El afgano Abdul Rahman, símbolo de la libertad religiosa

En Roma, el converso afgano salvado de la ejecución por falta de pruebas

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ROMA, domingo, 2 abril 2006 (ZENIT.org).- El llamamiento de Benedicto XVI para salvar la vida de Abdul Rahman, que corría el riesgo de ser condenado a muerte por haberse convertido de la religión musulmana al cristianismo, ha sido decisivo, como el mismo interesado a llegado a Roma.

Después, un tribunal afgano sobreseyó la causa contra Rahman, que recibió una oferta de asilo en Italia. El afgano salvado de la pena capital llegó el pasado día 29 a Italia y se encuentra bajo la protección del Ministerio de Interior italiano, en un lugar secreto, según reveló el primer ministro de este país.

La petición del Papa incluía un llamamiento al respeto de la libertad religiosa en todo el mundo. Este llamamiento fue secundado con fuerza por monseñor Felix Machado, subsecretario del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso.

En una entrevista concedida a Zenit antes de la concesión de asilo por parte de Italia, monseñor Machado reveló que se había movilizado para suscitar gestos de solidaridad con Rahman a nivel mundial, en coherencia con la misión de la Iglesia de promover la libertad de religión.

Monseñor Machado hizo hincapié en que la libertad religiosa es un tema que va más allá del reciente caso en Afganistán.

«Hay también muchos que sufren la aflicción de la opresión religiosa –dijo el funcionario vaticano–. La liberación de Rahman es una buena noticia. No es un caso aislado sino que puede ayudar a difundir buenas noticias y ayudar a otros a pensar con más apertura en estos temas».

Machado dijo que este es un llamamiento fundamental a la gente de buena voluntad a promover el derecho de cada ser humano a elegir y practicar su propia religión.

«Mientras las limitaciones puedan venir de grupos que tratan de imponer sus ideas a los demás, la solución debe venir invitando a la gente a dialogar», dijo.

«El diálogo se basa en construir confianza… muchas veces cuando no hay diálogo, no hay confianza –añadió–. Y cuando no hay confianza, la gente no escucha. Y cuando la gente no escucha, los pocos que quieren imponer su punto de vista tienden a prevalecer, y esto es triste».

El subsecretario recordó un mensaje de Juan Pablo II: «Las religiones no deberían ser obstáculos en el camino de la paz. No deberían formar parte de los problemas sino probar que son reales soluciones pacíficas».

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ZENIT Staff

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