El cardenal de Honduras invita a los padres a educar en la oración a sus hijos

Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga en el Congreso Eucarístico Internacional

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GUADALAJARA, jueves, 14 octubre 2004 (ZENIT.orgEl Observador).- Durante la oración de inicio (Laudes) de este jueves, día en el que el Congreso Eucarístico Internacional se dedica a reflexionar sobre «La Eucaristía, centro de la vida de la Iglesia», el cardenal y arzobispo de Tegucigalpa, Honduras, Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, lanzó un llamamiento a los padres de familia para que eduquen en la oración a sus hijos.

«Podemos y debemos perfeccionar nuestra vida de oración», dijo el cardenal Rodríguez Maradiaga a los asistentes al auditorio central de la Expo Guadalajara, sede central del Congreso.

«La Eucaristía es, precisamente eso. Fue instituida en medio de una oración grandísima del Señor Jesús, la oración sacerdotal. Tiene que llevarnos a todos, a partir de este Congreso Eucarístico, a un compromiso», dijo el purpurado salesiano.

Previendo el encuentro juvenil con Jesús Eucaristía que tendrá lugar el próximo sábado en la Plaza de las Américas de Zapopan, el cardenal de Honduras afirmó que «los jóvenes desean orar, pero desean que se les enseñe».

«Aquellos jóvenes discípulos de Cristo le vieron orar y por eso le pidieron: enséñanos a orar», dijo el cardenal Rodríguez Maradiaga quien agregó: «Hoy día los padres de familia, las madres de familia en el hogar tienen que tratar de desarrollar esa vida de oración, para que sus hijos lo aprendan».

«No es en la parroquia, no es en el colegio, no es en la escuela religiosa donde se debe aprender a orar: es en el hogar, en la familia donde se debe aprender y continuar esa pedagogía de la oración que lo lleve a comprender, plenamente, la oración eucarística», expresó el arzobispo de Tegucigalpa.

En una intervención fuera de programa, el cardenal Rodríguez Maradiaga subrayó que «se ha dedicado el tiempo, grandemente, a la adoración al Santísimo Sacramento, una forma privilegiada de orar delante del Sacramento del Altar».

«Una forma privilegiada, también, de aprender y de escuchar al Señor Jesús que sigue diciéndonos: «Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados que yo los aliviaré». Creo, entonces, que como un fruto de nuestro Congreso Eucarístico, todos debemos sentir ese llamado a mejorar la calidad de nuestra oración personal, de nuestra oración comunitaria en las parroquias, las comunidades religiosas; de crecer en este elemento importantísimo de la vida espiritual y de comprometernos a ser personas de oración que lleven a este mundo a orar», concluyó el cardenal de Honduras.

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ZENIT Staff

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