CIUDAD DEL VATICANO, 11 mar 2001 (ZENIT.org-).- Juan Pablo II hizo este domingo en la plaza de San Pedro del Vaticano un sentido llamamiento para que cese la «lógica perversa» del terrorismo en España.
La ocasión no podía ser más solemne: la beatificación más grande de la historia en la que elevó a la gloria de los altares a 233 mártires de la persecución religiosa española, fallecidos entre 1936 y 1939.
«Deseo confiar a la intercesión de los nuevos beatos una intención que lleváis profundamente arraigada en vuestros corazones: el fin del terrorismo en España», dijo el Santo Padre dirigiéndose durante la homilía de la eucaristía a los 25 mil españoles presentes.
Las palabras del pontífice tienen lugar en momentos en los que el país sigue conmocionado por el último asesinato del grupo terrorista ETA que el viernes pasado se cobró la vida de Iñaki Totorika Vega, de 25 años, miembro de la policía autónoma vasca (Ertzaintza).
«Desde hace varias décadas estáis siendo probados por una serie horrenda de violencias y asesinatos que han causado numerosas víctimas y grandes sufrimientos –continuó diciendo el pontífice al saludar a los peregrinos españoles–. En la raíz de tan lamentables sucesos hay una lógica perversa que es preciso denunciar».
«El terrorismo nace del odio y a su vez lo alimenta, es radicalmente injusto e acrecienta las situaciones de injusticia, pues ofende gravemente a Dios y a la dignidad y los derechos de las personas. ¡Con el terror, el hombre siempre sale perdiendo! Ningún motivo, ninguna causa o ideología pueden justificarlo. Sólo la paz construye los pueblos. El terror es enemigo de la humanidad».
Desde que en 1968 Euskadi Ta Askatasuna (ETA, Euskadi y Libertad), organización terrorista de carácter nacionalista que nominalmente persigue la constitución en Euskadi de un Estado independiente y socialista, se levantara en armas, ha asesinado a unas ochocientas personas.
