El arzobispo de Toledo constata las contradicciones de un mundo sin Cristo

Condenas sumarias a muerte en Cuba o la muerte de inocentes

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TOLEDO, 14 abril 2003 (ZENIT.org).- Monseñor Antonio Cañizares, arzobispo de Toledo y primado de España, recordó en su homilía del Domingo de Ramos que «este mundo que vive de espaldas a Dios, necesita a Jesucristo, que nos muestra el verdadero rostro de Dios».

El prelado se refería a la situación actual de Oriente Medio, a las condenas sumarias a muerte en Cuba y al aborto, así como a la marginación del cristianismo en la Constitución europea.

Monseñor Cañizares recuerda que es precisamente a Jesucristo «lo que necesita el mundo: un mundo en guerra, un mundo en el que se rechaza una guerra y se silencian el resto, un mundo en el que en el nombre de la paz se insulta y se descalifica, se condena y se busca la destrucción del otro, un mundo en el que se sigue eliminando a los hombres inocentes e indefensos, inermes, legalmente, antes de nacer, un mundo que sigue eliminando a los hombres con juicios sumarísimos y condenándolos a muerte con un gran silencio de tantos que al mismo tiempo vocean paz».

Según el prelado, «la vieja Europa, la que está elaborando su Constitución como regla para regirnos a los ciudadanos, trata también de borrar su nombre de esa Constitución, de borrar las raíces que le han dado toda gloria y toda identidad a este viejo Continente, que quiere vivir de espaldas a Jesucristo y que no encuentra sino división, y no la esperanza que solamente en Jesucristo, el Hijo del Dios vivo, puede hallar la humanidad con futuro».

En su homilía, recuerda que «este mundo necesita sencillamente a Jesucristo, puesto que solamente en Él tenemos a Dios con los hombres y a favor de los hombres, necesita del que entra triunfante en Jerusalén, no con poderes y fuerza, no con caballos o armas de combate, sino con la sencillez y la humildad, con lágrimas por la Jerusalén que le va a rechazar, amando sin reservarse nada y no ocultándose de los peligros que le acechan. Todo por el hombre. Todo por amor al hombre. Todo para que el hombre viva reconociendo que Dios está por Él y que únicamente en Él tiene la felicidad y la dicha, la paz y el amor que nos hace hermanos».

El arzobispo de Toledo afirma que el único modelo de hombre válido para la humanidad, aunque ésta no sea consciente de ello, es Jesucristo: «No existe ningún ejemplar válido fuera de la figura de Cristo y Éste crucificado. ¿Por qué le damos las espaldas? ¿Por qué no seguimos, como Simón de Cirene, llevando la cruz y asistiendo a su cruz, no como meros espectadores, sino unidos a ella, compartiendo los sufrimientos de los hombres, mostrando el rostro de Dios, que se vuelca a favor de los últimos y desheredados de la tierra? No ha habido ni habrá hombre que pueda prescindir de Él, aunque no sea todavía consciente de ello».

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ZENIT Staff

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