El cardenal Bertone confía a la Virgen de Jasna Gora las esperanzas de la Iglesia

Concluye su visita de tres días a Polonia 

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CZESTOCHOWA, martes 5 de mayo de 2009 (ZENIT.org).- El cardenal secretario de Estado, Tarcisio Bertone, confió «todos los problemas y las esperanzas de la Iglesia» a la Virgen de Jasna Gora en el santuario polaco de Czestochowa. 

Lo hizo el sábado pasado, víspera de la fiesta de la Reina de Polonia, durante una visita de tres días a Polonia finalizada el 3 de mayo, de la que informa este martes «L’Osservatore Romano». 

El sábado, el cardenal rezó por el Papa y por todos los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y por todos los laicos, para que puedan «servir bien a cada hombre y a cada población en el mundo». 

También pidió a la Virgen negra de Jasna Gora que indique a los hijos de la Iglesia «cómo construir la paz y la colaboración amorosa entre los hombres». 

Bajo su protección, el cardenal puso «las difíciles situaciones de cada sociedad, de cada nación, de cada Iglesia local del mundo» y le solicitó que «cada comunidad cristiana tenga libertad y paz al cumplir su misión evangelizadora». 

En particular, el cardenal Bertone rezó por Polonia, por todos los fieles y por las autoridades del gobierno, para que comprendan «que sin Dios, no se puede mejorar el futuro de Polonia». 

El domingo, el cardenal presidió la Misa solemne en el santuario mariano, en presencia de otros cardenales, arzobispos y obispos polacos y de numerosos fieles y de la familia de los monjes de San Pablo, del monasterio de Jasna Gora, con su prior general, Izydor Matuszewski. 

Habló sobre el significado del santuario de Czestochowa para la historia de la Iglesia y de la nación polaca, recordando las veces que el cardenal Karol Wojtyla había presidido la Misa de esa solemnidad. 

Ese santuario era uno de los amados por Juan Pablo II, quien encomendó allí todo su pontificado a la Virgen diciéndole «Totus tuus» («soy todo suyo»). 

El Papa polaco también encomendó, antes de morir, su país, la Iglesia y a sí mismo a la Virgen Negra de Jasna Gora. 
 
Las coronas de oro que adornan el icono de la Virgen fueron bendecidas y ofrecidas por el Papa Karol Wojtyla la víspera de su muerte.  

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ZENIT Staff

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