¡Desde Gaza, Tierra Santa!

Escribe el párroco latino de Gaza padre Jorge Hernández IVE

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Por Nieves San Martín

ROMA, jueves, 22 noviembre 2012 (ZENIT.org).- Ayer, Benedicto XVI hizo un importante llamamiento a la paz y a la recuperación de la cordura en la Franja de Gaza. Aunque se ha logrado un alto al fuego, el acuerdo suscita desconfianza en las dos partes. El conflicto se ha saldado con unas cifras pavorosas. ¿Cuánto vale la vida de un palestino en comparación con la de un israelí? Por la historia, ya sabemos de otros casos en que la vida de un pueblo valía poco en comparación de la de otro.

Llega otra misiva desde el centro de la vorágine, el padre Jorge Hernández IVE, una congregación religiosa de origen argentino, que comparte el destino del pueblo palestino relata el inmenso dolor y la ingente tarea que aguarda a los constructores de la paz para sanar tanto odio.

“Con grandísima alegría, y no podía ser de otro modo, fue recibida la noticia del alto del fuego acordada en horas de la noche de ayer. La población salió a la calle. Inmediatamente se hicieron sentir los disparos de fiesta. Las visitas a los familiares, a los lugares destruidos, la vuelta a la propia casa, esté como esté, etc., son signos y expresión del deseo que reina en la gente de obtener paz”, relata el padre Hernández.

“Era indispensable un alto del fuego –reflexiona el párroco latino de Gaza–. La situación era terrible y al mismo tiempo horrorosamente ridícula. ¿Cómo se podrá justificar la masacre de vidas inocentes? Pensemos en la familia Al Dalu, toda una familia asesinada ‘por equivocación’. Los niños muertos, los heridos, las consecuencias psicológicas que todo esto ha causado. Verdaderamente no quisiéramos estar en lugar de aquellos que deberán cargar en la conciencia, la responsabilidad de tantos crímenes”.

“Y me pregunto –añade–: ¿Quién se hará responsable de todo esto? Esta guerra ha engendrado un odio y un grado de violencia que es realmente difícil de definir. A quien ha perdido un ser querido en estos días (papá, mamá o un hijo), le tomará mucho tiempo resignarse y reponerse, y esto, en el mejor de los casos. Puesto que no sería de extrañar que desde ya decreten y decidan tomar venganza contra los causantes de todo esto. Es aquí donde se evidencia más el axioma: ‘la violencia engendra violencia’. Y esto es cosa de no acabar”.

El difícil perdón

“Lo sabemos, la única solución es ‘el perdón’ –subraya–. Hablar de perdón en estas circunstancias podría sonar extraño, pero el perdón cristiano, supuesta la justicia, es realmente la única solución real a este conflicto, en orden a la consecución de una paz auténtica y estable. Nunca se podrá hablar de paz si no se restaura antes la justicia y tampoco habrá paz verdadera, seria e interior, si no se sanan antes las profundas heridas de los odios, rencores y deseos de venganza”.

“Inmediatamente establecido el ‘alto el fuego’, comenzaron las comunicaciones telefónicas con nuestros parroquianos. Es realmente edificante la actitud de esta gente: su fortaleza y resignación. Todos a una recitaban el alhamdu lilla!” (¡alabado sea Dios!), que significa también ‘¡gracias a Dios!’, y que implica una resignación total a los designios de la divina Voluntad. Es un canto de alabanza. Y ese canto de alabanza, fue la primera cosa oída después de una semana de terribles bombardeos. Realmente es edificante”.

“La misma gente me decía que esta guerra la pasaron peor que la guerra de 2009, en cuanto que allí hubo un bombardeo inicial y luego bombardeos esporádicos acompañados de disparos de armas pequeñas. En tanto que en estos días el ruido ininterrumpido de los aviones no tripulados, de los F 16, de los tanques, de los helicópteros Apache, el estremecedor ruido de los distintos tipos de misiles lanzados, y puesta en escena de nueva tecnología bélica, hizo que vivieran una situación que ‘nunca la habíamos vivido así’, como ellos mismos afirmaban. La presión fue mucho mayor y esto es realmente devastador”.

Sembrar esperanza en una “cárcel a cielo abierto”

“Queda ahora la reconstrucción. Hay que retomar la vida ‘normal’. Allí nos encontraremos con las otras consecuencias que todo esto ocasionará. Piensen, por ejemplo, lo que será la vuelta a la escuela: ¿Qué niño tendrá la serenidad necesaria para ponerse a estudiar, después de una semana así?… No será nada fácil”.

“El ‘alto el fuego’ era un paso obligatorio. No quiere decir que se haya resuelto el conflicto, pero al menos permitirá a este pueblo retomar sus vidas en esta ‘cárcel a cielo abierto’, que es Gaza bloqueada”.

“Esperemos que esta paz sea realmente estable y duradera. Esperemos que verdaderamente haya voluntad de querer solucionar este conflicto que ha cobrado ya tantas vidas”.

“Es un deber agradecer las oraciones y el apoyo de tantas y tantas personas de todo el mundo que nos han acompañadoy manifestado su cercanía en estos momentos difíciles, en particular nuestro patriarca Foad Twal, quien personalmente se preocupara por los cristianos en Gaza. De todo corazón deseamos que Dios les retribuya, a cada uno y con creces, todo lo que hacen por nosotros”.“Un agradecimiento y reconocimiento especial merecen las religiosas que están en Gaza: Las Hermanas del Rosario de Jerusalén, las Misioneras de la Caridad y las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará. Sus rezos, oraciones y su mismo testimonio son una bendición para nuestra parroquia y Dios sabrá recompensarles tanta generosidad”.

“En estos días les pedíamos oraciones por la paz, y nuestro Señor Jesucristo, Príncipe de la Paz, nos la ha concedido. Y nos la ha concedido el día en que festejábamos la memoria de la Virgen Santísima, su Madre [el 21 de noviembre se conmemora la Presentación de la Virgen en el Templo, la popularmente conocida como Niña María]. Ya vemos cómo Dios derrama sus gracias a través de la siempre Virgen María, nuestra Señora… Cosas de la Divina Providencia, cosas de la Fe. Que su santo manto pues, bendiga y proteja Gaza”, concluye el padre Jorge.

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ZENIT Staff

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