EE. UU.: En 2001, disminuyó en un 22 por ciento el número de ejecuciones

Oklahoma desbancó en ese año a Texas en el número de ejecuciones

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WASHINGTON, 9 enero 2002 (ZENIT.org).- Según un estudio del Centro de Información sobre la Pena de Muerte, en Estados Unidos las ejecuciones capitales disminuyeron en 2001 en un 22 por ciento.

En total fueron ejecutadas 66 personas; en el año anterior la cifra fue de 85 personas.

El estado de Oklahoma con 18 personas ejecutadas desbancó en 2001 a Texas en el número de ejecuciones. En los últimos cinco años, Texas había sido el Estado de la Unión Americana con más ejecutados. En 2001, Texas realizó 17 ejecuciones.

Después de Oklahoma y Texas, el mayor número de ejecuciones se produjo en Missouri, donde un total de siete personas recibieron una inyección letal, seguido por los estados de Carolina del Norte y Georgia, donde se ejecutaron a cinco y cuatro personas respectivamente.

Además, según el mismo estudio, en Estados Unidos se han producido una serie de cambios legislativos que han contribuido a la restricción de la pena capital.

Así, durante el año 2001, Arizona, Connecticut, Florida, Missouri y Carolina del Norte emanaron leyes para el cese de las ejecuciones de retrasados mentales y casi la totalidad de los 38 estados que aplican la pena de muerte consideraron nuevas medidas que protegen a los acusados y condenados a la pena capital.

Desde 1973, un total de 99 personas han sido exoneradas de la pena capital en Estados Unidos, después de haberse demostrado su inocencia, según el mismo estudio del Centro de Información de la Pena de Muerte.

En el año 2001, cinco personas abandonaron el «corredor de la muerte» después de haberse demostrado su inocencia.

Un nuevo caso tuvo lugar el 3 de enero, cuando Juan Meléndez quedó en libertad después de pasar 17 años en el corredor de la muerte de una cárcel de Florida.

El hispano fue condenado en 1994 a la pena capital por el presunto asesinato, en 1983, de Delber Bakerel, dueño de un laboratorio de cosmética. En un nuevo juicio, en diciembre pasado, uno de los testigos se retractó. Al mismo tiempo, se demostró que no había pruebas físicas que vincularan a Meléndez con el crimen.

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ZENIT Staff

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