pueden tener buen éxito; no se trata de despreciar todos los esfuerzos que se están haciendo, sino de aportar una opinión que no es una mera opinión sino que tiene también fundamento sanitario y médico (aparte de fundamento moral que es el más importante), que debería ser tenido en cuenta si se quiere avanzar de una manera plena en la lucha contra el SIDA».

Sobre la eficacia del preservativo en esta lucha, Martínez Camino dijo que «nadie niega que pueda limitar los riesgos» pero afirmó también que «el uso del preservativo no es igual a sexo seguro, el uso del preservativo tiene todavía algún riesgo que los técnicos evalúan y que puede oscilar hasta un 15 %».

El portavoz de la CEE sostuvo que cuando lo que está en juego es la vida si hay «un 5% de riesgo, hay que decirlo» y decir a los jóvenes que «no hay ningún riesgo, es gravísimo porque se pone en riesgo la vida».

«Nadie dice que el uso del preservativo no pueda aminorar los riesgos en determinados contextos pero no de modo pleno, por tanto no hay que hablar de sexo seguro, sino en todo caso menos inseguro y cuando de lo que se trata es de una enfermedad mortal es muy grave que no se diga la verdad, que el sexo con preservativo no es seguro; es cuestión de estadísticas, muchos casos de contagio es con preservativo».

El secretario general de la Conferencia dijo que «no es verdad que digamos sólo «no», el «sí» es lo fundamental en la postura evangelizadora de la Iglesia: porque es el «sí» que Dios ha dicho al hombre Jesucristo. En Jesucristo Dios ha dicho «sí» al ser humano. Ese «sí» es el que predica la Iglesia, y eso tiene consecuencias».

«Todos los «noes» de la Iglesia son «noes» subordinados al «sí», el «sí» a la vida, el «sí» a la dignidad de la persona humana…», indicó.

A petición de un periodista, el portavoz de la Conferencia dirigió un mensaje a los jóvenes en estos términos: «Queridos jóvenes: decir que el preservativo os ofrece un sexo seguro no es cierto, es un mensaje incompleto, el preservativo en todo caso ofrece un sexo menos inseguro para quienes ya están en una situación en la que tienen que recurrir a estos métodos porque ya no están en una situación de normalidad, de fidelidad, de regularidad y de responsabilidad. Lo mejor, lo ideal, es el amor fiel».

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ZENIT Staff

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