El arzobispo Fisichella, nuevo presidente de la Academia Pontificia para la Vida

En sustitución del obispo Elio Sgreccia

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CIUDAD DEL VATICANO, martes 17 de junio de 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha nombrado presidente de la Academia Pontificia para la Vida a monseñor Salvatore Fisichella, de 56 años, rector magnífico de la Pontificia Universidad Lateranense, hasta ahora obispo auxiliar de la diócesis de Roma, elevándole a la dignidad de arzobispo.

Sustituye al obispo Elio Sgreccia, uno de los mayores expertos de bioética del escenario internacional, quien había presentado su renuncia al Papa por motivos de edad (ha cumplido los ochenta años).

La Academia Pontificia para la Vida fue un sueño de Juan Pablo II que hizo realidad para estudiar, informar y formar sobre los principales problemas de la biomedicina y del derecho relativos a la promoción y a la defensa de la vida.

En particular, afronta estas cuestiones en la relación que tienen con la moral cristiana y con las orientaciones del Magisterio de la Iglesia Católica.

El organismo pontificio, que goza de autonomía propia, colabora con los dicasterios de la Curia Romana cuyas actividades tienen relación con el servicio a la vida.

La Academia, cuyo primer presidente fue el mundialmente conocido genetista Jerôme Lejeune, por un número máximo de 70 miembros, todos de nombramiento pontificio, con competencia en diferentes sectores de la ciencia biomédica y en las disciplinas que tienen relación con los problemas que conciernen a la promoción y a la defensa de la vida.

Además de los miembros ordinarios existen miembros correspondientes cuya contribución se requiere en ocasiones específicas en relación con la competencia particular de cada uno de ellos.

Los miembros de la Academia suscriben la «Declaración de los servidores de la vida» con la que se comprometen a promover y defender los principios acerca del valor de la vida y de la dignidad de la persona humana, interpretados conforme al Magisterio de la Iglesia.

La importancia que la bioética ha alcanzado hoy, según explica monseñor Ángel Rodríguez Luño, miembro de la Academia, en un artículo publicado en la edición del 18 de junio de «L’Osservatore Romano», justifica el que el presidente de la Academia Pontificia para la Vida tenga a partir de ahora la dignidad de arzobispo.

De esta manera, aclara, se subraya «el importante servicio y la confianza que el Papa pone en esta institución que es expresión del compromiso de la Iglesia para la promoción y la defensa de la vida de todo hombre, creado a imagen de Dios».

[Más información en www.academiavita.org]

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ZENIT Staff

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