Eco vaticano ante la amenaza de genocidio en el norte de Uganda

Cuya población atraviesa de las peores crisis humanitarias del mundo

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GINEBRA/CIUDAD DEL VATICANO, martes, 29 noviembre 2005 (ZENIT.org).- El diario del Vaticano y la emisora pontificia se han hecho eco del «horrible y atroz» conflicto que, de manos de los rebeldes del «Ejército de Resistencia del Señor» (LRA, por sus siglas en inglés), sigue padeciendo la población del norte de Uganda, sobre la que pesa una verdadera amenaza de genocidio.

«L’Osservatore Romano», en su edición del domingo, recogió la denuncia que realizó el 25 de noviembre Dennis McNamara –asesor especial de las Naciones Unidas para los desplazados en las crisis humanitarias– a su regreso de una misión en el norte del país africano.

McNamara confirmó en rueda de prensa en Ginebra que las atrocidades perpetradas por los «olum» («hierba», como se les llama en lengua Acholi a los rebeldes del LRA) prosiguen sistemáticamente, prolongando una situación «entre las más descuidadas y las más graves del mundo», la cual, en ausencia de intervenciones concretas de la comunidad internacional «podría empeorar más», se lee en el diario.

Entre los dramas desencadenados por la rebelión está el de los niños-soldados: se cuentan por decenas de miles los pequeños enrolados a la fuerza en la guerrilla (o reducidos a la esclavitud) en el conflicto que desde 1986 atraviesan los ugandeses por la lucha de Joseph Kony y sus rebeldes del LRA contra el gobierno de Kampala.

El precio la guerra en Uganda incluye la tortura y el asesinato de incontables civiles; se estiman en más de 120.000 los muertos.

«Sólo presiones internacionales concertadas y sostenidas» podrían, según McNamara, poner fin a la crisis de la sucesión de violencia perpetrada por los rebeldes del LRA; éstos «devastan con crímenes espeluznantes –especifica el diario vaticano— el norte de Uganda haciendo que se cierna la amenaza de un verdadero genocidio de las etnias Teso, Kuman, Acholi y Lango» .

En sus páginas se denuncia que casi la totalidad de los habitantes de la región son desplazados que sobreviven en condiciones desesperadas por la falta de alimentos y medicinas y por la amenaza de los rebeldes de Kony, «el loco aspirante a fundador de un régimen que blasfemamente se declara inspirado en preceptos religiosos».

«Según McNamara, en los campos de desplazados norugandeses la tasa de mortalidad es el doble de la indicada en la atormentada región occidental sudanesa de Darfur, escenario de casi tres años de una crisis sin resolver que ha desatado otra de las más temibles crisis humanitarias en curso en el mundo», recoge «L’Osservatore Romano».

Y añaden sus líneas: «Definiendo como “inaceptable” tanto la ausente protección a las poblaciones por parte del gobierno ugandés del presidente Yoweri Museveni como el sustancial ocultamiento internacional, McNamara ha recordado polémicamente que “los desplazados de Uganda son dos millones, como los del conflicto bosnio. ¿Pero cuántos esfuerzos se han hecho por Bosnia y Herzegovina y cuántos por Uganda?».

Haciéndose eco en términos similares de estas denuncias por la tragedia norugandesa, «Radio Vaticana» apuntaba el domingo, refiriéndose a «las críticas ante el gobierno ugandés», que el «ejército nacional ha acabado en el punto de mira de una investigación de “Human Rights Watch”».

«Según la organización, algunos de los crímenes cometidos en perjuicio de las poblaciones locales habría que imputarlos directamente a las fuerzas armadas», recogió la emisora pontificia.

«Para el futuro inmediato –finaliza el diario vaticano–, aún lamentando» la pasividad del Consejo de Seguridad de la ONU, McNamara «ha garantizado que las agencias humanitarias de la ONU para el año próximo tienen intención de aumentar su presencia y reforzar sus programas en el norte de Uganda, a pesar de la persistente inseguridad, y que a tal fin lanzarán una petición de fondos a los países donantes de 200 millones de dólares para 2006».

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ZENIT Staff

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