CIUDAD DEL VATICANO, 26 abril 2002 (ZENIT.org).- Juan Pablo II beatificará pronto a dos beatos de Uganda, después de que el pasado 23 de abril se proclamaran en su presencia los decretos que reconocen un milagro atribuido a estos dos jóvenes catequistas.
Se trata de David Okelo y Gildo Irwa, dos laicos asesinados por odio a la fe en octubre de 1918 en Paimol, al norte de Uganda.
Tenían 19 y 22 años y el ejemplo dado por estos dos jóvenes de etnia acholi queda como signo de coherencia de vida cristiana, fidelidad a Cristo y compromiso en el servicio misionero entre la propia gente.
Su muerte tuvo lugar tres años después del inicio de la evangelización en la región, puesta en marcha por los padres combonianos en 1915. La obra de los misioneros y catequistas se hizo más difícil por los rumores puestos en circulación por varios brujos que atribuían a los cristianos la responsabilidad de la difusión de la peste y de la viruela.
En medio de este clima de hostilidad y desconfianza, sin embargo, destacó el valor de jóvenes como David y Gildo, que no dudaron en trasladarse a Paimol para cubrir el vacío dejado en la obra de evangelización por la muerte de Antonio, el hermano de David.
Llegaron a su destino en noviembre de 1917 y once meses más tarde fueron asesinados por dos Adwi (revolucionarios que se habían alzado en armas contra los jefes impuestos por las autoridades coloniales), los cuales habían tratado en vano de convencerles de que abandonaran la aldea y la enseñanza del catecismo.
Su martirio ha sido documentado por los habitantes de Paimol y ocho testigos oculares, entre los que se encontraba uno de los que les dieron muerte.
