Eco de la tragedia de los niños gitanos de Roma en la Iglesia

La Unión Europea prepara un informe sobre la situación de los rom en Italia

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MADRID, lunes 14 de febrero de 2011 (ZENIT.org).- Cuatro hermanos de cuatro, cinco, ocho y once años murieron en un incendio, al parecer originado por un brasero, en la noche del domingo 6 de febrero, en un campamento habitado por gitanos rumanos, en las afueras de Roma.

La tragedia ha conmocionado fuertemente a Italia. El vicario del Papa para la diócesis de Roma, en la vigilia de oración por los pequeños, afirmó que la situación de la población itinerante en la ciudad y en el país “es una cuestión que un país demócrata no puede eludir”.

El propio Papa, ayer domingo, habló sobre este caso durante el rezo del Ángelus, preguntándose «si una sociedad más solidaria y fraterna, más coherente en el amor, es decir, más cristiana, no habría podido evitar esta tragedia».

La noticia ha trascendido a las organizaciones gitanas y organismos europeos que siguen a esta minoría étnica, la más numerosa de la Unión Europea.

En Bruselas, la tragedia de Roma fue comentada por la vicepresidenta de la Comisión Europea, Viviane Reding, quien afirmó que “el suceso demuestra que la integración de los gitanos debe seguir siendo la prioridad de la agenda política».

Reding añadió que, para la Comisión, «la cuestión de los gitanos es mucho más que un simple problema de verano», en referencia a la polémica surgida en julio pasado por las expulsiones de gitanos de Francia.

La Fundación Secretariado Gitano (FSG) de España, cuyo origen es el Secretariado Gitano de la Conferencia Episcopal Española, lamentó la trágica muerte de estos cuatro niños (Raúl, Fernando, Sebastián y Patricia) y recordó que, “por desgracia, ni es un suceso novedoso –y con frecuencia son los niños las víctimas de estos incendios en poblados marginales– ni son hechos lejanos, sino que pueden ocurrir y ocurren tanto en los países europeos más desarrollados, como en cualquiera de las grandes ciudades españolas”.

En este sentido, apeló a la responsabilidad de los gobiernos y las administraciones públicas, así como de la propia Comisión Europea, para que se haga lo posible por erradicar definitivamente estas situaciones de extrema pobreza y exclusión, que producen tan graves consecuencias y de las que son víctimas en demasiadas ocasiones los ciudadanos de etnia gitana.

En una vigilia de oración por los cuatro niños fallecidos en la basílica de Santa María en Trastévere, el cardenal Agostino Vallini, vicario del Papa para la diócesis de Roma, dijo que estos años,“marcados por una globalización problemática, entre otros fenómenos registran el creciente movimiento de personas y familias que emigran desde sus tierras para huir de las guerras, de la violencia y del hambre, a la búsqueda desesperada de paz y dignidad”.

“La presencia de los inmigrantes presenta nuevos problemas que no podemos eludir ni simplificar: sería un error humano gravísimo afrontar con superficialidad lo que en cambio es complejo y requiere para ser resuelto eficazmente tiempo, paciencia y previsión”, señaló.

Y recordó que la caridad es inseparable de la justicia: “Preguntémonos si no debemos reparar en muchos casos la justicia negada, promoviendo una concepción de la sociedad en la que los inmigrantes no sean considerados sólo como una fuente de problemas sino como personas menos atendidas y como nosotros titulares de derechos fundamentales”.

“Hoy el fenómeno de la inmigración en Roma, como en tantas otras ciudades, es una grave emergencia, que exige medidas urgentes para ser afrontada y superada”, dijo, y pidió a las instituciones “ir más allá de la

emergencia”.

Hay que “actuar con sabiduría y paciencia para promover formas de integración social que permitan, a quien se traslada a nuestro país y vive legalmente, condiciones de vida parejas a las de todos los demás ciudadanos, empezando por el derecho a la casa, a la escuela de los hijos, al trabajo. Es una cuestión de justicia que un país demócrata no puede eludir”.

En los último veinte años (ver http://www.zenit.org/article-25537?l=italian), en Roma –donde hay siete campos de población itinerante oficiales y otros 94 ilegales- la cifra de niños gitanos muertos por accidente suma ya 54. Los rom y los sinti que viven en campos similares en Italia son 40.000 (el 40% de los cuales tiene menos de 14 años), según datos difundidos por la Comisión para los Derechos Humanos del Senado italiano.

Este hecho se une a las pasadas acciones intolerantes contra la población gitana en el país trasalpino. La Comisión Europea contra el Racismo y la Intolerancia (ECRI) ya expresó su posición sobre estos hechos y otros similares en Francia. Esta Comisión, que ha emitido recientes informes sobre diversos países europeos, se apresta a realizar uno sobre la situación italiana.

Una delegación de la ECRI visitó Italia, del 21 al 26 de noviembre de 2010, primera etapa de la preparación de un informe de evaluación. Durante su visita, la delegación de la ECRI recogió informaciones sobre la puesta en práctica de las recomendaciones formuladas en su informe de 2006, y examinó nuevas cuestiones aparecidas desde entonces.

La delegación mantuvo reuniones –en Roma, Venecia, Padua y Nápoles- con representantes oficiales de las ONG que trabajan en el campo de los derechos humanos y de grupos minoritarios.

Tras su visita, la ECRI hará un informe en el que formulará recomendaciones a las autoridades sobre las medidas a tomar para combatir el racismo, la discriminación racial, la xenofobia, el antisemitismo y la intolerancia en el país. Entre esta recomendaciones, tres serán objeto de nuevo examen, dos años después de la publicación del informe, en el marco de un proceso de seguimiento provisional.

La ECRI, órgano de protección de los derechos humanos del Consejo de Europa, compuesto por expertos independientes, está encargada del seguimiento de los problemas de racismo y de intolerancia, de elaborar informes, y de dirigir recomendaciones a los estados miembros en este campo.

Por Nieves San Martín

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ZENIT Staff

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