«El ayuno es la oración del cuerpo»

El teólogo Spidlik explica el sentido de la jornada del 14 de diciembre

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ROMA, 9 diciembre 2001 (ZENIT.orgAvvenire).-¿Cual es el significado del ayuno? Cuando quedan pocos días para la jornada de ayuno y oración por la paz, 14 de diciembre, convocada por Juan Pablo II en coincidencia con el Ramadán, el padre Tomas Spidlik, catedrático de teología espiritual de Oriente en varias universidades de Roma, quien hace unos años predicó los ejercicios espirituales al Papa, explica el significado de este gesto.

–¿Por qué ayunar?

–Tomas Spidlik: En el Antiguo Testamento se dan casos de ayuno, como cuando David ya no quiere comer entristecido por la enfermedad del hijo. Pero, en el Antiguo Testamento el ayuno es sobre todo preparación a la venida de Cristo. Los ayunos prescritos tenían este significado. Es el motivo por el que en las primeras comunidades cristianas se sentían libres del ayuno: Cristo ya ha venido –se decía–, no estamos ya obligados a la abstinencia.

Y sin embargo, muy pronto se reintrodujo el ayuno en Cuaresma o antes de Navidad. ¿Por qué? El motivo es sobre todo social: «»Tú comes mucho –dicen los Padres de la Iglesia a los fieles– y otros tienen hambre. ¿No es quizá justicia que tú renuncies a algo para darlo a los pobres?».

Es curioso sin embargo notar que no falta un motivo que hoy definiríamos de austeridad: «Se come demasiado –escriben–, hace daño a la salud». Es la raíz de la distinción cristiana entre deseo y necesidad. Una enseñanza que hoy sería útil redescubrir…

–¿Qué relación hay entre ayuno y oración?

–Tomas Spidlik: Mantener juntos estos dos elementos es el meollo del ayuno cristiano. La gente lo comprende en un modo quizá un poco popular. Se dice: «Yo rezo pero para que Dios me escuche practico el ayuno». En cambio los Padres de la Iglesia dicen que es exactamente lo contrario: «Si no ayunas, no puedes rezar bien. ¿Si no eres capaz de renunciar a algo, cómo puedes decir que tus palabras con Dios son sinceras?».

El ayuno es la oración del cuerpo, que de este modo participa en mi actitud espiritual. Creo que es una experiencia importante hoy, pues nos cuesta encontrar la coherencia entre nuestros pensamientos y nuestra vida. A veces, nos refugiamos en prácticas extrañas. Pero la más natural es ésta: vivir una cierta disciplina del cuerpo junto con el espíritu.

–¿Qué significado tiene ayunar en comunidad, como sucederá el viernes próximo, 14 de diciembre?

–Tomas Spidlik: Como todo lo que se hace unidos, la intención es la de afirmar algo contra la mentalidad general. En la peregrinación, hay un movimiento conjunto para afirmar que existe Otro. Lo mismo vale para este ayuno. Que además nos recuerda que gran parte de la población del mundo está en guerra y sufre hambre.

–¿Qué puede decir el ayuno al hombre de hoy tan desorientado por los hechos de las últimas semanas?

–Tomas Spidlik: La desorientación de estos días es evidente. Nos habla de este hombre dividido. El mal nace de la separación entre vida del cuerpo, vida pública, pensamiento, oración. Por esto es importante el ayuno. Y luego está todo el discurso de la caridad, típicamente cristiano: el ayuno es invitación a compartir lo que tenemos con quien sufre.

–Si tuviera que dar un consejo sobre como vivir el 14 de diciembre, ¿qué diría?

–Tomas Spidlik: Recordemos que ayuno y limosna van siempre de la mano. Pensemos en cuando en nuestras familias se apartaba algo para los mendigos. Los musulmanes tenían incluso la costumbre de preparar una comida más para el peregrino. La renuncia para destinar lo equivalente a quienes sufren es un gesto más actual que nunca.

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ZENIT Staff

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