El cardenal Cipriani se ha reunido con los candidatos a la presidencia de Perú

“A la Iglesia le preocupa mucho el futuro del país”

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LIMA, domingo, 27 marzo 2010 (ZENIT.org).- «A la Iglesia le preocupa mucho el futuro del país», explica el cardenal Juan Luis Cipriani, arzobispo de Lima, para explicar los motivos por los que en días pasados ha recibido a los candidatos a la presidencia de la República del Perú.

«Hay coyunturas que me obligan, como pastor de la Iglesia, a decir que las visitas de los candidatos a mi hogar han sido con la amabilidad de explicarles los principios de la Iglesia en relación fundamentalmente a la vida, a la familia, al matrimonio entre un hombre y una mujer y para hacerles ver esos valores que forman parte de la cultura de una Nación», reveló el primado de Perú en el programa Diálogo de Fe del sábado 26 de marzo.

Las elecciones generales del Perú de 2011 se realizarán el 10 de abril del año 2011, con el fin de elegir a las personas que ocuparán varios de los más altos cargos del Estado de la República del Perú, incluida la presidencia, durante el periodo 2011-2016.

Con respecto a las reuniones que sostuvo con los candidatos presidenciales destacó que fueron conversaciones muy cordiales en un clima de reserva y privacidad en el cual se trataron temas que preocupan a la Iglesia y al país.

«A la Iglesia le preocupa mucho el futuro del país. No estamos pretendiendo influir en el espectro político, pero han habido temas que me han obligado a ejercer un derecho: dar a conocer a la población mi preocupación. Pero el progreso del país dependerá del esfuerzo y del trabajo de cada uno», afirmó.

Mencionó también que el Perú es una nación con tradiciones, personajes y raíces profundamente católicas; por lo cual es muy importante promover un clima de paz, de diálogo y de veracidad.

«No es un deseo de confrontar a nadie ni de interferir en la política, pero esa identidad católica le lleva a la Iglesia y a mí a decir que los cambios y las mejoras que se dan en un proceso de desarrollo de un país se dan de modo gradual», explicó.

El arzobispo de Lima comentó que el Perú no tiene nada que aprender de esos países en donde tener dinero se ha convertido en su dios, matando millones de criaturas de manera cínica.

«En el caso concreto del aborto nadie puede autorizar ni el aborto eugenésico ni el aborto terapéutico. Cuando hay un embrión en el vientre de la madre, ese embrión tiene vida e identidad propia. Eliminarlo es un asesinato», sentenció.

«No queremos ni deseamos imitar de esos países el homicidio de millones de vidas. El cinismo de un lenguaje de salud reproductiva, del derecho a elegir, de yo soy dueño de mi cuerpo, es parte de toda una terminología asquerosa», prosiguió.

Finalmente, exhortó a todos los peruanos a asumir la responsabilidad frente a un momento tan importante que vive el país, en el cual hay que ver de manera clara dónde está el bien; pidiendo honradez, eficiencia, respeto y no creer en ofertas multitudinarias de cambios y sueldos que no son verdad.

«Sería una maravilla para nuestro país que todo el programa de estas políticas sociales tengan un eje: la promoción de la familia. Recuperemos la responsabilidad de los padres de familia facilitándoles el acceso a la educación y a la salud, de modo razonable y gradual. De esta manera podemos decir que la Iglesia respeta la autonomía del orden democrático, sin intervenir en la política partidaria», reflexionó.

«En este tiempo de Cuaresma, sigamos en ese itinerario de purificación interior y no dejemos que tanto ruido nos haga olvidar el centro de nuestra vida. Le pido a Jesús, que tanto nos ama y nos espera, que nos ayude en estos tiempos para iluminar la decisión del pueblo peruano», concluyó.

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ZENIT Staff

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