ROMA, 12 marzo 2003 (ZENIT.org).- «Perfúmate la cabeza y lávate la cara». Este es el sugestivo título del mensaje que el Maestro de la Orden de los Predicadores (dominicos), Carlos Alfonso Azpiroz Costa (Buenos Aires, 1956), ha hecho llegar a la orden con motivo de la Cuaresma.
El maestro insiste en el significado espiritual de estos cuarenta días y para ello, recurre a estas palabras recogidas en el Evangelio según Mateo (6, 17), que según él, contienen «un verdadero programa que Jesús nos ha dejado para vivir intensamente este tiempo fuerte».
Fray Carlos A. Azpiroz explica que «el sentido más profundo de las prácticas cristianas es éste: un regalo. Jesús nos sugiere al oído estas cosas: la limosna en secreto, la oración en el cuarto, perfumarse y lavarse la cara».
Los preparativos de una fiesta son ya parte de ésta, insiste el maestro de los dominicos, que termina su breve mensaje cuaresmal diciendo que «Dios no quiere de nosotros complicados ejercicios físicos o de la voluntad. Él nos ama como hijos y le place vernos con la cara lavada, perfumados y con un vestido nuevo».
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