Doctor Rodolfo Proietti: «Mis diez días con el Papa enfermo»

Habla el médico que ha atendido a Juan Pablo II en el Gemelli

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ROMA, miércoles, 16 febrero 2005 (ZENIT.org).- En buenas condiciones generales, pero convaleciente: es el estado de salud de Juan Pablo II, según el médico que le ha atendido en su reciente hospitalización, el doctor Rodolfo Proietti, quien afirma haber vivido una experiencia inolvidable.

Responsable del departamento de Emergencia y Admisión del Policlínico Gemelli de Roma, el doctor Proietti, a pesar de que rehuye de la atención de los medios de comunicación, ha concedido esta entrevista al diario italiano «Avvenire».

–Profesor Proietti, por algunos días usted ha sido uno de los profesionales más a la vista y a la vez uno de los más inabordables. ¿Cómo es que le tocó guiar el equipo que ha atendido al Santo Padre?

–Dr. Proietti: Por un motivo bastante sencillo: como todos saben el Santo Padre fue ingresado en el Policlínico Universitario Gemelli con procedimiento de urgencia. En estos casos la responsabilidad de coordinar el equipo médico compete al director del departamento de Emergencia y Admisión, papel que cubría yo en ese momento. Continué siguiéndole porque el diagnóstico me involucraba en mis competencias.

–Todo ha ocurrido ante una opinión pública impresionada y dolorida por lo que sucedía a un Papa muy enfermo. Sin embargo alguno creyó ver cierta vaguedad o laconismo sobre las razones objetivas de la hospitalización. ¿Nos puede decir si hay misterios en el estado de salud del Papa?

–Dr. Proietti: No hay ningún misterio. La razón de la hospitalización, como varias veces se ha dicho en los comunicados de prensa, ha sido únicamente la «laringo-traqueitis aguda con crisis de laringoespasmo». Laringo-traqueitis aguda que afortunadamente se ha resuelto con relativa rapidez y sin otras complicaciones. El episodio se ha producido en la estructura física de una persona de 84 años marcada –todos lo ven– por enfermedades precedentes, pero por una complexión muy fuerte.

–Se ha querido insinuar también que la estructura sanitaria ha sido como expropiada de la comunicación acerca de la evolución de la enfermedad. ¿Es verdad?

–Dr. Proietti: El equipo médico no ha sido expropiado de nada. Al contrario, de común acuerdo se decidió que los llamados «boletines médicos» escritos por los médicos fueran leídos por los responsables de la oficina de prensa de la Santa Sede y del Policlínico Gemelli. Personalmente considero que al médico compete la redacción del boletín y no tanto su lectura, sobre todo cuando la evolución clínica, como en este caso, tiene lugar con regularidad y en ausencia de eventos imprevistos o de particular gravedad. También por este motivo se decidió contener los comunicados de prensa a no más de uno diario. No queríamos ocultar nada, como se ha demostrado por la conclusión del evento; mucho más sencillamente, y afortunadamente, no teníamos nada que añadir.

–Respecto a las preocupaciones de los primeros instantes se ha verificado una evolución bastante rápida y al final se ha producido una aceleración en los tiempos de salida del hospital. ¿Impresión errónea?

–Dr. Proietti: Impresión correcta. El tiempo de curación ha sido más rápido del inicialmente previsto por nosotros. Todas las exploraciones diagnósticas efectuadas han demostrado la buena y pronta respuesta a las terapias, la resolución de la laringo-traqueitis aguda y la ausencia de complicaciones. Por este motivo pudimos anticipar en un día la salida del Santo Padre.

–En lo que pueda decir, ¿cómo se encuentra ahora el Papa? <br>
–Dr. Proietti: Ciertamente en buenas condiciones generales, aunque tendrá que concluir el período de convalecencia. Es sabido que, tras una inflamación aguda, el organismo necesita tiempo para recuperar plenamente las propias energías. En esto no es una excepción el Santo Padre.

–Imagino que para una estructura hospitalaria acoger a un huésped tan ilustre es como introducir un tipo de excitante en los ritmos y en los conductos ordinarios. ¿O me equivoco?

–Dr. Proietti: Diría que semejantes eventos ponen necesariamente a dura prueba cualquier estructura hospitalaria. Pero el problema es que hay que estar siempre listos para afrontarlos de la mejor manera. Y en cualquier caso la estructura está llamada a dar lo mejor al huésped ilustre sin quitar nada a la asistencia prestada a los demás enfermos. Para lograr este objetivo ya desde hace algunos años el Policlínico Gemelli se ha dotado de un «Plan para la gestión de las emergencias» que consiente hacer frente a intervenciones excepcionales e imprevistos (huéspedes ilustres, pero también la llegada simultánea de numerosos heridos después de un desastre) sin interferir con la actividad ordinaria del hospital. Diría que también esta vez el plan ha funcionado perfectamente. En la medicina moderna es importante una buena programación, sin que se pueda dejar nada al azar o a la improvisación.

–¿Qué le queda, profesor, como experiencia personal, de estas dos últimas semanas?

–Dr. Proietti: La inmensa emoción, el honor de atender al Santo Padre y, al hacerlo, comprender lo que debe representar cada paciente para el médico y la manera en que el médico debería vivir su misión. Ha sido, para mí, un enorme privilegio y al término de diez días que me han visto muy cerca del Santo Padre he salido con la conciencia de haber recibido mucho más de lo que he dado. Sensaciones más profundas, y que difícilmente olvidaré, querría mantenerlas en el ámbito de lo privado.

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ZENIT Staff

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