Ejercicios espirituales en el Vaticano: La cruz, zenit de la unión entre el hombre y Dios

Reflexiones de monseñor Corti al Papa y a la Curia romana

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CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 16 febrero, 2005 (ZENIT.org).- La pasión y muerte de Jesús constituye el zenit de la unión entre el hombre y Dios, el predicador de los ejercicios espirituales en el Vaticano este miércoles, tercer día.

Monseñor Renato Corti, obispo de Novara, dedicó la primera meditación de este retiro que dirige a Juan Pablo II y a sus colaboradores de la Curia romana a reflexionar sobre el sentido de lo que los cristianos llaman la «nueva Alianza».

Pasando del Antiguo Testamento –en particular de Moisés, quien en el Sinaí fue testigo de la Alianza ofrecida por Dios y por ello ofreció un sacrificio– al Nuevo Testamento, recordó el prelado que en este caso el sacrificio lo realiza Jesucristo.

«Es él quien, en su pasión y en su muerte, vive la experiencia del Cuerpo entregado y de la Sangre derramada. De este modo, la unidad entre Dios y la humanidad alcanza su máximo cumplimiento», añadió el vicepresidente de la Conferencia Episcopal Italiana.

«Cuando celebramos la Eucaristía y celebramos la pasión, la muerte de Cristo, en ese momento celebramos la gracia que, a través de Jesucristo llega a todo hombre: la gracia de poder revivir esta comunión de vida con Dios», aclaró.

A la luz de esta realidad, en la segunda meditación, el prelado, según ha explicado en declaraciones emitidas por «Radio Vaticano», profundizó en lo que significa que Jesús es «Buen Pastor» –«entrega su Cuerpo y derrama su Sangre»–, y en lo que esto implica para los pastores de la Iglesia.

«¿Cómo es la fisonomía de un sacerdote, o de un obispo, que quiera parecerse a Cristo, el Buen Pastor?», preguntó.

«En realidad, sólo con cautela podemos decir que, como sacerdotes, como obispos, somos pastores, pues en realidad, ya en e Libro de Ezequiel y después en el Evangelio de Juan en el capítulo 21 se dice que hay un solo Pastor», aclaró.

En el diálogo entre Jesús y Pedro en el mar de Tiberíades (Juan 21), al preguntarle tres veces Cristo: «Pedro, ¿me amas?», da a entender «que el único pastor es Él y que Pedro lo puede ser en la medida en que reconoce que es una sola cosa con Jesús», explicó.

«Si la salvación viene de Dios, quienes son ministros de la salvación no son de por sí nada», había explicado el obispo en la meditación de la tarde de este martes.

«Es una verdad muy importante, pues alienta a la interioridad de los ministros de la Palabra y de la salvación de Dios con palabras y actitudes que hacen continuamente referencia a quien es la única esperanza y salvación para el hombre», añadió.

«Nosotros, sacerdotes, obispos, somos felices a causa de Dios, no de otra cosa. Al mismo tiempo, desde esta perspectiva, se comprende que la mirada que tenemos que tener sobre los demás debería ser como la que Dios tiene por la humanidad», reconoció.

«La promesa de salvación es para todo hombre. Y, por tanto, hay que tener una apertura de corazón a todos, teniendo en cuenta que la bendición de Dios está sobre todos», indicó.

Los ejercicios espirituales concluirán este sábado en la mañana. En estos días, como en años anteriores, el Santo Padre ha suspendido todas sus audiencias.

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ZENIT Staff

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