El arzobispo Celli premia a un cineasta argentino judío

Daniel Burman, un hombre en búsqueda de sentido, explica el prelado

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ROMA, martes 9 de septiembre de 2008 (ZENIT.org).- El presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, el arzobispo Claudio Maria Celli, ha presidido dos ceremonias en Venecia y Roma de reconocimiento al joven cineasta argentino Daniel Burman, en reconocimiento de su testimonio de búsqueda del significado espiritual de la vida.

El 2 de septiembre, el prelado italiano entregó en el marco del Festival de Cine de Venecia el Premio Robert Bresson, que entrega cada año la Fundación italiana Ente del Espectáculo, la revista «Il Cinematografo», junto al Consejo Pontificio para la Cultura y el Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales.

El 5 de septiembre, el mismo arzobispo Celli presidió la recepción que con este motivo organizó en Roma la embajada argentina ante la Santa Sede.

El Premio Bresson se entrega al «director de cine que haya dado un testimonio significativo del difícil camino de la búsqueda del significado espiritual de nuestra vida».

Daniel Burman, de origen judío, a pesar de tener tan sólo 35 años, se ha convertido en uno de los cineastas más prometedores de la nueva ola del cine argentino. En el festival de Berlín 2004 obtuvo el gran premio del jurado y el Oso de Plata con la película «El abrazo partido».

En la ceremonia de Roma, monseñor Celli explicó que Burman, en sus películas, «da un testimonio siempre auténtico en este difícil camino de la búsqueda de significado espiritual para nuestra vida».

«Creo precisamente que su contribución, hoy, consiste en esto: es un hombre que busca a 360 grados la propia identidad en un mundo cada vez más complejo, difícil, en donde no siempre es fácil dar espacio a los valores, a los sentimientos, a los grandes movimientos del corazón del hombre».

«Creo que el cine, este gran medio de cultura de nuestro tiempo, puede seguir ofreciendo una contribución significativa a esta búsqueda».

«El ser humano necesita cada vez más redescubrir el sentido de su vida, las raíces de su identidad, para afrontar, en el contexto globalizado de hoy, un camino más verdadero, más profundo, más digno de su ser humano», aclaró.

El encuentro fue organizado por el encargado de negocios de la embajada argentina ante la Santa Sede, Hugo Javier Gobbi, y contó con la participación del embajador de Israel ante la Santa Sede, Mordechay Lewy.

Burman, en declaraciones a ZENIT, reconoció durante la ceremonia que para él ha sido una sorpresa el recibir un reconocimiento que es entregado por el hombre del Papa para las comunicaciones sociales.

«Es una gran alegría pues las motivaciones son las mismas que me llevan cada vez a ponerme detrás de la cámara: transmitir valores y echar una mirada personal a los personajes y a la cuestión del hombre», explicó.

Burman visitó en su estancia en Roma la Filmoteca Vaticana y confesó a ZENIT la enorme impresión que le ha causado ver algunas de las películas más antiguas de la historia del cine, allí conservadas, como por ejemplo, un corto con escenas de vida del Papa León XIII, de finales del siglo XIX. Son una prueba, dijo, de la contribución que la Iglesia ha dado y da al cine.

El Premio Bresson ha sido entregado en el pasado a directores de cine como Manoel De Oliveira, Giuseppe Tornatore, Wim Wenders, Theo Anghelopoulos, Krzysztof Zanussi, Jerzy Stuhr, Zhang Yuan y Aleksandr Sokurov.

Por Jesús Colina

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ZENIT Staff

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