El ayuno también es necesario en política, alerta el patriarca latino de Jerusalén

Llama a las autoridades a purificar sus intenciones

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JERUSALÉN, miércoles, 9 febrero 2005 (ZENIT.org).- En puertas de la Cuaresma, el patriarca latino de Jerusalén ha invitado también a «quienes tienen el poder» a la práctica de un ayuno que represente «una purificación de sus intenciones y de sus egoísmos individuales o nacionales».

Con ocasión del inicio del tiempo litúrgico cuaresmal el 9 de febrero, Miércoles de Ceniza, el patriarcado latino de Jerusalén ha difundido el mensaje de Su Beatitud Michel Sabbah para este tiempo, en el que late una llamada a la conversión.

Es un tiempo de ayuno, esto es, «someter el cuerpo y la voluntad a un ejercicio que tiene por objetivo liberarse de cualquier coacción o vínculo, ya que la vida interior es un combate», escribe monseñor Sabbah: «con el ayuno, y con la gracia de Dios que no nos abandona nunca, deseamos convertirnos en personas libres, capaces de vivir según el espíritu, y de hacer el bien que queremos».

El ayuno –dice en su mensaje, enviado a Zenit este martes– es «para ejercitar el cuerpo y el alma a renovar las energías del bien», y a esta práctica se une la de la limosna, que se orienta a dirigir «estas energías hacia el prójimo que amamos porque» está «creado a imagen y semejanza de Dios».

Por eso –afirma– «nuestra Cuaresma (ayuno y limosna), en estos días, nos sitúa ante Dios y en comunión con las víctimas de los recientes terremotos y maremotos» en Asia y África, «de las enfermedades incurables», «de las injusticias impuestas por el hombre a sus hermanos y hermanas en nombre del interés nacional o en nombre de la pura violencia como única vía para la paz».

Igualmente –continúa– «nuestra Cuaresma nos pone en comunión con cualquier resistencia a cualquier opresión u ocupación, como la que tiene lugar en nuestra Tierra Santa, ocupación que profana y destruye a la persona humana palestina privándola de su libertad y a la israelí privándola de su seguridad y de las energías de bien que tiene en sí misma».

En referencia a las recientes conversaciones entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina, el patriarca de Jerusalén reconoce que en medio del conflicto «vemos revivir en estos días» «un nuevo soplo de justicia y de razón» y «un nuevo esfuerzo de la comunidad internacional».

También en la vida política se necesita el ayuno, exhorta: «Un ayuno que permita a quienes tienen el poder una purificación de sus intenciones y de sus egoísmos individuales o nacionales».

Se trata asimismo de un ayuno «que permita a los líderes ver y saber que están delegados para servir, y que les haga entender que todas las personas humanas, de todos los pueblos, son igualmente creadas y amadas por Dios, que no están divididas en dos campos, las buenas y las malas, las fuertes y las débiles. Todas reciben su dignidad de Dios, y están llamadas a la misma libertad y seguridad», recalca.

Con «nueva esperanza» ha acogido este martes monseñor Sabbah las noticias que llegan de la cumbre en curso en Sharm El Sheikh (Egipto) entre el primer ministro israelí Ariel Sharon y el presidente palestino Abu Mazen.

Tras cuatro años de Intifada y de incursiones en los Territorios ocupados ambos dirigentes han anunciado un «alto el fuego» entre Israel y Palestina.

«Hemos acordado con el primer ministro de Israel poner fin a todos los actos de violencia contra los israelíes y contra los palestinos», dijo Abu Mazen –cita «Efe»– en una declaración al término de la cumbre con Sharon en presencia del presidente egipcio Hosni Mubarak –promotor del encuentro– y del rey de Jordania Abdallah.

Destacó que lo acordado en la histórica cumbre «sólo es el comienzo de un proceso» y que con Sharon debatió acerca de varias cuestiones en las que se incluyen «asentamientos, liberación de presos y el muro (de separación)», que serán abordados más adelante.

Por su parte Ariel Sharon aseguró que «Israel cesará todas las operaciones militares en todos los lugares». Además, indicó que su gobierno acepta el «plan de desconexión» o retirada de Israel de la franja de Gaza en el marco de la «Hoja de ruta». Esa, dijo, «es la única forma de alcanzar dos Estados independientes viviendo en paz el uno al lado del otro».

La cumbre de Sharm El Sheikh representa un paso adelante en la reactivación del proceso de paz y la aplicación de la «Hoja de Ruta», que pretende el establecimiento de un Estado independiente palestino que conviva con Israel, recordó Mubarak destacando que esta visión coincide con la expresada por el presidente de los EE. UU., George Bush.

Por largo tiempo desatendida, la «Hoja de Ruta» –«Road map»– representa el itinerario para el reconocimiento recíproco entre los dos Estados definido por la ONU, la Unión Europea, los Estados Unidos y Rusia.

«Hay que decir que hay novedades, sí, en la disponibilidad tanto de parte israelí como de parte palestina, y también de la comunidad internacional y de la propia América» –manifestó este martes monseñor Sabbah ante los micrófonos de «Radio Vaticana»–, pero «un proceso que recomienza desde el principio requiere aún mucho tiempo»; «lo que tiene de nuevo, y que ahora es visible a todos, es que los palestinos tienen derecho a algo».

Para el prelado el recorrido que se abre pasa por la paciencia: «Los israelíes deben tener paciencia, si acaso hubiera aún episodios de violencia; los palestinos deben tener también más paciencia, porque será necesario seguir aún por largos días viviendo la vida que había, una vida de opresión… ¡Y todo esto ciertamente no podrá ser eliminado en un día!».

En cualquier caso, añade: «Diría que ya –tras la experiencia del post-Oslo– un elemento esencial es el tiempo: es necesario que los responsables actúen lo antes posible, para no permitir al tiempo que pasa que vuelva a despertar nuevas violencias, incidentes…».

En este momento «todos –judíos, musulmanes o cristianos– vivimos nueva esperanza, porque todos queremos la paz», «cualquiera que sea la religión, la nacionalidad». La esperanza es también «que esta vez existe una nueva disponibilidad palestina»: «una claridad en la situación, una determinación fuerte a ir adelante», concluye.

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ZENIT Staff

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