El arzobispo peruano Barreto denuncia devastadores efectos ambientales

Ante el Congreso de Estados Unidos, de una compañía metalúrgica estadounidense

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WASHINGTON, viernes 20 julio 2012 (ZENIT.org).- Un horno de fundición de propiedad estadounidense ha contaminado el aire, el suelo y el agua de la ciudad de La Oroya, Perú, algo que merece la supervisión y las medidas correctivas del Congreso, según un obispo del Perú en su testimonio ante el Subcomité de África, Global Health y Derechos Humanos, del Congreso de Estados Unidos, el 19 de julio.

El Congreso –informa la Conferencia Episcopal de Estados Unidos- «puede jugar un papel vital y dar esperanza, en solidaridad con el pueblo del Perú, ofreciendo el cumplimiento de las normas ambientales y la supervisión para que los seres humanos puedan vivir con dignidad y recuperar un medio ambiente sano», dijo el arzobispo Pedro Ricardo Barreto SJ, arzobispo de Huancayo y presidente del Departamento de Justicia y Solidaridad de la Conferencia Episcopal de América Latina (CELAM).

El Complejo Metalúrgico de La Oroya ha sido propiedad de la Doe Run Company , con sede en Estados Unidos, desde 1997.

«Sin duda, el pueblo del Perú, sus trabajadores y residentes, deben compartir los beneficios de las industrias extractivas y no ser víctimas de esas actividades», dijo el arzobispo Barreto. «La degradación ambiental hace que la población enferme, envenena el aire y los ríos, y la despoja de la tierra agraria de otro modo fértil por lo que ya no puede ser cultivada con éxito».

En un testimonio separado, Fernando Serrano, Ph.D. de la Universidad de St. Louis, compartió un estudio de 2006 sobre las repercusiones de salud pública en La Oroya, donde se encontraron niveles elevados de plomo, cadmio, arsénico y otros metales tóxicos en los cuerpos de los residentes. La Oroya es catalogado como uno de los diez lugares más contaminados del mundo. Esta contaminación pone a los niños en situación de riesgo en particular.

El viaje de monseñor Barreto fue patrocinado por Catholic Relief Services (CRS) y la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB).

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ZENIT Staff

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