«El Bautismo en el Jordán, un signo de unidad de Dios con el hombre»

Entrevista con el padre Santiago Martín sobre el primer misterio luminoso

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

MADRID, 22 mayo 2003 (ZENIT.org-VERITAS).- «El bautismo de Jesús en el Jordán» es el primero de los nuevos misterios de la luz que ha propuesto Juan Pablo II a la contemplación de los fieles al rezar el Rosario.

En esta entrevista, la primera de una serie de diálogos con diferentes personas sobre estos misterios, el padre Santiago Martín, periodista, autor de numerosos libros y fundador del movimiento de los Franciscanos de María, medita sobre este momento decisivo de la vida de Jesús.

–¿Qué se recuerda y medita en el primer misterio de Luz?

–Santiago Martín: El Bautismo del Señor. Fue el inicio de la vida pública de Cristo, aunque algunos opinan que eso ocurrió con el milagro de las bodas de Caná. En el Bautismo quedó claro que Dios estaba con Cristo, respaldando su persona y su mensaje. Además, el Señor instituyó el sacramento del bautismo que para nosotros es de redención y de filiación divina.

–¿Cristo tenía pecados de los que ser perdonado?

–Santiago Martín: El Señor fue a recibir de Juan Bautista un bautismo que era, para los demás, de penitencia. Ese bautismo no perdonaba los pecados, pero servía como rito de purificación, pues mostraba públicamente lo que existía en el corazón del hombre: el arrepentimiento. Cristo, sin embargo, no necesitaba ni arrepentirse ni purificarse. Así lo entendió el propio Bautista, que se negó en un principio a bautizarle y reclamó ser bautizado por Él. Lo que Cristo buscaba era hacer un símbolo de unidad con el hombre -como antes había hecho dejándose tentar en el desierto-, a la vez que aprovecaba la ocasión para instituir el sacramento del bautismo y para que el Padre le diera el empujón de salida, comenzando así a los ojos de todos su vida pública.

–¿Qué debe ser para nosotros el bautismo?

–Santiago Martín: Generalmente somos bautizados de niños, lo cual es estupendo, pues así estamos desde el principio limpios del pecado original y somos hijos adoptivos de Dios y miembros de la Iglesia. Eso es lo que significa el bautismo. Es la puerta que nos introduce en la comunidad de los hijos de Dios y nos permite acceder a los otros sacramentos. Además, nos limpia del pecado original y de los pecados personales que tuviéramos.

–¿Podemos repetir el bautismo?

–Santiago Martín: El bautismo es un sacramento que imprime «carácter», es decir que no se puede repetir. Incluso los que abandonan la Iglesia, siguen siendo bautizados católicos, lo mismo que sigue uno siendo hijo de su padre y de su madre aunque ya no quiera saber nada con ellos. Lo que sí podemos hacer es reiterar una y otra vez nuestra intención de estar en la Iglesia, de ser hijos de Dios, y de ser santos. Por ejemplo, cuando entramos en el templo y nos santiguamos con agua bendita, estamos renovando espiritualmente las promesas bautismales y estamos haciendo un gesto que significa que pedimos perdón por nuestros pecados y que solicitamos la bendición de Dios para seguir siendo fieles católicos.

Print Friendly, PDF & Email
Share this Entry

ZENIT Staff

Apoye a ZENIT

Si este artículo le ha gustado puede apoyar a ZENIT con una donación