Eclipse de Dios

Por monseñor Felipe Arizmendi Esquivel

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SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, sábado, 16 octubre 2010 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de Las Casas, con el título «Eclipse de Dios».

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El Papa Benedicto XVI, en su Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud, a realizarse en Madrid en agosto de 2011, constata que «la cultura actual, en algunas partes del mundo, sobre todo en Occidente, tiende a excluir a Dios, o a considerar la fe como un hecho privado, sin ninguna relevancia en la vida social. Aunque el conjunto de los valores, que son el fundamento de la sociedad, provenga del Evangelio -como el sentido de la dignidad de la persona, de la solidaridad, del trabajo y de la familia- se constata una especie de eclipse de Dios, una cierta amnesia, más aún, un verdadero rechazo del cristianismo y una negación del tesoro de la fe recibida, con el riesgo de perder aquello que más profundamente nos caracteriza».

Cito al Papa porque tiene una visión mundial muy calificada, que nos ayuda a comprender lo que pasa entre nosotros. En efecto, no faltan gobernantes, legisladores, aspirantes a puestos públicos y creadores de opinión que, aunque son bautizados y se consideran creyentes, tienen una ignorancia casi supina de lo que es su religión, de lo que es libertad religiosa, que limitan a libertad de culto y de conciencia, y siguen insistiendo que su fe en Dios nada tiene que ver con la política, la economía, la educación, las comunicaciones, etc. No han tenido un encuentro vivo, personal, existencial con Jesucristo, y por ello su poquita fe está a punto de extinguirse, pues la ocultan y la ahogan. ¿De veras conocen a Dios?

JUZGAR

Sigue diciendo el Papa a los jóvenes: «Es un contrasentido pretender eliminar a Dios para que el hombre viva. Dios es la fuente de la vida; eliminarlo equivale a separarse de esa fuente e, inevitablemente, privarse de la plenitud y la alegría. Sin el Creador, la criatura se diluye. Por este motivo, os invito a intensificar vuestro camino de fe en Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo. Es vital tener raíces y bases sólidas. Esto es verdad, especialmente hoy, cuanto muchos no tienen puntos de referencia estables para construir su vida, sintiéndose así profundamente inseguros. El relativismo que se ha difundido, y para el que todo da lo mismo y no existe ninguna verdad, ni un punto de referencia absoluto, no genera verdadera libertad, sino inestabilidad, desconcierto y un conformismo con las modas del momento.

Hay una fuerte corriente de pensamiento laicista que quiere apartar a Dios de la vida de las personas y la sociedad, planteando e intentando crear un paraíso sin él. Pero la experiencia enseña que un mundo sin Dios se convierte en un infierno, donde prevalece el egoísmo, las divisiones en las familias, el odio entre las personas y los pueblos, la falta de amor, alegría y esperanza. En cambio, cuando las personas y los pueblos acogen la presencia de Dios, lo adoran en verdad y escuchan su voz, se construye concretamente la civilización del amor, donde a cada uno se le respeta en su dignidad y crece la comunión, con los frutos que esto conlleva. Hay cristianos que se dejan seducir por el modo de pensar laicista, o son atraídos por corrientes religiosas que los alejan de la fe en Jesucristo. Otros, sin dejarse seducir por ellas, sencillamente han dejado que se enfriara su fe, con las inevitables consecuencias negativas en el plano moral».

ACTUAR

En vez de estarle echando culpas al sistema que nos rige y a la globalización, revisemos el estilo y los contenidos de nuestra pastoral evangelizadora. ¿Por qué muchos bautizados son ignorantes de su fe? ¿Por qué algunos católicos cambian de religión, buscando una creencia que quizá sólo les consuele sensiblemente? ¿Qué encuentran allá, que no tengamos nosotros en plenitud, con todos los medios salvíficos que Jesús dejó a su Iglesia? ¿Por qué otros siguen cayendo en supersticiones y brujerías, con ritos más veterotestamentarios que cristianos, o en un culto pagano a la llamada «santa muerte»?

Por otra parte, revisemos nuestro estilo de vida personal, pues muchos se alejan de Dios y de la Iglesia por nuestros testimonios negativos. Deberíamos ser puentes para llegar a Dios, no obstáculos para acercarse a El.

¡Tengan fe en Dios, y no se alejen de El por nuestras deficiencias!

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ZENIT Staff

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