El amor, respuesta cristiana a la depresión

Inaugurado el Congreso Internacional en el Vaticano sobre esta enfermedad

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CIUDAD DEL VATICANO, 13 noviembre 2003 (ZENIT.org).- La depresión ya está presente en la Biblia, que ofrece como respuesta, el amor de Dios y la convicción de que el ser humano es un hermano –no un enemigo–, se constató en la inauguración del congreso internacional convocado por la Santa Sede sobre esta enfermedad.

El cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, en su intervención magistral de apertura comenzó constatando este jueves que «ya existen formas de depresión en la Biblia, y respuestas para ella»

Al inaugurar la XVIII Conferencia Internacional del Consejo Pontifico para la Pastoral de la Salud, el purpurado portugués invitó a «releer algunos textos bíblicos, como algunos salmos, en los que se da la expresión de un estado depresivo».

«La tristeza, la falta de interés, la disminución de la capacidad de trabajo, trastornos en el sueño, pérdida de peso, sentimiento de culpa, pensamientos suicidas, ganas de llorar…», son síntomas depresivos que también aparecen en el texto revelado, constató.

«Si la antropología bíblica conocía ya el fenómeno de la depresión, entonces nos podemos preguntar qué respuesta le dan los textos sagrados», afirmó el cardenal.

«La respuestas residen en algunas convicciones fundamentales que constituyen un remedio: la convicción de que el hombre siempre es amado y apreciado por Dios, que Dios siempre le está cercano y que el mundo no le es hostil sino bueno».

«El hombre que sufre goza de un lugar privilegiado en la antropología bíblica y en el mensaje cristiano», constató el cardenal recordando cómo «Dios no olvida al enfermo, es más, está al centro de su amor compasivo».

La conferencia inaugural concluyó proponiendo a los enfermos de depresión un apoyo espiritual: «La vida espiritual transforma la promesa de Jesús («he venido para los enfermos») en contenido concreto que da apoyo espiritual para afrontar cualquier enfermedad, incluida la depresión».

La primera jornada del congreso ha estado dedicada a la depresión en el mundo contemporáneo. En su alocución, el cardenal Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo vaticano anfitrión del acontecimiento, consideró que «el pensamiento de la postmodernidad desemboca en la muerte». Ante esta realidad, «el único remedio es la afirmación de la vida frente a la anticultura de la muerte».

La Organización Mundial de la Salud (OMS) de Ginebra ha estado presente en el congreso representada por el director del departamento de Salud Mental y Sustancias Dependientes, el doctor Sarraceno, quien reveló que «la depresión afecta 150 millones de personas de todas edades, género y extracto social».

La distinción entre tristeza y depresión fue afrontada por el profesor Cervera Enguix, de la Universidad de Navarra, quien aclaró que «sentirse triste no es suficiente para afirmar que se padece una depresión».

«Es importante diferenciar entre la depresión como enfermedad y los sentimientos de infelicidad, abatimiento o desánimo, que son reacciones habituales entre acontecimientos o situaciones personales difíciles», ha explicado el doctor Cervera.

El padre Tony Anatrella, psicoanalista y psiquiatra social de París se preguntó si existe «una sociedad depresiva», y respondió que no: «son las personas las que se deprimen, no las sociedades».

Anatrella, autor de libros de éxito sobre el tema, afirmó que «la depresión existencial testimonia una realidad más profunda que ha empezado con la humanidad y que se manifiesta con un rechazo de consentimiento a la vida»

«El individuo no está triste por algún motivo sino por él mismo, por su incertidumbre interior y por la ausencia de realización personal», subrayó el psiquiatra.

«El hombre de hoy, como el de ayer, experimenta el interrogante de aprender a amar la vida para realizarse en su humanidad y descubrir el sentido de su existencia», aseguró.

El congreso prosigue hasta el 15 de noviembre con el estudio de dos grandes temas: «La luz de la fe en el universo de la depresión» y «Qué hacer para salir del “impasse” de la depresión».

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ZENIT Staff

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