Dolor en el Vaticano por el asesinato de un sacerdote en Angola

El misionero portugués José Afonso Moreira, de 80 años

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BAILUNDO, viernes, 10 febrero 2006 (ZENIT.org).- La Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos ha manifestado su dolor por el asesinato, perpetrado el jueves en Angola, del misionero portugués de la Congregación del Espíritu Santo, el padre José Afonso Moreira, de 80 años.

En su propia residencia en la misión de Bailundo, a 60 kilómetros al norte de Huambo, el anciano sacerdote «fue asesinado con siete disparos de arma de fuego, a corta distancia, que le impactaron en la cara», explican fuentes de la Iglesia en Angola que cita este viernes la agencia del dicasterio misionero «Fides».

«El misionero acababa de irse a dormir cuando unas quince personas armadas irrumpieron en su habitación y le mataron, sin darle tiempo ni de levantarse», describen.

El prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos –el cardenal Crescenzio Sepe–, junto al arzobispo Robert Sarah –secretario del dicasterio–, ha enviado un telegrama de pésame al arzobispo de Huambo y al padre Jean-Paul Hoch, superior general de la Congregación del Espíritu Santo por la muerte del misionero.

El purpurado expresa en su misiva «el vivo pesar del dicasterio misionero por la grave pérdida de un generoso siervo del Evangelio».

«A la vez que deseo que la sangre derramada por el padre José Afonso Moreira se convierta en semilla de cristiano perdón, de fe, de esperanza y de caridad, aseguro fervientes oraciones de sufragio por el descanso eterno de este alma elegida, que durante más de cuarenta años ha servido fielmente al anuncio del Evangelio en el corazón de África», expresa el cardenal Sepe.

Las fuentes citadas por «Fides» apuntan al bandidaje como causa del crimen, «parece evidente también porque la casa del misionero fue desordenada y el catequista que le asistía sufrió fuertes amenazas para que entregara cualquier objeto de valor, que en realidad no había».

«Lamentablemente el fenómeno del bandidaje cada vez está más difundido y se corre verdaderamente el riesgo de ser asesinado por nada», constatan.

Subrayan que «el padre Moreira era muy querido por todos porque dio un auténtico testimonio de amor por la misión, hasta en tiempos dificilísimos».

Y es que, como recoge «Fides», «el misionero prestó interrumpidamente su labor en Bailundo durante más de cuarenta años, también durante la dramática guerra civil de 1975-2002. La localidad fue conquistada por la guerrilla del UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola) y después por el ejército de Luanda».

«Pero el padre Moreira logró siempre conservar su propia neutralidad sin ceder a compromisos con nadie, para poder anunciar el Evangelio y servir al prójimo en la libertad de los hijos de Dios», puntualiza.

En la mañana de este viernes se celebró el funeral por el sacerdote asesinado en la iglesia de la misión de Bailundo, presidido por monseñor José de Queirós Alves, arzobispo de Huambo, entre los primeros que se acercaron la víspera al lugar del suceso.

Varios hermanos de comunidad del misionero fallecido se acercaron a Bailundo desde la capital, Luanda, con un avión militar que les puso a su disposición el gobierno local. Y es que Bailundo es una localidad aislada, sin carreteras, y por ello de difícil acceso en coche.

Originario de la diócesis portuguesa de Vila Real, el padre José Afonso Moreira había celebrado sus bodas de oro sacerdotales en su tierra natal en 2001, ocasión en la que el Ayuntamiento local le condecoró.

El misionero asesinado era primo del actual obispo de Bragança-Miranda, monseñor António Montes.

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ZENIT Staff

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