El arzobispo Foley propone a la Iglesia un examen de conciencia sobre la comunicación

Constata pecados de acción y por omisión

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 5 marzo 2007 (ZENIT.org).- Al inaugurar la asamblea plenaria del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, su presidente propuso en la tarde de este martes a la Iglesia hacer un examen de conciencia sobre la comunicación.

En la homilía de la misa celebrada en la Casa Santa Marta del Vaticano, el arzobispo estadounidense, en pleno ambiente cuaresmal, comenzó constando que «todos hemos pecado; y lo hemos hecho no sólo como todos los hombres y mujeres lo hacen, sino también en el campo de las comunicaciones, a través de pecados de omisión y también de acción».

«Somos culpables de pecados, o al menos de faltas por omisión, al no usar las “mirifica” –las maravillas que Dios ha permitido descubrir a los seres humanos– para comunicar al mundo lo mejor posible su amor y su bondad», afirmó a los presentes en la asamblea: cardenales, arzobispos, obispos, sacerdotes, religiosos y profesionales de la comunicación.

«Los vendedores usan los medios de comunicación con mucho éxito para vender jabón, automóviles, ropa y vacaciones –reconoció–; en cambio, nosotros, que tenemos la responsabilidad de proclamar el mensaje más importante en la historia de la humanidad, con frecuencia hemos carecido de imaginación y de dedicación para dar a conocer con estos medios a todos los hombres y mujeres, la buena noticia de Jesucristo, de su amor y del destino al que hemos sido llamados»

«A veces nosotros también pecamos, o al menos faltamos, en nuestro uso de los medios, al dedicarnos a condenar más que a elogiar. Nuestro Santo Padre Benedicto XVI nos ha aconsejado no mostrarnos siempre diciendo “no”, sino mostrándonos como reflejo del amor, la misericordia y la compasión de Jesucristo en nuestro modo de usar los medios».

Citando el pasaje evangélico de san Lucas de la liturgia de este martes, el arzobispo repitió las palabras de Jesús: «Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados. No condenéis y no seréis condenados. Perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará».

«Ciertamente es necesario identificar los males en la sociedad y alertar a la gente contra ellos, pero nuestro esfuerzo más importante debería ser el de proclamar el conocimiento y el amor a Jesucristo, nuestro Señor misericordioso, y el bien que se hace en el mundo en su nombre», dijo.

«¡Cuántas historias con “buenas noticias” no son difundidas y con frecuencia ello sucede porque nosotros no las difundimos!».

«Casi todos saben que la Iglesia católica, reflejando las enseñanzas de Cristo, no aprueba las relaciones sexuales fuera del matrimonio, ya sea heterosexual u homosexual, pero, ¿cuántos conocen la existencia de residencias para jóvenes embarazadas o madres solteras, para niños huérfanos o para víctimas del SIDA, impulsadas por la Iglesia en todo el mundo y en el nombre de Jesucristo?», preguntó a los presentes.

«Hay que usar los medios de comunicación para dar a conocer el mensaje del amor y misericordia de nuestro Salvador, pero también debemos mostrarnos llenos de amor y misericordia, siguiendo su ejemplo, y más aún, su mandato», concluyó.

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ZENIT Staff

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