El acceso abierto al conocimiento hará una globalización más justa

Propuestas vaticanas a la futura Cumbre sobre la Sociedad de la Información

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GINEBRA, 3 julio 2002 (ZENIT.org).- La Santa Sede considera que el acceso abierto a toda persona de las nuevas tecnologías de la comunicación será un elemento decisivo para imprimir justicia al actual proceso de globalización.

Así lo aseguró el arzobispo Diarmuid Martin, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Ginebra, al intervenir en la Primera Sesión del Comité Preparatorio de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, que se celebra del 1 al 5 de julio en esa ciudad, con la participación de más de 800 delegados de 133 países.

La Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, cuya primera fase se celebrará entre el 10 y el 12 de diciembre de 2003 en Ginebra (Suiza), pretende armonizar a nivel mundial las grandes posibilidades que han traído las nuevas tecnologías de la comunicación al desarrollo humano (Cf. http://www.itu.int).

«En las realidades sociales y económicas de nuestro mundo contemporáneo, el acceso al conocimiento es un elemento clave para un camino acelerado hacia el desarrollo –constató el arzobispo Martin en su intervención, publicada este miércoles por la Sala de Prensa del Vaticano–. La Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información está llamada a consolidar una columna fundamental de la arquitectura del desarrollo global».

«La tecnología de la comunicación ha permitido que el proceso de globalización avance rápidamente –siguió afirmando–. Ahora debemos asegurarnos de que permita avanzar hacia este proceso de globalización con justicia. La comunicación tecnológica debe ser orientada para que desempeñe un papel central a la hora de asegurar que la globalización lleve a una genuina integración e inclusión».

El representante de la Santa Sede pidió preparar cuidadosamente la Cumbre para «identificar de manera atenta, ante todo, los factores que más han impedido la inclusión e integración en la revolución de las comunicaciones».

«Luego –añadió–, tendrá que identificar un programa con pasos concretos para revertir esta exclusión. Debe proponerse una nueva alianza de colaboración para asegurar la financiación de este programa. Debe establecer mecanismos para garantizar la realización y para verificar la aplicación de este programa».

Para alcanzar estos objetivos, afirmó monseñor Martin, la Cumbre debe preocuparse en particular de las personas que «viven en áreas particularmente necesitadas», de manera que consideró como dos puntos centrales «la cuestión de las infraestructuras» y la «la inversión en capacidad humana», liberadora de «la creatividad de la gente que ha sido bloqueada por una carencia de accesos».

«La tecnología de la comunicación puede ser crucial para acceder a la educación y para mejorar su calidad», aseguró.

No sólo, siguió diciendo, «la comunicación honesta y abierta es una columna esencial del funcionamiento de la democracia. Forma parte del núcleo ético de una auténtica economía de mercado».

Pero, «por encima de todo –concluyó el representante de la Santa Sede–, el conocimiento debería estar al alcance del bien de toda la comunidad humana. Este principio se aplica en particular al conocimiento que se requiere para afrontar urgentes necesidades humanas, especialmente las concernientes a la salud. Cuando hablamos de conocimiento necesario para la supervivencia de las personas, las razones del lucro deben ser siempre mitigadas por la preocupación por el bien común».

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ZENIT Staff

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