CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 17 octubre 2005 (ZENIT.org).- El Sínodo de los obispos vivió este lunes un día de reflexión y adoración de la Eucaristía, preparándose así para tomar las decisiones para las cuales fue convocado por Juan Pablo II y después por Benedicto XVI.
En la mañana no se celebró la congregación general para permitir que el relator general, el cardenal Angelo Scola, patriarca de Venecia, junto con el secretario especial, monseñor Roland Minnerath, arzobispo de Dijón (Francia) y los relatores de los grupos de trabajo por idiomas, terminaran de redactar las «proposiciones» que presentará el Sínodo al Papa.
Este martes se presentará en el Aula del Sínodo la «Lista unificada de las proposiciones». Esta lista será analizada después entre el martes y el miércoles por grupos de trabajo para ser sometida a posibles enmiendas.
La versión final de las «proposiciones» será presentada el viernes. El sábado será votada por cada uno de los padres sinodales, quienes deberán pronunciarse con un «placet» o «non placet».
Las proposiciones votadas por la asamblea se convertirán en la base para que el Papa pueda redactar la exhortación apostólica postsinodal, documento en el que se deberían recoger las conclusiones del Sínodo, cuya redacción suele requerir al menos un año.
Dado que este Sínodo tiene por tema «La Eucaristía, fuente y cumbre de la vida y de la misión de la Iglesia», Benedicto XVI aceptó la propuesta de sus participantes de unirse en la tarde de este lunes en una hora eucarística en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
La adoración tuvo lugar alternando momentos de oración y de canto, de proclamación y escucha de Palabra de Dios, de confesión de la fe y de acción de gracias, con momentos de silencio para favorecer la contemplación y la alabanza.
El acto fue presidido por el cardenal Francis Arinze, presidente delegado de esta asamblea general del Sínodo y prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
El canto de adoración, «Adoro te devote», fue alternado con frases del Evangelio en varios idiomas. En árabe, el texto fue leído por el patriarca caldeo de Bagdad, Su Beatitud Emmanuel III Delly, y en indi por el cardenal Telesphore Placidus Toppo, arzobispo de Ranchi (la India).
Benedicto XVI no tomó la palabra, sino que participó en el acto de adoración y meditación junto al resto de la asamblea.
