El arzobispo católico en Moscú responde a las acusaciones de Alejo II

En un comunicado de protesta, el patriarca hace afirmaciones falsas, afirma

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MOSCÚ, 15 febrero 2002 (ZENIT.orgFides).- El arzobispo católico en Moscú Tadeusz Kondrusiewicz ha publicado a través de la agencia Fides una declaración oficial sobre la controversia surgida con el patriarcado de Moscú y el Sínodo ortodoxo ruso, tras la elevación a diócesis de las administraciones apostólicas rusas.

LA INJERENCIA EN LOS ASUNTOS INTERNOS DE LA IGLESIA CATÓLICA EN RUSIA CONTINÚA

Declaración del arzobispo metropolitano Tadeusz Kondrusiewicz

1. Considerado que:
* Las comunidades religiosas tienen derecho a auto-organizarse de acuerdo con sus propias estructuras jerárquicas e institucionales.
* El deber del pontífice y de los obispos de la Iglesia católica de crear condiciones normales para la asistencia pastoral de los fieles.
* La estructura normal de la Iglesia Católica según el derecho canónico es la diócesis y la metropolia (provincia eclesiástica).
* La elevación de las Administraciones Apostólicas rusas provisionales al rango de diócesis permanentes, que tuvo lugar el 11 de febrero 2002, no viola la legislación rusa vigente.
* Este paso, necesario para los católicos de Rusia, fue dado tras informar a las autoridades y a la jerarquía de la Iglesia ortodoxa rusa, según la práctica internacional común.

Expresamos nuestra perplejidad y seria preocupación a causa de la injerencia en cuestiones internas de la Iglesia católica en Rusia, que se ha hecho en los últimos días cada vez más evidente.

Estamos convencidos de que los católicos de la Federación Rusa gozan de los mismos derechos que los ciudadanos que confiesan otras religiones, y de que el uso legítimo de tales derechos no debe ser puesto en duda públicamente por ningún motivo, ni tanto menos convertirse en objeto de especulaciones políticas.

2. Consideramos nuestro deber, además, confutar públicamente las afirmaciones no correspondientes a la verdad contenidas en la declaración pública del Patriarca de Moscú y de todas las Rusias Alejo II y del Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa Rusa del 12 de febrero 2002.

3. En la declaración se afirma que la forma instituida en Rusia «de la vida eclesiástica católica no es típica ni siquiera en los países católicos, donde habitualmente no existen provincias eclesiásticas cuyas diócesis sean administradas realmente por un metropolitano».

Tal afirmación no corresponde a la verdad. El Código de Derecho Canónico de la Iglesia católica establece que diócesis colindantes se unan por la suprema autoridad eclesiástica en provincias eclesiásticas –sedes metropolitanas– con el objetivo de colaborar en la actividad pastoral de las diócesis vecinas, y para garantizar el buen desarrollo de las necesarias relaciones entre los obispos diocesanos (Cf. Can. 431).

Responsable de la sede metropolitana es el metropolitano, que es arzobispo de la archidiócesis por él presidida. Este cargo está ligado a la cátedra episcopal, determinada por el Sumo Pontífice Romano (cf. Can. 435). Hay sedes metropolitanas en las ciudades más diversas: París, Washington, Praga, Milán, Varsovia (en Polonia hay 13), y las hay también actualmente en las ciudades de los países de la antigua URSS: Riga, Minsk-Mohilev, Vilnius, Kaunas, Lvov.

Las otras diócesis que forman parte de una provincia eclesiástica son llamadas «diócesis sufragáneas». El cometido del arzobispo metropolitano sobre ellas lo define el derecho canónico:

* Vigilar sobre la fe y la disciplina eclesiástica, e informar al Pontífice Romano sobre los abusos (cf. Can. 436 par. 1).
* Con el consenso de la Sede Apostólica, efectuar visitas canónicas en el caso de que el obispo de la diócesis sufragánea la descuide (cf. Can. 436 par. 1).
* Nombrar el administrador de la catedral episcopal vacante, en el caso de que éste no sea nombrado en el plazo de 8 días (cf. Can. 436 par. 1).
* El arzobispo metropolitano no tiene otras facultades en las diócesis sufragáneas (cf. Can. 436 par. 3).

4. En la declaración de los jerarcas de la Iglesia Ortodoxa Rusa se afirma también que en el pasado «no existía ninguna subdivisión del territorio de Rusia en diócesis».
Quisiéramos recordar que:
* Estructuras diocesanas de la Iglesia católica existían en el sur de Rusia ya en los siglos XIV-XV, y en los siglos XVII-XVIII funcionaba la diócesis de Smolensk.
* El centro de la archidiócesis metropolitana de Mogilev era la capital del Imperio ruso, San Petersburgo, mientras la diócesis de Tiraspol hacía de sede en Saratow. Además, en 1923 fue instituida la diócesis de Vladivostok. El arzobispo de Mohilev era llamado metropolitano de todas las iglesias católicas del imperio ruso.
* Desde la creación de la sede metropolitana de Mohilev, hasta el último arzobispo metropolitano Jan Cepljak, condenado a muerte en 1923 con consiguiente expulsión del país, la cátedra de San Petersburgo ha estado ocupada por 27 jerarcas.
* En el actual territorio de la actual región de Kaliningrad existían estructuras de la Iglesia católica.
Como se puede ver, dentro de los actuales confines de la Federación Rusa, existían diócesis católicas, una sede metropolitana con sus propios metropolitanos y diócesis sufragáneas.
5. Habida cuenta de cuanto expuesto más arriba, consideramos que el cambio de status de las estructuras de la Iglesia católica en Rusia y la institución de la provincia eclesiástica no puede ser vista como la creación de una estructura católica nueva, paralela a la Iglesia ortodoxa rusa.

En primer lugar, las diócesis no toman su denominación de las ciudades donde se encuentran sus sedes. No hay un metropolitano de Moscú o ruso, sino una sede metropolitana en Moscú.

En segundo lugar, en la Iglesia ortodoxa rusa existe, por ejemplo, el metropolita de Vilnius y de Lituania, o el arzobispo de Bruselas y de Bélgica, de Berlín y de Alemania, y nadie en la Iglesia católica hace objeciones al respecto, en cuanto los títulos de metropolita son un asunto interno de la Iglesia ortodoxa, que nombra a sus pastores según sus necesidades.

En tercer lugar, el arzobispo metropolitano no tiene ningún poder real en las otras diócesis, en cuanto éstas son autónomas y administradas por sus propios obispos.

6. En la declaración citada se repite por enésima vez la acusación relativa a los numerosos episodios de actividad misionera del clero católico entre la población rusa. «Precisamente tal actividad es considerada por nosotros como proselitismo, y lo indicamos continuamente como uno de los obstáculos principales al mejoramiento de las relaciones entre nuestras Iglesias».

Por nuestra parte, en el curso de los once últimos años, hemos solicitado repetidamente a los jerarcas de la Iglesia ortodoxa rusa tener una confrontación sobre cosas concretas y comenzar finalmente a examinar hechos concretos de proselitismo de los católicos en Rusia. Quisiéramos saber quién, dónde, cuándo, en qué circunstancias hemos sido protagonistas o lo somos actualmente de acciones de proselitismo. Desgraciadamente, hasta hoy, no ha habido ninguna respuesta a nuestra invitación de sentarnos a una mesa para precisar la significación del término «proselitismo»….

7. No obstante la situación muy tensa que se ha creado en las relaciones entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa rusa, espero y pido a Dios que el diálogo continúe y sea fructuoso. Estoy convencido de que la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa pueden responder juntas a los desafíos de nuestro tiempo por el bien de la civilización humana.

Arzobispo metropolitano Tadeusz Kondrusiewicz
Moscú, 13 de febrero 2002.

Declaración difundida por el Centro informativo de la
Conferencia Episcopal católica de la Federación Rusa

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ZENIT Staff

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