El cardenal Dziwisz pide perdón por los sacerdotes colaboracionistas con el comunismo

Invita también a recordar la «heroica conducta» de los sacerdotes que se opusieron al régimen

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CRACOVIA, lunes, 19 junio 2006 (ZENIT.org).- «En nombre de la Iglesia de Cracovia, a todos aquellos que creen haber sido maltratados a causa del comportamiento de algunos sacerdotes, yo les “pido perdón”», dijo el pasado día 15 de junio el cardenal Stanisław Dzwisz, arzobispo metropolita de Cracovia.

La petición de perdón se enmarca en el debate suscitado algunas semanas después de la muerte de Juan Pablo II y se refiere a algunos sacerdotes, acusados de haber colaborado con los Servicios de Seguridad del régimen comunista.

El antiguo secretario del Papa Karol Wojtyla formuló su pronunciamiento al presidir la tradicional procesión de Corpus Christi, el jueves pasado, que tuvo lugar en Cracovia, desde la Catedral de Wawel a la Basílica Mariana en la Plaza del Mercado (Rynek), donde pronunció la homilía.

«El “pedir perdón” incluye también la firme voluntad de verificar la verdad», añadió el arzobispo en su discurso, interrumpido muchas veces por los aplausos de los miles de fieles presentes en la plaza.

El purpurado pidió sin embargo a todas aquellas personas que se sienten ofendidas por la culpa de algunos sacerdotes que no pierdan la confianza en la Iglesia.

El primero contra el que se hizo esta acusación fue el padre Konrad Hejmo, un sacerdote que goza de gran fama en Polonia y en el Vaticano porque ha dirigido durante veinte años el centro para peregrinos polacos en Roma, y ha acompañado a los grupos de peregrinos ante el Papa.

Posteriormente, varios diarios empezaron a especular con diversos nombres de «sacerdotes espías», sin tener ninguna confirmación de ello por parte del Instituto de la Memoria Nacional, que custodia muchos documentos pertenecientes incluso a los Servicios Secretos del régimen comunista.

A principios de 2006, el Tadeusz Isakowicz–Zalewski, ex capellán de Solidarnosc, perseguido por el régimen comunista, quería hacer públicos 28 nombres de sacerdotes colaboracionistas de la diócesis de Cracovia.

En aquel momento, el metropolita de Cracovia se dijo decididamente contrario a la publicación de la lista y le impuso silencio.

«No tengo miedo de la verdad, aunque tuviera que resultar dolorosa, pero soy yo personalmente responsable, como arzobispo de Cracovia, del descubrimiento y la revelación de la verdad», escribió el cardenal Dziwisz en una misiva entregada al padre Isakowicz–Zalewski.

Por esta razón, el purpurado ha creado una comisión «ad hoc» «Memoria y desvelo», que está analizando los casos de sacerdotes diocesanos que colaboraron con los Servicios Secretos del régimen comunista. Muchos esperan que esta comisión publique pronto el correspondiente «Memorial».

El cardenal Dziwisz dijo que la Iglesia es santa, pero que en ella hay hombres pecadores, entre los que hay también sacerdotes: «Si cada pecado puede tocar a cualquier hombre, quiere decir que también algunos sacerdotes podían mancharse diciendo una verdad que no liberaba sino que destruía a la gente».

«No vale la pena perder confianza en la Iglesia porque la propia vida se construye sobre la roca sólo cuando ésta se construye sobre Cristo y con Cristo, pero al mismo tiempo en la Iglesia y con la Iglesia, como nos ha recordado Benedicto XVI durante su viaje a Polonia», añadió.

El metropolita de Cracovia señaló que la investigación de la verdad sobre la implicación de los sacerdotes se debe basar en una cuidada investigación histórica: «Esto quiere decir que hay que hablar cada vez más de aquellas personas que dirigieron este sistema y no sólo de sus víctimas».

«Esto quiere decir que hay que aclarar todas las circunstancias que condujeron a alguno a colaborar –subrayó–. Esto quiere decir que hay que hablar de la heroica conducta de los sacerdotes que sufrieron persecución porque no se plegaron al régimen y no quisieron colaborar con los Servicios Secretos».

En la misma homilía, el cardenal Dziwisz subrayó que antes hay que descubrir toda la verdad y sólo después se puede pedir a los culpables un sincero arrepentimiento y una reparación por el mal realizado.

Según el metropolita de Cracovia precisamente hay que establecer qué daños e injusticias han sido fruto de la colaboración de los sacerdotes con el régimen comunista, y descubrir las verdaderas intenciones de aquellas personas que a toda costa quieren desvelar los nombres de todos los sacerdotes que se han «manchado» con esta culpa.

«¿Estamos seguros que se trata verdaderamente de la búsqueda de la verdad, o de reparar el mal que ha sido hecho a alguien, o quizá se trata de socavar la autoridad de la Iglesia porque es incómoda para alguien?», se preguntó el purpurado.

«La media verdad no es nunca capaz de liberar al hombre. Sólo lo puede destruir», dijo el cardenal Dziwisz, subrayando que «no existe amor sin verdad, pero al mismo tiempo no hay verdad sin amor».

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ZENIT Staff

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