CIUDAD DEL VATICANO, 1 enero 2003 (ZENIT.org).- «No hay alternativa a la paz» es el título del editorial que domina todas las columnas de la primera página de «L’Osservatore Romano» en su primera edición cotidiana en italiano del primer día del año.
«Una perversa mentalidad de guerra, de terrorismo, de abuso, de sangre impone una amenazadora sombra de tristeza sobre la aurora del nuevo año», comienza diciendo el artículo, firmado por el director del diario oficioso de la Santa Sede, Mario Agnes.
La gente «se va acostumbrando a la idea de una guerra inevitable, a la inevitabilidad de esta o de aquella guerrilla. Y parece que se ha convertido en un dato normal el desierto de muerte que día tras día está transformando la Tierra en la que nació el Niño, Príncipe de la paz».
Parece que ya no se reacciona, añade, «ante la arrogancia homicida de cuantos consideran como su derecho jugar con el destino de los pueblos, violando su dignidad y derechos sacrosantos».
«Y, sin embargo, desde el corazón de la humanidad se eleva dolorosa y vigorosa una invocación de paz», constata el director del diario. «Es la invocación de los humildes que la soberbia de los así llamados potentes trata de sofocar».
«Es una firme convicción: no hay alternativa a la paz –concluye–. Una convicción apoyada por la fe y la esperanza, especialmente en este Año del Rosario convocado por Juan Pablo II «para invocar de Dios el don de la paz»».
