Una de las mayores prioridades, sin embargo, sigue siendo la asistencia humanitaria –a través de la distribución de alimentos y refugios temporales– a las más de 90.000 personas que todavía siguen viviendo en campos de desplazados y que se van a ver abocados a resistir los rigores del próximo invierno en condiciones sumamente precarias.
En estos momentos, el programa de salud de Cáritas en la zona abarca a una población de unas 12.000 personas, a las que se presta asistencia médica mediante tres equipos móviles. La principal causa de morbilidad son las infecciones respiratorias agudas, la diarrea y las afecciones cutáneas. Desde octubre de 2005, se ha prestado asistencia a un total de 54.825 personas y se han vacunado a 30.860 niños.
En el campo de la nutrición infantil, Cáritas lleva a cabo un programa de suministro de soporte nutritivo adicional tanto a niños como a madres embarazadas, consistente en un preparado de harina, legumbres, cereales y otros ingredientes de alto contenido proteico.
Otra de las actividades prioritarias de Cáritas en las áreas siniestradas es la recuperación de la actividad agrícola, principal vía de sustento familiar y de generación de medios de vida. Para ello, Cáritas viene distribuyendo lotes de semillas y equipos de útiles de labranza a las familias damnificadas. Dentro de este reparto, cada hogar recibe 12.5 kgs. de semillas de maíz y 50 kgs. de fertilizante.
