Desafíos de la vida religiosa en la Nueva Evangelización

Entrevista al padre Jacob Nampudakam, rector general de los palotinos

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Por José Antonio Varela Vidal

ROMA, miércoles 23 mayo 2012 (ZENIT.org).- A medida que se acerca la Asamblea Especial del Sínodo de los obispos para la Nueva Evangelización de octubre, se clarifica cada vez mejor cuál debe ser la respuesta de la vida religiosa al llamado del papa Benedicto XVI.

En continuación con nuestra serie de entrevistas a los superiores generales de las familias religiosas, ZENIT dialogó con el presbítero indio Jacob Nampudakam, rector general de la congregación fundada en 1835 por san Vicente Pallotti.

¿Cómo han recibido el llamado del papa Benedicto XVI a la nueva evangelización?

–P. Nampudakam: Este llamado es muy importante para nosotros como palotinos. Es un tema que está relacionado con nuestro carisma porque nuestro santo fundador deseaba construir una Iglesia en comunión, con la participación de todos los fieles, religiosos, presbíteros, laicos, todos juntos como verdaderos apóstoles de Cristo.

¿Cómo se debe presentar la fe al hombre contemporáneo?

–P. Nampudakam: Lo importante es volver al evangelio, y vivir más auténticamente el mensaje de Jesús. La nueva evangelización no es solo conferencias o libros, –que son importantes–, sino hasta que no volvamos al espíritu del evangelio, no podremos cambiar nada. Por lo tanto, creo que debemos presentar a Dios, a Jesús tal como es.

El papa dice que Dios es el ‘gran desconocido’ en la sociedad actual…

–P. Nampudakam: Pareciera que la gente no está interesada en Dios, pero de mi poca experiencia, pienso que en las profundidades del corazón siempre existe el deseo de Dios. He encontrado sobre todo entre los jóvenes cuando los confieso –que parecen muy desinteresados y confusos–, una sinceridad real en el corazón, una honestidad. El hombre no puede vivir sin Dios, puede negarlo por un poco de tiempo o crear una ilusión de grandeza e inmortalidad, pero en mi opinión Dios es una opción existencial.

¿Qué podría cambiarse en la vida religiosa para responder a este desafío de la nueva evangelización?

–P. Nampudakam: Para todos, seamos religiosos o laicos, la mayor tentación es el materialismo. Todos tenemos delante la bienaventuranza: «Bienaventurados los pobres». Y esto no es un problema de oriente u occidente, sino un problema de la naturaleza humana, porque al igual que el pecado original, nos sentimos como Dios. El materialismo crea la ilusión de sentirse omnipotente, como Dios; por eso, una experiencia de pobreza real tanto espiritual, psicológica y humana es muy importante. Creo que para los más jóvenes es importante la experiencia de las misiones, porque cuando se visitan las misiones, cuando vemos a esos niños sin nada, nos toca el corazón y cambia la actitud hacia la vida.

Y en la formación religiosa, ¿qué debe tenerse en cuenta en el futuro?

–P. Nampudakam: La debemos fundar sobre las cosas esenciales. Muchas veces vivimos en ambientes un tanto alejados de la realidad. Está toda la teología, la filosofía, la ciencia, pero al final lo que importa aquí es nuestra relación íntima con Dios, con Jesús. Es decir: una vida sencilla, una cierta pobreza, no muchas grandezas; y también el contacto con las personas, con la experiencia pastoral de la misión y con la pequeñez humana, porque son valores importantes.

Usted habló de la misión… ¿Qué puede aprender el occidente del oriente?

–P. Nampudakam: En mi experiencia, hay puntos fuertes y débiles en cada cultura. Ninguna cultura es perfecta en sí misma. Podemos aprender mucho acerca de la cultura occidental y de la cultura de muchos otros países orientales o del África. Por ejemplo, yo soy de la India y en la cultura india, oriental, siempre hay un gran sentido de Dios como una cosa innata. En el mundo musulmán, todo el mundo se siente también así. Así es que necesitamos más interioridad, profundidad y no limitarse, por ejemplo a la liturgia, sino que debe haber una mayor experiencia de Dios. Luego, tener más simplicidad, porque el mundo y la sociedad crean tantas necesidades, pero podemos vivir una vida más simple, más pobre, esto es muy importante.

Y qué funciona bien en el oriente o en el África como estrategia pastoral, para aprender en el occidente?

–P. Nampudakam: Por ejemplo en la India, una estrategia misionera muy eficaz fue la de Madre Teresa. Ella como religiosa católica no tuvo ninguna dificultad en profesar la fe católica y todos aceptaron eso. Así que profesar honestamente nuestra fe es una cosa importante, y también respetar a todas las demás religiones. Otro punto es que el hombre se convierta en el centro del diálogo, pues donde no hay humanidad ni respeto a la persona, para mí es difícil reconocer que allí hay una religión verdadera. Así es que el hombre, sea hindú, musulmán o cristiano, es imagen de Dios y debemos respetarlo y servirlo.

Entonces, ¿el servicio puede ser una buena estrategia para que las personas encuentren a Cristo en las otras personas?

–P. Nampudakam: En primer lugar: se debe predicar el evangelio, porque nuestro trabajo no es sólo de carácter social. Pero no podemos olvidar las necesidades de los hombres, las obras de caridad, yo diría especialmente en África. Porque solo quien ha estado allí puede saber lo que esto significa. Las personas no tienen nada, y no podemos cerrar los ojos ante el sufrimiento de la gente, a quienes se les debe involucrar en las obras de caridad en el sentido cristiano, con gran respeto porque si son pobres, nosotros no somos los amos. Todos somos iguales en este mundo y tenemos los mismos derechos.

¿Cómo está su congregación en el mundo? La distribución, las vocaciones…

–P. Nampudakam: Somos 2.500 sacerdotes y hermanos en 43 países. En el pasado hemos tenido una gran presencia en Alemania, Polonia, aunque la Polonia actual es fuerte, tenemos disminución de vocaciones. Hoy en día el mayor crecimiento es en la India. Estamos llegando a otros países de Asia como Taiwán, Filipinas, y también podremos ir a Vietnam o Camboya. Estamos trabajando en casi doce países de África; hay un gran futuro en África, ya que muchos países tienen una población católica grande, donde a la vez hay muchas necesidades. América del Sur está bastante bien, por ejemplo en Brasil, y se está creciendo en otros países de la región. En el mundo europeo la situación no está del todo bien, pero es interesante porque en Irlanda tenemos a siete jóvenes y algunos en Alemania.

¿Qué le dicen estos jóvenes postulantes? ¿Por qué han dejado el mundo atrás?

–P. Nampudakam: He hablado con los jóvenes de Irlanda para saber por qué entraron a nuestra congregación. Y me dijeron que fue por la hospitalidad que encontraron a través de nuestros párrocos, por la apertura a los laicos que es parte de nuestro carisma. San Vicente Pallotti siempre quiso crear comunidad con una gran participación de los laicos. Creo que la Iglesia de hoy debe ser así, y es una cosa lógica, porque el noventa por ciento de la Iglesia son laicos, quienes no deben ser solo espectadores.

¿Cómo van las causas de canonización entre ustedes?

–P. Nampudakam: Hay cerca de veinte casos. Tenemos dos beatos de Polonia, los presbíteros Józef Stanek y Józef Jankowski, mártires asesinados en la Segunda Guerra Mundial, junto a algunos otros alemanes y polacos. También están los mártires irlandeses y argentinos que fueron asesinados durante la época de la dictadura en la Argentina.

Por último, ¿qué mensaje le puede enviar a la familia de los palotinos en el mundo?

–P. Nampudakam: Mi mensaje es que tenemos que volver al evangelio, al espíritu del evangelio. Tenemos a Jesús como el modelo ejemplar de la vida y de
la perfección cristiana. Se debe tomar una decisión profunda: hagamos obras diversas, pero hagamos todo en el nombre de Cristo y por su reino. La Iglesia es nuestra y estamos al servicio de la única Iglesia de Cristo.

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ZENIT Staff

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