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Martes 30 de diciembre de 2015

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La medalla del Jubileo de la Misericordia: con el padre que recibe al hijo pródigo

El padre tiene una mano masculina y otra femenina, porque que el perdón es del Padre, pero pasa a través del ministerio de la Iglesia

La medalla oficial del Jubileo Extraordinario de la Misericordia 2015-2016 ha sido presentada este martes en el Vaticano.

La medalla –de acuerdo al modelo indicado por la Sala de Prensa de la Santa Sede– tiene el escudo del papa Francisco coronado con la frase: Iubilaeum Extraordinarium Misericordiae 2015, y debajo el nombre de la artista que la ideó.

En la cara posterior figura un particular del cuadro de Rembrandt sobre “El regreso del hijo pródigo”, conservado en el Museo del Hermitage, en San Petroburgo y que se inspira en la parábola evangélica del padre misericordioso.

Un particular curioso es que las manos del Padre, a diferencia del cuadro de Rembrandt, son una masculina y otra femenina, para significar que el perdón es del Padre, pero pasa a través del ministerio de la Iglesia. Le rodea la frase gravada: 'In aeternum misericordia eius', tomada del salmo 135.

Desde el 4 de enero próximo estará disponible en la Ciudad del Vaticano, en la sede de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (Apsa), así como en la Librería Editora Vaticana.

La medalla ha sido comisionada por el Vaticano a la 'Zecca dello Stato Italiano' para que acuñe cien ejemplares de oro, 3 mil de plata, y otras 3 mil de bronce. Se suman doscientos trípticos que contienen a la medalla.

Ha sido ideada por la artista Mariangela Crisciotti, nacida en Roma en 1982, de la famosa Scuola dell'Arte della Medaglia. Ella ha ganado varios premios, y realizado modelos para diversas medallas, entre ellas para Benedicto XVI y para el Papa Francisco.  

 

CELAM unifica tres centros proponiendo una Iglesia en salida

Diálogo con los directivos del Centro Bíblico Teológico Pastoral para América Latina y el Caribe, del CELAM

La Conferencia episcopal latinoamericana (CELAM) ha unificado sus tres entes pastorales y de estudio para América Latina: el teológico, el bíblico, y el observatorio pastoral en un mismo ente, el Centro Bíblico Teológico Pastoral para América Latina y el Caribe, que lleva la sigla CEBITEPAL.

El cardenal Rubén Salazar indicó que “la consolidación del CEBITEPAL, a la luz del Plan Global” es uno de sus objetivos prioritarios como presidente del CELAM para el cuatrienio 2015-2019.

El secretario general del CELAM y rector del CEBITEPAL, monseñor Juan Espinoza, ha explicado por su parte que el nuevo organismo quiere ser un espacio donde los mejores profesores de América Latina y el Caribe tengan un lugar para encontrarse, para investigar y para ofrecer su ciencia. Pero también donde puedan enriquecerse muchos alumnos, agentes de pastoral laicos, religiosos, religiosas, sacerdotes y obispos del continente.

EL vicerector pastoral, el padre Moisés Pérez, subraya además que el CEBITEPAL “es la concreción del CELAM, que siempre ha tenido una vocación formativa”; mientras que el director de la Escuela Bíblica, el sacerdote eduista Guillermo Acero, indica que la comunión profunda entre las tres escuelas, creará sinergias.

Sobre la unificación de los tres entes, la Dra. Susana Nuin, directora de la Escuela Social acentúa que en el nuevo ente la trayectoria“ del ITEPAL, con más de 40 años, y del CEBIPAL y del OBSEPAL, con más de una década» buscan «mantener e incrementar esta rica experiencia formativa, reflexiva e investigativa, agregando el plus de la interdisciplinariedad y de la interculturalidad que, por las características del Centro, se encuentran referidos a la dimensión latinoamericana”.

El director de la Escuela Teológica, el Dr. Patricio Merino Beas, concluye las entrevistas indicanado que el CEBITEPAL con sus tres escuelas, aspira llevar a cabo su misión en espíritu de comunión y participación, mediante la docencia, la investigación y diversos servicios, con los rasgos propios de la teología y la metodología latinoamericana.

Ver las entrevistas en http://www.zenit.org/es/articles/celam-unifica-tres-centros-proponiendo-una-iglesia-en-salida

 

El Santuario de Fátima prepara el noveno curso sobre el Mensaje y las apariciones

Será dirigido por la postuladora de la causa de dos de los videntes, Ángela de Fátima Coelho

El Santuario de Fátima promueve la novena edición del Curso sobre el Mensaje de Fátima que, como en ediciones anteriores será guiado por Sor Ángela de Fátima Coelho, y tendrá lugar del 8 al 10 enero próximo en la Casa Retiro de Nuestra Señora del Monte Carmelo.

La religiosa que se ocupa del curso, postuladora de la causa de canonización de Francisco y Jacinta Marto y vice-postuladora de la causa de beatificación de Lucía de Jesús, indicó que «hay mucha gente interesada en Fátima que aún no ha tenido la oportunidad de conocer de forma integral y coordinada el mensaje que en Cova da Iria, Dios ha traído a la humanidad de nuestro tiempo, a través de la Virgen».

Este es el punto de partida para el enfoque propuesto en el curso, destinado a los devotos y peregrinos de Fátima, a los agentes pastorales de diversos campos, a los empleados del Santuario o del movimiento mariano, y para todos los cristianos interesados ​​que desean aprender más acerca de la espiritualidad de Fátima.

El contenido del curso recorre la historia del evento de Fátima y su contexto, abordará sistemáticamente los grandes temas teológicos del mensaje de Fátima, y ​​dibujará un perfil biográfico y espiritual de los tres pastorcitos videntes.

El tono de la formación desea acercar a los participantes a reflexionar sobre la riqueza del evento y del mensaje de Fátima y sus implicaciones para la vida cristiana.

La inscripción para el curso es gratis, pero limitado a 75 plazas, llenado por orden de inscripción. Se pueden hacer con el Servicio ejecutivo del centenario del Santuario, por correo electrónico, o por teléfono.

 

Encuentran una salida a la crisis de los migrantes cubanos

En una cumbre técnica en Guatemala deciden que en enero serán transladados gradualmente a México

Los gobiernos de Centroamérica y México reunidos este lunes en Guatemala en una Cumbre técnica del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), acordaron realizar una prueba en enero para trasladar a territorio mexicano a los seis mil cubanos bloqueados en Costa Rica.

Al acuerdo alcanzado por Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Panamá no se sumó Nicaragua que no envió a la cumbre técnica a ningún representante del Gobierno.

El santo padre Francisco pidió este domingo después de la oración del ángelus que se realicen “los esfuerzos necesarios para encontrar una solución oportuna” a la crisis migratoria cubana, que describió como un “drama humanitario”.

La Cumbre que se realizó en la sede de la cancillería de Guatemala decidió “realizar un primer ejercicio piloto de traslado humanitario en la primera semana de enero, para lo cual se ha conformado un grupo de trabajo que tendrá la responsabilidad de realizar las coordinaciones necesarias para este primer traslado», indicó la cancillería de Guatemalteca.

Por su parte la secretaría de Relaciones Exteriores de México informó que “recibe con satisfacción los avances para solucionar la situ
ación de los migrantes cubanos. Estos esfuerzos reiteran la validez del principio bajo el cual México promovió la reunión del 22 de diciembre: el fenómeno migratorio es un tema cercano a la región latinoamericana y caribeña que demanda una solución colectiva de los países de origen, tránsito y destino, que promueva el pleno respeto de los derechos humanos y reconozca su aportación al desarrollo en todos nuestros países”.

México indicó también que espera “más allá de la coyuntura actual», el acercamiento de la región, que gracias a las reuniónes anteriores ha abierto «espacios de cooperación para que en el largo plazo, se puedan esbozar medidas para hacer frente al tema migratorio, incluidas sus causas estructurales y el incremento de los flujos entre nuestros países”.

La cancillería de Guatemala señaló además, que los países participantes “reafirmaron su compromiso de luchar en contra de las redes de tráfico de personas, asegurando que se aplicará sin demora, la ley que penalice severamente esta actividad ilícita y que lamentablemente obliga a los países de la región, a retornar a su país de origen a toda persona que ingrese a su territorio de manera no autorizada”.

“Esto con el objeto –prosigue la declaración– de prevenir la migración irregular y de combatir firmemente el delito del tráfico de personas, y principalmente de proteger la integridad de la población migrante y velar por el respeto a sus derechos fundamentales”.

“Al mismo tiempo –concluye el comunicado de Guatemala– reafirmaron que esta acción es para atender una situación coyuntural, que no se debe interpretar como un precedente en la región. Asimismo, se convocará a la Conferencia Regional de Migraciones (CRM) para que aborde este tema en su integralidad”.

 

Comentario a la liturgia dominical

Domingo segundo de Navidad – Ciclo C – Textos: Eclo. 24, 1-4.12-16; Ef 1, 3-6.15-18; Jn 1, 1-18

P. Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor y director espiritual en el seminario diocesano Maria Mater Ecclesiae de são Paulo (Brasil).

Idea principal: Nuestro Dios es un Dios Palabra que nos habla en Jesús.

Síntesis del mensaje: toda la liturgia de hoy está permeada de una palabra maravillosa: palabra. Palabra que descendió de los cielos cuando un profundo silencio y la noche envolvía todo (antífona de entrada). Palabra que puso su tienda aquí abajo y se encarnó en Cristo (1ª lectura y evangelio). Palabra que es Dios, es Vida, es Luz. Palabra que, acercándose a nosotros, nos elige para ser santos e inmaculados en su presencia (2ª lectura).

 

Puntos de la idea principal:

En primer lugarnuestro Dios es un Dios que nos habla. Los hombres y mujeres siempre han deseado que los dioses les dirigieran una palabra. El salmo hace notar que los ídolos de los paganos “tienen boca y no hablan, tienen ojos y no ven, tienen orejas y no oyen, tienen nariz y no huelen, tienen manos y no tocan, tienen pies y no andan, no tiene voz su garganta” (Sal 115, 5-7). En cambio, el profeta Baruc proclama la suerte de Israel que tiene un Dios que se comunica con sus fieles: “Felices somos, Israel, pues lo que agrada al Señor se nos ha revelado” (Bar 4, 4). Dios nos ha hablado por etapas. Primero, por medio de la naturaleza, en la obra maravillosa de la creación. Después, nos habló por medio de los profetas. Y finalmente, nos ha hablado por medio de su Hijo (cf. Heb 1, 1-4). Y nos habla porque quiere entrar en comunicación con nosotros, sus criaturas y sus hijos predilectos, y participarnos su amor y sus sueños. Dios no es un Dios mudo. Dios se ha hecho Palabra y pide unos oídos interiores para escucharla, un corazón para interiorizarla y rumiarla, como hizo María, y una voluntad para poner en práctica lo que esa Palabra me pide, me sugiere o me exige por mi bien.

En segundo lugarJesús es la Palabra eterna de Dios, que se ha hecho sonido para que le prestáramos atención y se ha hecho imagen para que lo viéramos entre nosotros. Jesús es la revelación de Dios Amor al hombre. Pero es también la revelación de Dios sobre el hombre mismo. Mirándole a Él aprenderemos qué somos y a qué dignidad estamos llamados: “A ser santos e irreprochables a sus ojos” (2ª lectura). Esta Palabra que es Jesús se nos ofrece, no se nos impone. Por eso algunos no lo recibieron, le cerraron las puertas de su casa cuando vino a este mundo. “No había mesón para Él”. Ignorar a la Palabra de Dios hecha carne no nos hace más inteligentes y libres, sino más ciegos y esclavos, más inhumanos. Y caeremos en lo que dijo el Papa Francisco en su viaje a Estados Unidos: en la cultura de la exclusión, del descarte, de la destrucción…y privaremos a nuestros hermanos de las tres T que el Papa mencionó: techo, trabajo, tierra. Esta Palabra encarnada “sigue golpeando nuestras puertas, nuestra vida. No lo hace mágicamente, no lo hace con artilugios, con carteles luminosos o fuegos artificiales. Jesús sigue golpeando nuestra puerta en el rostro humano, en el rostro del vecino, en el rostro del que está a nuestros lado” (Papa Francisco a los sin techo en la parroquia de san Patricio, Washington, 24 de septiembre 2015). Pero cuando escuchamos esta Palabra hay familias unidas en torno a esa Palabra, diálogo, inclusión, paz y reconciliación duradera, auténtica libertad, respeto del hermano –pobre, anciano, joven, niño- y del ambiente.

Finalmente, ¿qué tengo que hacer con esa Palabra? Esa Palabra que es Jesús, la tengo que interiorizar en mi corazón, dejarme plasmar por ella y comunicarla en mi medio ambiente. Primero, interiorizarla en la meditación diaria y contemplación de esa Palabra que es viva y eficaz; hasta que yo sea eco de esa Palabra. Segundo, dejarme plasmar por ella para que ella guíe mis pasos, ilumine mis pensamientos y enardezca y purifique mis afectos. Y finalmente, comunicarla por doquier con valentía y entusiasmo, pues todos tienen que escuchar esa Palabra que es Vida, y acabe con todos los fautores de muerte; Palabra que es Luz, e ilumine a quienes andan en tinieblas; Palabra que se encarnó para decirnos cómo comportarnos como hombres en nuestras relaciones con los demás. Los que reciban esta Palabra serán llamados hijos de Dios y se comportarán como hijos de Dios, santos e inmaculados en su Presencia. Todos necesitamos la luz de esa Palabra para no errar en el camino y responder con la verdad a todas esa ideologías que hoy pululan contrarias a la Ley de Dios y a la Ley Natural. Todos necesitamos el aliento de esa Palabra para no decaer el ánimo. Todos necesitamos el fuego de esa Palabra que queme nuestras impurezas y deshaga nuestros hielos de soberbia.

Para reflexionar: ¿Diariamente me encuentro con Dios y su Palabra, meditando la Sagrada Escritura? ¿Qué me dice a mí esa Palabra de Dios? ¿Por qué todavía esa Palabra no ha calado profundamente en mi ser, hasta el punto de encarnarse en mis pensamientos, afectos y voluntad? Y si me he encontrado con Dios Palabra, ¿trato de llevar esa Palabra a mi hogar, a mi trabajo, a mi facultad, a mi parroquia, a mis amistades? ¿Doy testimonio del poder eficaz de la Palabra en mi propia vida?
 

Para rezar:
Quiero, Señor, hacer de tu Palabra un camino para mi vida.
Quiero encontrarte en ella, Señor, Dios mío.
Quiero ser discípulo tuyo y ponerme a tu escucha cada día.
Abre mis ojos y mis oídos, Señor, a tu Palabra.
Fortaléceme con la fuerza de tu Palabra;
conviérteme con la Luz de tu Palabra;
límpiame con la pureza que Tu Palabra trae a mi interior;
condúceme con la sabiduría de Tu Palabra;
enséñame con la Verdad de Tu Palabr
a;
consuélame con la alegría de Tu Palabra;
vivifícame con la Vida Nueva de Tu Palabra;
sostenme con la firmeza de Roca de Tu Palabra.

Cualquier sugerencia o duda pueden comunicarse con el padre Antonio a este email: arivero@legionaries.org

 

Beata Eugenia Ravasco – 30 de diciembre

«Sin quedar irremediablemente atrapada por la dolorosa pérdida de sus padres y algunos hermanos, esta fundadora italiana fue desde el Corazón de Jesús y de María al de la juventud. Destinó su cuantiosa herencia a los necesitados»

Aunque en sus entrañas latía el hondo anhelo de partir a misiones, sueño que no pudo cumplir, siendo jovencísima pasó a formar parte del gran elenco de fundadores y fundadoras, y dedicó su quehacer a sembrar de esperanza el acontecer de los jóvenes, con singular atención a los más desamparados.

Nació el 4 de enero de 1845 en Milán, Italia, siendo la tercera de los seis hijos que verían la luz en la familia formada por el honorable banquero Francisco Mateo y su esposa Carolina Mozzoni Frosconi. No iba a tener otro afán en su vida que «vivir abandonada en Dios y en las manos de María Inmaculada» y «arder en el deseo del bien ajeno, especialmente de la juventud», ideario de su fundación y objetivo de su acontecer. En esa situación familiar privilegiada, económica y social, fue educada en la fe, aunque perdió a su madre cuando era una niña. Dos hermanos pequeños murieron también, y su padre, de origen genovés, regresó a su tierra con dos de sus hijos, el mayor y la benjamina. Mientras, Eugenia quedó bajo el amparo de una tía que la formó y cuidó como una madre hasta que en 1852, con hondo pesar por tener que separarse de ella, se fue a Génova junto a su padre y hermanos: Ambrosio y Elisa. Con ésta última, en particular, estuvo estrechamente unida.

En 1855 murió su progenitor, y otros tíos, Luís Ravasco, también banquero y comprometido con la fe, así como Elisa Parodi, madre de una numerosa prole de diez hijos, intentaron cubrir el doloroso vacío. Luís fue el tutor de sus sobrinos. Buscó una institutriz para las niñas, y aunque aquélla actuó con mano firme y severa en exceso, Eugenia se amoldó sin dificultad. Tomó la primera comunión en 1855, y desde ese momento experimentó una singular devoción por la Eucaristía, que fue uno de los rasgos de su vida espiritual, compartido con su amor a los Sagrados Corazones de Jesús y de María Inmaculada. Al fallecer su querido tío Luís, que tanto bien le reportó, una de sus tías fraguó para ella un ventajoso matrimonio con un marqués, pero no prosperó la idea porque la elección de su consagración al Sagrado Corazón de Jesús estaba grabada en lo más íntimo de su ser.

En mayo de 1863 penetró en el templo de Santa Sabina. Un misionero predicaba la palabra, y Eugenia halló la respuesta que estaba buscando para su vida: ensamblado su corazón al Corazón de Jesús, se consagraría a los demás. Dócil a la voluntad divina, a través de su director espiritual comenzó a dar los pasos oportunos con firmeza. No tuvo en cuenta el juicio negativo de familiares y las críticas desdeñosas de personas de alto estatus social, como había sido el suyo, y dio muestras de su gran caridad y generosidad poniendo al servicio de los necesitados el copioso patrimonio que había heredado: «Este dinero no es mío, sino del Señor, yo soy solamente la depositaria». Y así comenzó a prestar toda clase de ayuda a niñas, enfermos y pobres.

Siendo joven había tenido que afrontar las dificultades y dolorosos hechos que acaecieron en su familia, hacerse cargo de los bienes y luchar contra personas sin escrúpulos que intentaron esquilmarlos. Además, vio con enorme sufrimiento cómo se perdía irremediablemente su hermano mayor, preso de los desmanes. Todo ello acrisoló su gran fortaleza y revistió su madurez humana y espiritual. Por eso se comprende que el 6 de diciembre de 1868, contando solo con 23 años, fundase la Congregación de las Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María. Ésta nació con el objeto de inculcar a los jóvenes, especialmente a los desfavorecidos, los valores cristianos. A todos instó a seguir el camino de perfección. Atenta a los pobres, no descuidó tampoco a personas con recursos ganándoselas para Cristo, al tiempo que obtenía su ayuda económica para auxiliar a los que nada poseían. La estrecha colaboración con las parroquias dio grandes frutos apostólicos. Con todos compartió su acendrado amor a la Eucaristía así como a los Sagrados Corazones de Jesús y de María. Rogaba insistentemente: «Corazón de Jesús, concededme poder hacer este bien y ninguno otro, en todas partes».

Su sueño frustrado, porque así lo determinó la Providencia, fue ir a misiones. Pero estuvo al lado de los presos, los moribundos y los incrédulos. En 1878 creó la Escuela Normal femenina, criticada e incomprendida por sectores laicistas. Nada hizo mella en su fe y vivió, como siempre había hecho, totalmente desprendida de sí. Las numerosas acciones que impulsó tuvieron el signo de la alegría y de la fe. Aconsejaba a las jóvenes: «Estad alegres, divertíos, pero santamente…». Y a sus hijas: «Vuestro gozo atraiga otros corazones para alabar a Dios». Con este espíritu asumió, llena de paciencia y caridad, la incomprensión y soledad a la que fue sometida dentro de su comunidad. Muy enferma murió el 30 de diciembre de 1900. Fue beatificada por Juan Pablo II el 27 de abril de 2003.

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ZENIT Staff

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