Dicasterio vaticano prepara un «estudio», no un «documento», sobre preservativo y sida

Aclara el cardenal Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud

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CIUDAD DEL VATICANO, martes, 25 abril 2006 (ZENIT.org).- La Santa Sede está preparando un «estudio» para diálogo interno, no un «documento» sobre preservativo y sida, confirma a Zenit el cardenal Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud.

El purpurado, aclarando informaciones publicadas en días pasados, explica que este «estudio profundo», encomendado por Benedicto XVI, tiene en cuenta «tanto los aspectos científicos y técnicos ligados al preservativo, como las implicaciones morales en toda su amplitud».

El Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud –subraya– no tiene «competencia para presentar un documento a la Iglesia. Quien tiene competencia es el Santo Padre o aquél a quien el Santo Padre se lo confíe».

«En último término este dicasterio vaticano no es un dicasterio doctrinal; este dicasterio no produce documentos. Ahí está el error de algunas informaciones. Somos un dicasterio pastoral para llevar a cabo la presencia de la Iglesia con los enfermos, en especial, los que padecen el virus del sida».

«Dentro de esta competencia tenemos nuestros consultores médicos, técnicos, teólogos, y con ellos estamos realizando este estudio», indica a Zenit.

«Estamos en la primera etapa –revela–. Este estudio está promoviendo un diálogo a nivel únicamente de la Santa Sede y no se ha terminado todavía. Una vez que concluya, ¿vendrá un documento? Puede ser que sí, puede ser que no. Emitir un documento no es propio de este dicasterio. Que se emita por otro dicasterio o que no se emita, depende del Santo Padre».

La cuestión que afronta en particular el estudio es el caso de parejas, unidas en matrimonio sacramental, en las que uno de los cónyuges padece sida.

La discusión sobre si en estos casos sería lícito recurrir al preservativo para salvar una vida surgió con la idea de la creación de la Fundación «El Buen Samaritano» –constituida el 12 de septiembre de 2004, con sede en el Estado de la Ciudad del Vaticano–, cuya finalidad es sostener económicamente a los enfermos más necesitados, en particular a los enfermos de sida.

«Surgió en ese proceso la discusión sobre la acción de los preservativos en casos de matrimonios con sida. Esta discusión tuvo lugar en los últimos meses de la vida de Juan Pablo II, pero Juan Pablo II fue muy, muy consciente de estos problemas. Lo sé por experiencia personal, porque tuve acceso con él a este respecto», sigue revelando.

«Cuando el Santo Padre Benedicto XVI me hizo el favor de concederme una audiencia me dijo que sería conveniente dialogar sobre este tema» entre las personas competentes de la Santa Sede.

En este campo, reconoce, «las categorías de conservador y progresista son absolutamente incompetentes. Se trata de examinar científica y moralmente cómo están las cosas».

El estudio responde, en primer lugar, a la pregunta: ¿qué garantía existe para prevenir el contagio del sida mediante un preservativo?

En segundo lugar, se interroga: ¿Es moralmente lícito adoptar un preservativo «técnico»?

Para responder a estas dos preguntas, explica el cardenal, «hay dos grandes principios, que son el Sexto Mandamiento, que dice «no cometerás actos impuros», y el Quinto, que hay que tenerlo siempre en cuenta: «no matarás»».

«Hay que tener en cuenta ambos mandamientos. Pero estos son principios muy generales –reconoce–. El estudio se hace contemplando diversas opiniones de expertos sobre la aplicación de ambos principios al caso concreto del preservativo en esas circunstancias específicas».

«Los teólogos ofrecen sus opiniones. Nosotros, como Consejo, no podemos decir «adopto esta opinión». En el diálogo aportamos las opiniones que existen, que por otro lado son conocidas».

«El Santo Padre verá los resultados de este diálogo y con la asistencia que tiene del Espíritu Santo tiene que decirnos, si lo desea, por dónde hay que ir. Puede también pensar que no es el momento adecuado para pronunciarse», indica.

«Repito: lo que yo pienso y mi cometido es simplemente ser un eco de lo que el Papa diga. Yo no tengo una opinión personal como jefe de este dicasterio. Mi opinión oficial es reproducir exactamente al pie de la letra lo que el Papa diga», concluye.

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ZENIT Staff

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