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Sábado 5 de diciembre de 2015

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El Papa: «La escuela católica debe transmitir una cultura integral, no ideológica»

En una audiencia con los miembros de la asociación italiana AGESC, Francisco ha pedido que se promueva una educación abierta a los auténticos valores humanos y cristianos

Con motivo del cuarenta aniversario de su fundación, el papa Francisco ha recibido este sábado por la mañana a una representación de la Asociación de padres de familia de las escuelas católicas italianas (AGESC, por sus siglas en italiano).

Durante el encuentro, que ha tenido lugar en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, el Santo Padre ha invitado a los presentes a promover una educación inclusiva, integral, no ideológica, abierta a los auténticos valores humanos y cristianos, que favorezca la armonía de las diversidades.

Evocando a san Juan Pablo II, el Pontífice ha reiterado la importancia del puente que debe existir entre la escuela y la sociedad, y ha animado a los progenitores a perseverar en “su deber y derecho primario e irrenunciable de educar a sus hijos, ayudando en este sentido de forma positiva y constante al compromiso de las escuelas”.

En su discurso, el Papa ha pedido a los miembros de AGESC que “sepan marcar la diferencia con la calidad formativa”; “sepan encontrar modos y vías para no pasar inadvertidos ante la sociedad y la cultura”; “sepan distinguirse por su constante atención a la persona, de modo especial a los últimos, a quien es descartado, rechazado, olvidado”; y “sepan hacerse notar no por la ‘fachada’, sino por una coherencia educativa radicada en la visión cristiana del hombre y de la sociedad”.

Asimismo, Francisco ha llamado a los padres a ser testigos de los valores humanos y cristianos en la familia, en la escuela y en la sociedad. Un desafío nada fácil, ha dicho, recordando que, “sin embargo, gracias a Dios, hay –en Italia y en el mundo– tantas experiencias positivas que se pueden conocer y compartir”.

“Vuestra Asociación se pone al servicio de la escuela y de la familia, contribuyendo a la delicada tarea de construir puentes entre escuela y territorio, entre escuela y familia, entre escuela e instituciones civiles”, ha indicado el Santo Padre. “Volver a poner en marcha el ‘pacto educativo’, porque el ‘pacto educativo’ se ha estropeado, se ha roto y debemos reanudarlo”, les ha exhortado.

“Construir unión donde avanza la división, generar armonía cuando parece que prevalece la lógica de la exclusión y de la marginación”, les ha requerido el Pontífice, al tiempo que les ha demandado “una educación inclusiva, una educación que haga sitio a todos y no seleccione de manera elitista a los destinatarios de su tarea”. “La escuela católica debe transmitir una cultura integral, no ideológica”, ha subrayado.

Por último, el papa Francisco ha afirmado que los miembros de esta asociación eclesial “toman del corazón mismo de la Iglesia la abundancia de la misericordia, que hace de vuestra labor un servicio cotidiano a los demás”.

 

Francisco a los jóvenes: «La Biblia es un libro extremadamente peligroso»

El Papa advierte de que en algunos países quien posee un ejemplar de las Sagradas Escrituras es tratado como si ocultara bombas en el armario

Lean la Biblia, no es “una obra de arte literaria”, sino que es “Dios que habla”, un libro “extremadamente peligroso, tan arriesgado que en ciertos países quien posee una Biblia es tratado como si ocultara ¡granadas de mano en el armario!”, escribe el papa Francisco en el prólogo de una edición en alemán de las Sagradas Escrituras. Se trata de una iniciativa de algunos jesuitas austríacos, profesores de Antiguo Testamento, destinada a los jóvenes.

La carta escrita por el Pontífice ha sido publicada esta semana en el último número de La Civiltà Cattolica, la revista de la Compañía de Jesús que dirige el padre Antonio Spadaro.

“Mis queridos jóvenes amigos, si ustedes vieran mi Biblia quizás se sorprenderían. Dirían: ‘¿Qué? ¿Esta es la Biblia del Papa? ¡Un libro tan viejo, tan desgastado!’”, dice Francisco. “Podrían también regalarme una nueva, quizás también una de 1.000 euros: no, no la querría. Amo mi vieja Biblia, aquella que me acompañó la mitad de mi vida. Vio mi alegría, se mojó con mis lágrimas: es mi inestimable tesoro. Vivo por ella y por nada del mundo la apartaría de mí”, añade.

En este sentido, el Santo Padre pide que la Biblia no termine arrinconada en una estantería, “en tercera fila”, “llenándose de polvo”. Porque “un día, sus hijos la venderán en el mercadillo de lo usado. ¡No! ¡Esto no puede ser!”, advierte en el prólogo.

“Quiero decirles una cosa: hoy, todavía más que en los inicios de la Iglesia, los cristianos son perseguidos; ¿cuál es la razón? Son perseguidos porque llevan una cruz y dan testimonio de Cristo; son condenados porque poseen una Biblia”, asegura el Pontífice. “Evidentemente la Biblia es un libro extremadamente peligroso, de tal riesgo que en ciertos países quien posee una Biblia es tratado como si escondiese ¡granadas de mano en el armario!”, subraya. 

“Mahatma Gandhi, que no era cristiano, una vez dijo: ‘A ustedes los cristianos se les encomendó un texto que contiene una cantidad de dinamita suficiente como para hacer explotar en mil pedazos toda la civilización, para poner el mundo al revés y llevar la paz a un planeta devastado por la guerra. Sin embargo, lo tratan como si fuera simplemente una obra literaria y nada más’”, relata el Papa.

Así, Francisco pregunta a los jóvenes: “’Entonces, ¿qué tienen en la mano? ¿Una obra de arte literaria? ¿Una antología de antiguas y bellas historias? En tal caso, habría que decirle a muchos cristianos que son encarcelados y torturados por la Biblia: ‘De verdad, han sido necios y poco listos: ¡es solo una obra literaria!’”. “No, con la Palabra de Dios la luz vino al mundo y nunca más se apagará”, concluye.

 

Benedicto XVI asistirá al inicio del Jubileo de la Misericordia

El Año Jubilar comenzará el próximo 8 de diciembre con la apertura de la Puerta Santa de la basílica de San Pedro y concluirá el 20 de noviembre de 2016

El papa Francisco ha invitado a Benedicto XVI a participar en la apertura de la Puerta Santa, una ceremonia con la que dará inicio el Jubileo de la Misericordia el próximo 8 de diciembre. El Papa emérito ha aceptado la invitación, y durante el rito estará presente en el atrio de la basílica de San Pedro, según ha informado este sábado Radio Vaticano.

Los fieles y peregrinos podrán participar en la celebración, que se llevará a cabo en la Plaza a partir de las 9.30 horas. El día de la Inmaculada se conmemora el quincuagésimo aniversario de la conclusión del Concilio Vaticano II. Por ese motivo, serán leídos algunos fragmentos de las constituciones conciliares Dei VerbumLumen GentiumSacrosanctum Concilium y Gaudium et Spes, y dos fragmentos de la Unitatis Redintegratiosobre el ecumenismo y la Dignitatis Humanae sobre la libertad religiosa, respectivamente.

El Evangeliario preparado para este Año Santo Extraordinario será depositado sobre el mismo atril que, du
rante todas las sesiones del Concilio, fue puesto sobre el altar de la basílica de san Pedro, con el fin de hacer evidente a todos la importancia de la Palabra de Dios.

El Santo Padre pedirá la apertura de la puerta y la atravesará. Después de él, la cruzarán los cardenales, obispos y representantes de los sacerdotes, religiosos y laicos, dirigiéndose en procesión hasta la tumba del apóstol Pedro.

Con la convocatoria del Jubileo de la Misericordia, que se desarrollará hasta el 20 de noviembre de 2016, solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, el Pontífice desea que la Iglesia redescubra “la riqueza contenida en las obras de misericordia corporales y espirituales”.

Como destaca en la bula Misericordiae Vultus, un Año Santo “siempre ha sido la ocasión de una gran amnistía, destinada a hacer partícipes a muchas personas que, incluso mereciendo una pena, sin embargo han tomado conciencia de la injusticia cometida y desean sinceramente integrarse de nuevo en la sociedad dando su contribución honesta”.

Entre otras particularidades de esta convocatoria, el papa Francisco facilita las indulgencias a las personas mayores y a los presos, a los que anima a acercarse a Dios con motivo del Jubileo de la Misericordia. En concreto, dispone que “en las capillas de las cárceles podrán ganar la indulgencia, y cada vez que atraviesen la puerta de su celda, dirigiendo su pensamiento y la oración al Padre, pueda este gesto ser para ellos el paso de la Puerta Santa, porque la misericordia de Dios, capaz de convertir los corazones, es también capaz de convertir las rejas en experiencia de libertad”.

 

La Santa Sede encarga la revisión de sus cuentas a una importante empresa auditora

Se trata de PricewaterhouseCooper (PwC), que trabajará en estrecha colaboración con la Secretaría para la Economía

La Santa Sede ha anunciado este sábado que ha encargado a una empresa auditora internacional que actúe como revisor externo de sus cuentas financieras y que trabaje en estrecha colaboración con la Secretaría para la Economía del Vaticano.

“El Consejo de Economía, continuando con la implementación de nuevos criterios y prácticas de gestión financiera en línea con las normas internacionales, ha dado un nuevo paso importante durante esta semana, otorgando un nuevo encargo a una empresa auditora, que se encuentra entre las más importantes a nivel internacional”, ha señalado la Santa Sede en un comunicado.

“El Consejo ha aceptado así la recomendación de su ‘Comité de Auditoría’, encargando a PricewaterhouseCooper (PwC) la labor de revisor externo del balance financiero consolidado. PwC trabajará en estrecha colaboración con la Secretaría para la Economía y comenzará inmediatamente a trabajar en la auditoría de 2015”, ha añadido.

El papa Francisco creó el Consejo de Economía el 24 de febrero de 2014 para “evaluar las directivas y gestiones concretas, y analizar los informes sobre las actividades económico-administrativas de la Santa Sede”. El Consejo está formado por 15 miembros, de los cuales ocho son cardenales u obispos.

 

‘La misericordia del Señor llena la tierra’

Un programa sobre la penitencia en el Año Jubilar de la Misericordia, que ha sido realizado por HM Televisión y la Penitenciaría Apostólica. Se puede descargar en internet

Un programa de 30 minutos sobre el sacramento de la penitencia con el nombre «La misericordia del Señor llena la tierra», ha sido realizado por HM Televisión y la Penitenciaría Apostólica. El programa realizado con motivo del Año Jubilar se encuentra disponible en español, inglés e italiano.

El Penitenciario Mayor de la Penitenciaría Apostólica, Card. Mauro Piacenza, el regente de la Penitenciaría, el Mons. Krzysztof Nykiel, el secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Mons. Arthur Roche, los penitenciarios de las cuatro basílicas mayores romanas y otros expertos en la materia, nos ayudan a adentrarnos en el insondable misterio de la misericordia de Dios.

En un primer momento, se recorre el Antiguo Testamento, para descubrir al «Dios de ternura y de gracia, lento a la ira y rico en misericordia y fidelidad, que mantiene su amor por mil generaciones y perdona la iniquidad, la rebeldía y el pecado» (Éx. 34, 6b-7a).

A continuación, se nos presenta a Jesucristo como aquel que revela y encarna la misericordia del Padre: «Vemos la cercanía Dios, nuestro Padre celestial, hacia nosotros, a través de la Encarnación, a través de Hijo que se hace carne como nosotros, que vive entre nosotros» (Excmo. Mons. Arthur Roche).

La parte central del programa está dedicada al sacramento de la penitencia, medio del que Dios se sirve para administrar su misericordia con el perdón de los pecados. Se comentan las disposiciones previas a la confesión y se reflexiona sobre la necesidad y los efectos de la reconciliación con Dios: «La confesión hecha con fe pone las cosas en su sitio, porque el Señor está siempre dispuesto a perdonar. Es como el padre de la parábola del hijo pródigo, que nos espera con los brazos abiertos en el confesionario. Basta que haya, por nuestra parte, sinceridad y contrición de nuestro corazón»(Emmo. Card. Mauro Piacenza).

Por último, se hace una breve reflexión sobre el modo en que los sacerdotes deben dedicarse a este ministerio y sobre las indulgencias que la Iglesia concede a los penitentes.

El programa incluye entrevistas a:

– Emmo. Card. Mauro Piacenza, Penitenciario Mayor de la Penitenciaría Apostólica;
– Excmo. Mons. Arthur Roche, Secretario de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos;
– Excmo. Mons. Krzysztof Nykiel, Regente de la Penitenciaría Apostólica;
– Rev. P. Jan Dacok, S.I., Teólogo de la Penitenciaría Apostólica;
– Rev. P. Pedro Fernández, O.P., Penitenciario de la Basílica Papal de Santa María la Mayor;
– Rev. P. Ciro Stanzione, O.F.M., Penitenciario de la Basílica Papal de San Juan de Letrán;
– Rev. P. Kevin Hanley, O.F.M., Penitenciario de la Basílica Papal de San Pedro del Vaticano;
– Rev. P. Roberto Dotta, O.S.B., Penitenciario de la Basílica Papal de San Pablo Extramuros.

Se puede ver un tráiler en estos enlaces:
Español: https://www.youtube.com/watch?v=lhU0nVQfMYU
Inglés: https://www.youtube.com/watch?v=kA1yaue44E8
Italiano: https://www.youtube.com/watch?v=BqbdFJ20OeM
También se puede ver la versión completa en estos enlaces:
Español: https://www.youtube.com/watch?v=1ijzACCQl_Y
Inglés: https://www.youtube.com/watch?v=yxFH0GegR5w
Italiano: https://www.youtube.com/watch?v=PPnQFOBmAbw
El programa puede adquirirse en un DVD que incluye los tres idiomas a través de la web de la Fundación EUK Mamie: http://www.eukmamie.org/es/catalogo/dvd/especiales/2265-misericordia
También se puede descargar gratuitamente, con la posibilidad de aportar un donativo que ayude a continuar con las producciones de HM Televisión en el mismo enlace.
«Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta de su conducta y que tenga vida en abundancia» (cfr. Ez. 18, 23).

 

San Pedro Pascual – 6 de diciembre

«Mercedario valenciano, descendiente de acaudalados, fieles y generosos mozárabes entregados al rescate de cautivos; siguió sus pasos. Fue un gran predicador y pacificador. Murió mártir en Granada en defensa de la fe»

Aunque aspectos de su vida han sido objeto de disparidades, está constatado que nació en Valencia, España, entre 1227 y 1230. Era una época en la que el país se hallaba bajo el influjo musulmán, y quienes abrazaban la fe cristiana sabían que su vida pendía siempre de un hilo. Miles de cristianos derramaron su sangre por Cristo. La familia de Pedro, unos mozárabes de clase pudiente y fieles a la Iglesia, tuvieron el honor de contar entre sus componentes a seis mártires, el último de los cuales sería él mismo. El compromiso eclesial de sus progenitores estaba bien anclado. Le habían llamado Pedro considerando que su nacimiento se debía a la mediación de Pedro Nolasco, al que se encomendaron viendo que no venían los hijos; tan grande era el reconocimiento que dispensaban al santo. Nolasco y otros mercedarios mantenían una entrañable relación con la familia Pascual y disfrutaban de su hospitalidad.

Dando prueba fehaciente de su fortaleza, los progenitores de Pedro pasaban por alto el riesgo que corrían sus vidas y rescataban a cristianos esclavos, como hacían los mercedarios. Precisamente uno de ellos, que después se afilió a la Orden mercedaria, era un sacerdote versado en teología, doctor por la universidad de París, al que encomendaron la educación de su hijo; lo que sentían por él era una comprensible mezcla de afecto y confianza. En esa época Pedro Pascual ya había vivido la experiencia del envite que sufrió su propio hogar a manos de los musulmanes. Se dedicaba a socorrer a cautivos enfermos, pidiendo limosna para ellos junto a otros jóvenes como él. A sus 19 años fue designado canónigo de la catedral de Valencia por Jaime I el Conquistador; los había presentado san Pedro Nolasco.

Después de consumarse la reconquista de su ciudad natal y siguiendo los pasos de su preceptor, Pedro Pascual se trasladó a París, como era deseo del monarca, para formarse junto al doctor Aymillo. Por indicación del prelado de la capital gala, que se admiró de sus muchas virtudes, predicó en toda la diócesis. Entre sus compañeros de estudios se hallaban santo Tomás de Aquino y san Buenaventura. Esta etapa de su vida en la ciudad del Sena fue teñida por el dolor de la pérdida de sus padres. Antes de regresar a Valencia, siendo ya doctor, Pedro había determinado abrazarse a la pobreza. Con esa intención había dado poderes al fundador Nolasco para que entregase sus cuantiosos bienes a los cautivos, los huérfanos y los encarcelados. Al sentirse afín al carisma mercedario, se integró en la Orden y profesó el año 1250 en el convento de Valencia, mostrando su fervor y espíritu penitencial. Fue ordenado sacerdote y ejerció como profesor en Barcelona; estuvo al frente de la cátedra de filosofía. Después se estableció en Zaragoza, ya que el rey Jaime I le encomendó la formación de su hijo, el infante Don Sancho de Aragón. Tanto ésta región como Cataluña supieron de su celo apostólico.

Cuando Don Sancho se hizo mercedario, la labor apostólica de Pedro se centró en lo propio del carisma de la fundación a la que pertenecía: el rescate de cautivos y la predicación. En 1262 Urbano IV lo designó obispo de Granada a petición de Don Sancho, que era ya arzobispo de Toledo. Humildemente aceptó la misión, contrariándose a sí mismo, ya que no deseaba dignidad alguna, y allí fundó el convento de Santa Catalina. Fruto de su celo apostólico vieron la luz nuevos conventos en Baeza, Jaén y Jerez de la Frontera. En 1275, tras los conflictos que se desataron en Granada, emprendió una peregrinación por distintos lugares de la geografía española, Francia y Portugal. Volvió a Granada y desde allí efectuó un viaje a Roma siendo pontífice Nicolás IV que se admiró, como todos los que iban conociendo a Pedro, de su ciencia y virtud. Tanto es así que lo designó legado suyo para Francia y España con la indicación de que predicase la cruzada.

Se hallaba en Francia en 1294 cumpliendo con este cometido cuando fue elegido prelado de Jaén, se cree que a propuesta del rey Don Jaime II de Aragón. Bonifacio VIII confirmó el nombramiento en 1296. Fue consagrado en la capilla de San Bartolomé por el cardenal Mateo de Acquasparta el 20 de febrero de ese año. Devoto de María, en 1295 ya había defendido la Concepción Inmaculada en su escrito Vida de Lázaro; fue un pionero al respecto.

En 1297 viajó a Granada y allí fue hecho prisionero por los musulmanes. Sin duda le precedía su vigorosa defensa de los cautivos a los que rescataba, y la instrucción y bautismo que impartía a los cristianos, así como su encendida predicación junto a sus dotes de pacificador. Además, su amigo el rey Jaime I, en 1294 no había tenido reparos en establecer un tratado de amistad con el rey nazarí Muhammad I Al-Ahmar (el Rojo), que en ese momento regía la ciudad de la Alhambra. Pero en 1297 el nuevo emir Muhammad II Al-Faqih, hijo del anterior, había roto el pacto dejando clausurado dramáticamente el periodo de paz del que transitoriamente gozaron los cristianos. Tras su captura, Pedro fue recluido en la torre granadina del Carmen de los Mártires.

Al saber la noticia, los fieles destinaron limosnas para rescatarlo, pero Pedro no las aceptó sino que con ellas liberó a otros esclavos necesitados. En prisión escribió varios tratados sobre la vida espiritual y diversas obras defendiendo la fe, en las que refutaba tesis de judíos y de musulmanes. Sus trabajos suscitaron la ira de sus captores, y le condenaron a muerte por decapitación. Padeció un momento de terror que solapó instantáneamente su gozo por el martirio. Cristo le consoló: «Pedro, no te asustes porque la naturaleza haga su oficio. Yo mismo estuve triste hasta la muerte la noche antes de mi Pasión, y por tu amor padecí aquella amarga agonía». Lleno de fortaleza se enfrentó a este martirio el 6 de diciembre de 1300. Clemente X confirmó su culto el 14 de agosto de 1670.

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ZENIT Staff

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