El artista que conoció la belleza de la vida cristiana tiene que transmitirla

Entrevista con el español David López Ribes, ganador del premio de las Academias Pontificias

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Por H. Sergio Mora

ROMA, martes 27 de noviembre de 2012 (ZENIT.org).- El artista español David López Ribes, recibió el 21 de este mes en el aula magna del Palacio San Pio X el Premio de las Academias Pontificas, que concede el Vaticano a personas que se han destacado en diversas disciplinas.

El galardón, instituido en 1997 por Juan Pablo II, prevé que las Academias Pontificias premien cada año a una disciplina diferente, y por lo tanto, cada ocho años el premio está destinado a los artistas. Además del español, lo recibió también la escultora polaca Anna Gulak. El escultor italiano Jacopo Cardillo, en cambio, fue galardonado con una medalla pontificia.

ZENIT entrevistó a David López Ribes 40 años, valenciano, casado, seis hijos, licenciado en Bellas Artes y con un postgrado en Nueva York en la School of Visual Arts y perteneciente al Camino Neocatecumenal, quien indicó que “en el arte de hoy falta belleza” y “el artista que conoció la belleza de la vida cristiana debe darla a conocer”, porque, como dijo el papa, «la necesidad fundamental de la persona es la belleza».

¿Cómo fue que le dieron el premio?

–David López: En febrero me llamaron del Consejo porque llevo tiempo trabajando en el proyecto Arte y Fe, que se presentó con la Jornada Mundial de la Juventud, y está yendo a muchas ciudades, y a través de esto pienso que tuvieron conocimiento, y me invitaron a candidarme al premio pontificio. Cada año lo dan a diversas personas y cada ocho años a los artistas. Y hace un mes me llamaron y dijeron que el papa había visto a los finalistas y me habían dado un premio a mi y a una artista polaca.

¿El premio es sólo por el proyecto Arte y Fe?

–David López: No, tengo más de veinte años trabajando como artista en el mundo contemporáneo secularizado. Uno ve que el hombre contemporáneo está en un proceso, perdiendo el sentido de la sacralización de la vida y de la transcendencia. Esto es evidente.

¿Y como siente esta problemática?

–David López: Pertenezco al Camino Neocatecumenal que me permite vivir una fe adulta, el amor a la Iglesia que tengo hoy, y sobre todo un sentido transcendente a mi vida. Estoy casado gracias a la Iglesia y tengo seis hijos, acaba de nacer la sexta hace un mes.

Bien, me decía que se pierde la sacralización y la transcendencia

–David López: En mi hogar todo lo que está diciendo el papa –no se si es una forma providencial o misteriosa- lo estamos viviendo, la belleza de la vida cristiana. El papa el año pasado cuando fue a Barcelona, cuando fue a consagrar la iglesia de la Sagrada Familia dijo que «la necesidad fundamental de la persona es la belleza».

¿Conocer la belleza?

–David López: Esto es impresionante, y es la necesidad fundamental del hombre, y no dijo el pan por ejemplo, dijo la belleza. Es algo muy profundo y yo he conocido la belleza. Y he tenido la necesidad de compartirla a través del ministerio que Dios nos ha dado, que es a través de mi profesión.

Explique un poco más…

–David López: Por una parte colaboro desde hace trece años con Kiko Arguello, iniciador del Camino Neocatecumenal, y con un equipo de diez artistas, para llevar una propuesta estética para la Iglesia, al servicio del hombre de la fe y de la liturgia, para vivir mejor la liturgia y los sacramento. O sea también para el hombre que no entra nunca en una Iglesia, dando conceptos de una forma no intelectual.

O sea no necesariamente arte sacro

–David López: Encuentro que Dios no quiere que deje mi faceta secular. Porque ese encuentro con la belleza que he tenido quiero poder compartirlo con los de afuera. A través de un mensaje que reconocen, como puede ser el videoarte, o el arte o lenguajes más contemporáneos, quiero acercarles a un contenido que probablemente ya no se plantea , como el sentido de la vida, etc.

O sea dar contenidos, plantearlos

–David López: Al mismo tiempo veo que hay gente que vive la fe pero que no encuentra un eco en el arte contemporáneo. Me he dado cuenta que una obra necesita que a uno le diga en algo, o en el lenguaje o en el contenido. El hombre de la fe el contenido lo reconoce y así me acerco con un lenguaje nuevo, con un lenguaje contemporáneo. Hago, pintura, escultura y videoarte.

A ver, indique algo sobre videoarte

–David López: El videoarte tiene unas posibilidades espirituales bestiales. Pero curiosamente, en ese proceso de desacralización de la vida en el videoarte, hay muy poca reflexión espiritual.

¿A que se refiere, a un paisaje, a una puesta de sol?

–David López: No, necesitamos testimoniar. Más que una puesta de sol, todo nace de la experiencia de mi hogar. En mi casa vivo múltiples signos sacramentales o litúrgicos, el partir el pan con los niños por ejemplo. Mi casa es una iglesia doméstica donde se da la belleza y en donde hay signos que son muchísimos cada día.

¿Nos puede ilustrar mejor?

–David López: Por ejemplo al partir el pan, a cada uno según la edad, al que tiene seis años le parto el trozo más grande, etc. En eso hay un signo eucarístico. Esas manos que bañan a un niños, en las manos en el agua hay un signo bautismal. Todos esos signos los recojo ¿cómo? He grabado por ejemplo a mi hijo con la cámara video cuando está mi mujer bañándolo. Y proyecto el video de esa grabación sobre el agua y la bañera de manera que uno va a lo que hoy se llama una instalación. O sea que el video sale del formato bidimencional para acercarse a la vida, de manera más vivencial. He trabajado muchísimo sobre bautismo como iniciación de la vida cristiana. Muchas bañeras con la proyección del niño.

¿Cuál es la diferencia entre el arte verdadero y cómo distinguir el arte de la banalidad, en un período en el que hay gran libertad?

–David López: No es verdad que la belleza haya dejado de existir, el arte emprende un camino de éxodo que es complicado, lo que no quiere decir que no hay artistas que entablan una relación en sus obras que es fantástica.

No es una cuestión moral, el arte debe ser arte en sí, como cristiano tengo que traducir lo que estoy viviendo. Intento hacer obras muy abiertas pues porque nadie nunca me ha impuesto nada, de manera que uno que se acerca a ver estas instalaciones pueda ver allí algo que le parece fantástico.

¿En el arte de hoy falta belleza?

Sin duda, ¿pero por qué? Porque si no está adentro cómo va a estar en las obras. Por eso urge el papa, dijo que urge, y quien la ha conocido debe darla a conocer. 

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ZENIT Staff

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