Discurso del Papa al nuevo embajador de Zambia

Al aceptar sus cartas credenciales

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CIUDAD DEL VATICANO, domingo 19 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI dirigió el pasado jueves al nuevo embajador de Zambia ante la Santa Sede, Royson Mabuku Mukwena, al presentar éste sus Cartas Credenciales.

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Excelencia,

Me complace darle la bienvenida al Vaticano y aceptar las cartas credenciales que le acreditan como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República de Zambia ante la Santa Sede. Le agradezco los saludos que me ha traído del presidente Rupiah Bwezani Banda, y con mucho gusto correspondo con mis propios buenos deseos y la seguridad de mis oraciones por Su Excelencia y por todo el querido pueblo de Zambia.

La Santa Sede valora las relaciones diplomáticas con su país como un importante instrumento para lograr la cooperación mutua por el bien espiritual, moral y material de todos los zambianos. En efecto, con la colaboración de hombres ymujeres de buena voluntad en toda África, la Iglesia trabaja por la promoción de un equilibrio moral, jurídico y social entre los miembros de la familia humana. A través de sus diversas obras sociales, de desarrollo y caritativas, fomenta la consecución equilibrada de los derechos y deberes de los individuos y de la sociedad en su conjunto. Se trata de llamar la atención sobre la necesidad de justicia, solidaridad y armonía, siempre con una atención especial hacia los miembros más pobres y más débiles de la sociedad. La Iglesia está, por lo tanto, orgullosa del ejemplo de los hombres y mujeres cristianos que honran a su país y sus instituciones mediante su propia búsqueda desinteresada del bien común y enseñando a otros a hacer lo mismo, por encima de los intereses locales, regionales o étnicos.

Es un motivo de particular satisfacción que las leyes de Zambia sigan respetando y defendiendo la dignidad de toda vida humana desde la concepción. Poderosas influencias, muchas más allá de África, tratan de imponer limitaciones al derecho a la vida, viendolo como algo que restringe la libertad de los demás.Sin embargo, por su parte, la Iglesia afirma que el derecho a la vida del inocente es inviolable, y que debe tener prioridad sobre todos los demás supuestos. De este modo, dirige la atención hacia un principio moral objetivo, basado en la ley natural, cuyo contenido es accesible a la recta razón y no depende de decisiones políticas o del consenso social (cf. Discurso a los representantes de la sociedad británica, Londres,17 de septiembre 2010). Es muy de desear, señor embajador, que Zambia siga fomentando el debido respeto por los derechos de todo ser humano sin excepción, en armonía con el deber de proteger la vida desde la concepción hasta la muerte natural, como corresponde a un país verdaderamente cristiano.

En cuanto a la cuestión del desarrollo económico, actualmente parece haber indicios alentadores de mejora en su país, especialmente en el sector agrícola. Con el crecimiento económico, los fondos han estado disponibles para proyectos de desarrollo importante, sobre todo en la extensión de condiciones sanitarias adecuadas. La nación ha hecho progresos significativos en este ámbito, tal como se refleja en la reducción de las tasas de mortalidad infantil y materna, y otras áreas relacionadas con la salud. Las mejoras también en la infraestructura, la disponibilidad de vivienda adecuada, la lucha contra la corrupción y la ampliación de las oportunidades educativas son indispensables para el progreso económico, social y cultural de su país. Del mismo modo, la atención debe ser siempre en cuenta las necesidades de los menos afortunados. Es de esperar que se fomente una estructura económica diversificada, así como un aumento en el número de las pequeñas empresas ya que, «al lado de los macroproyectos son necesarios los microproyectos y, sobre todo, es necesaria la movilización efectiva de todos los sujetos de la sociedad civil” (cf. Caritas in veritate, 47).

Me complace señalar que la Iglesia en su país ha contribuido positivamente en los ámbitos de la educación, el desarrollo y cuidado de la salud, especialmente en la lucha contra la malaria y el VIH / Sida. Tenga la seguridad de que seguirá participando activamente en la promoción de la salud de la población con un fuerte énfasis en la prevención mediante la educación. Las mejoras en la salud a larg plazo se lograrán mediante la formación en la responsabilidad moral y la solidaridad, y en particular a través de la fidelidad en el matrimonio. De esta manera, la Iglesia trabaja para fomentar un mayor sentido de integridad por parte de las personas, y por la construcción de una sociedad que realmente valore la vida, la familia y la comunidad en general.

Permítame concluir estaspalabras de bienvenida reiterándole mis buenos deseos y oraciones por Zambia y su gente. Mientras comienza su misión, señor Embajador, le aseguro que los distintos departamentos de la Curia Romana estarán contentos de ayudarle.Sobre usted y su familia, y sobre todos los ciudadanos de Zambia, invodo de corazón las abundantes bendiciones del Dios Todopoderoso.

[Traducción del original en inglés por Inma Álvarez

©Libreria Editrice Vaticana]

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ZENIT Staff

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