Director de cine azerí: «El Papa nos ayuda a reconciliarnos con Armenia»

Habla Eldar Guliev, uno de los cineastas más apreciados del país

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BAKÚ, 23 mayo 2002 (ZENIT.orgAvvenire).- Es el director de cine más famoso y más apreciado en Azerbaiyán. Eldar Guliev, 64 años, con muchos filmes de carácter histórico y social, estaba en primera fila este miércoles en el encuentro del Papa con los representantes de la cultura y el arte.

«Siempre deseé encontrarme con Juan Pablo II –confiesa–. Ha sido y sigue siendo un gran artista. Ha nacido y vivido en un país comunista, por tanto entiende bien los problemas de Azerbaiyán. ¡Por algo se ha dirigido a nosotros hablando en ruso!».

A Guliev le encantaría que Juan Pablo II hubiera podido pasearse por Bakú, «una ciudad que ya al escritor ruso Máximo Gorki (1858-1936) le gustaba comparar con Nápoles. Un lugar maravilloso que ha tenido siempre un carácter internacional, todavía antes de que se descubriera el petróleo. Por aquí pasaba la Ruta de la Seda, era un punto de encuentro entre Este y Oeste».

¿Y hoy? «Durante 25 horas, hemos vuelto a ser lo que éramos –exulta Guliev–. Gracias al pontífice».

En su opinión, el Papa puede hacer resurgir la auténtica alma azerí, «lejana a todo radicalismo religioso y político, inmune al nacionalismo, abierta a todos».

Guliev toca un punto sensible. Si es verdad que desde el punto de vista religioso la mayoría musulmana chiíta convive pacíficamente con la minoría ortodoxa y la pequeña comunidad católica, desde el punto de vista político es cada vez más aguda la tensión con la vecina Armenia por la cuestión del Nagorno-Karabaj.

«Aquella maldita guerra (20.000 muertos y un millón de refugiados) es el fruto envenenado de la desaparición de la Unión Soviética –dice convencido Guliev–. Ha sido el primer conflicto inter-étnico que ha abierto el camino a las guerras en Yugoslavia».

Con la diferencia de que en los Balcanes las heridas se están curando lentamente mientras que entre Armenia y Azerbaiyán permanece un estado de guerra fría, a pesar de la tregua firmada en 1994. «Y Moscú sigue soplando sobre el fuego», se indigna el cineasta.

Pero ¿qué puede hacer Juan Pablo II? «Es un hombre de paz, no sólo con la palabra sino con el ejemplo. En los años sesenta, Karol Wojtyla estuvo entre los protagonistas de la reconciliación entre su país y Alemania, dos naciones vecinas atravesadas por un odio profundo. Un modelo para nosotros».

Guliev ha participado en varios encuentros con representantes armenios. Una opción difícil, un entendimiento todavía lejano. Pero ha demostrado que se puede iniciar un diálogo. Su último filme, titulado «El mundo es hermoso», habla de un grupo de locos que escapan del manicomio pero luego prefieren volver porque fuera todo va al revés.

«Pero yo sigo siendo optimista bromea Guliev. Las cosas no pueden ir peor», concluye.

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ZENIT Staff

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