El arzobispo Martin pide apoyar el papel de la ONU en Irak

Observador del Vaticano ante la ONU y nuevo obispo coadjutor de Dublín

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CIUDAD DEL VATICANO, 21 agosto 2003 (ZENIT.org).- El hasta ahora representante de la Santa Sede ante la sede de las Naciones Unidas en Ginebra ha pedido que se apoye la labor de esa institución en Irak, especialmente tras el sangriento atentado de este martes contra su sede.

Monseñor Diarmuid Martin, recientemente nombrado arzobispo coadjutor de Dublín, tras pasar dos años como observador permanente del Vaticano en Ginebra, afirma: «Tenemos el deber de garantizar que la misión de las Naciones Unidas continúe y no se abandone».

Los Estados miembros de la ONU, subraya en una entrevista concedida a «Radio Vaticano», deben ayudar «a estos funcionarios internacionales, poco protegidos, que se comprometen en nuestro nombre» a «ganar la paz».

«Desde mi punto de vista, estoy seguro de que ésta sería la actitud de Sérgio Vieira de Mello [enviado especial de la ONU a Irak, fallecido en el atentado]: no abandonar el mandato de la ONU, garantizar la protección de la población civil, reconstruir la nación y la legalidad internacional».

El arzobispo confiesa que es imposible comprender los motivos de los terroristas: «No comprendo su mentalidad», pero añade: «ciertamente es un ataque a la comunidad internacional, representada por uno de sus mejores intérpretes».

El prelado pide que quienes tienen la responsabilidad de la seguridad en Irak piensen «en los demás empleados de la ONU».

«De Mello subrayó en varias ocasiones cuáles son las responsabilidades de quien tiene el control del territorio en Irak –recuerda–: asegurar la protección, no sólo de la población civil, sino también de los funcionarios internacionales».

Por lo que se refiere a las relaciones entre Estados Unidos y la ONU en Irak tras el atentado, monseñor Martin explica: «De Mello era un hombre de diálogo, el candidato preferido por los Estados Unidos para desempeñar este papel en Irak, pero «no estaba en los bolsillos de nadie»».

«Era un hombre muy independiente y podía desempeñar un papel muy importante para asegurar el paso del país a la legalidad y a la normalidad –concluye–. Ahora corresponde al secretario general, Kofi Annan, encontrar tanto a un nuevo representante para Irak como un nuevo Alto Comisionado para los Derechos Humanos, cargos que desempeñaba De Mello, aunque durante un cierto período se ha dedicado totalmente a las cuestiones de Irak».

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ZENIT Staff

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