ROMA, 11 octubre 2001 (ZENIT.org).- En los últimos años Juan Pablo II ha sido el blanco de al menos tres atentados programados por grupos terroristas islámicos que no alcanzaron su objetivo, han revelado fuentes políticas y de prensa.
En Manila
El ex presidente estadounidense Bill Clinton, confirmó este miércoles que en enero de 1995 se neutralizó un plan que buscaba asesinar al Papa en su viaje a Filipinas. El cerebro de la operación era, según la CIA, Ramzy Youssef, el terrorista de orígenes inciertos (algunas fuentes dicen que es kuwaití, otras aseguran que es iraquí), quien dos años antes había organizado el primer ataque contra las Torres Gemelas de Nueva York.
La historia de este intento de acabar con la vida del Papa Wojtyla ha sido citada en varias ocasiones por diferentes fuentes, pero es la primera vez que lo menciona un personaje con la información que poseía Bill Clinton.
En Damasco
En la reciente visita del Santo Padre a Siria (mayo pasado), según reveló este miércoles la agencia de prensa italiana AP.Biscom, un grupo fundamentalista islámico había previsto que una mujer kamicaze, llena de explosivos, se lanzara contra el «Papamóvil» en el casco antiguo de Damasco. Tras la explosión, terroristas colocados en el lado opuesto de la calle debían abrir una ráfaga de disparos.
Según AP.Biscom, el atentado pudo evitarse porque la CIA informó en las vísperas del viaje al Vaticano, quien a su vez reenvió las informaciones a los servicios secretos de Siria, que adoptaron medidas férreas de seguridad.
Una red con tentáculos internacionales
El diario italiano «Corriere della Sera», en su edición de este jueves, revela por último que un ciudadano paquistaní fue detenido en Salt Lake City, ciudad del Estado de Utah, el 4 de junio de este año.
El FBI considera que formaba parte de una red terrorista, con cómplices en Italia y Europa, que pretendía atentar contra el Vaticano.
En septiembre pasado, una fuente de la OTAN confirmó al mismo «Corriere della Sera» que extremistas de Al Qaeda, el grupo terrorista financiado por Osama Bin Laden, habían seleccionado 30 posibles objetivos, entre ellos uno «de elevado valor religioso».
