El cardenal Martino aclara que la enseñanza del Islam en escuelas italianas exige reciprocidad

Aclara declaraciones de prensa precedentes

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 10 marzo 2006 (ZENIT.org).- El cardenal Renato R. Martino ha aclarado que su propuesta de enseñar el Islam en las escuelas italianas es una iniciativa «compleja» que necesita ser estudiada, respetando el principio de reciprocidad.

Este principio, subraya el presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, prevé, entre otras cosas, que las comunidades islámicas reconozcan y valoren el cristianismo y sus valores.

Agencias de todo el mundo publicaron este jueves las declaraciones del purpurado italiano a la respuesta de un periodista en las que afirmaba que «si en una escuela hay cien niños de religión musulmana, no veo por qué no se les puede enseñar su religión».

Este viernes, el cardenal ha tomado la palabra ante los micrófonos de «Radio Vaticano» para ofrecer «un serena valoración» de sus declaraciones y «una correcta comprensión de las mismas con el objetivo de evitar interpretaciones partidistas o incluso erróneas».

«La libertad religiosa es un derecho humano fundamental, inherente a todo ser humano, que hay que defender y promover», afirmó.

Este derecho exige reciprocidad, es decir, «es válido para todos y en todo lugar», recalcó.

«Estoy convencido de que la aplicación de este principio es algo complejo, que exige muchos pasos y sabias consideraciones», señaló.

En este sentido, el purpurado recomienda consultar el «Compendio de doctrina social de la Iglesia», que afronta la cuestión en los números 421 y 422.

«La disponibilidad que he manifestado a la introducción de la enseñanza de la religión islámica en el sistema escolar italiano tiene que aplicarse con la prudente evaluación que comporta por parte de la comunidad islámica el respeto y la valoración del cristianismo y de los valores que, inspirados por éste, han conformado la cultura y la identidad del mundo occidental», indicó.

«No he dicho que se minimice el deber de la reciprocidad» con el Islam –insiste–: «si la libertad religiosa es un derecho fundamental, tiene que aplicarse también en aquellos países en los que los cristianos son perseguidos o marginados».

«Basta leer cualquier informe sobre la libertad religiosa para darse cuenta de la situación delicada en la que viven los cristianos en contextos caracterizados por otras mayorías religiosas. Es más, considero que hay que comenzar a reclamar con mayor vigor la reciprocidad», añade.

Esta reciprocidad, según indicó, encuentra en el fundamentalismo el obstáculo principal.

El fundamentalismo laicista y el fundamentalismo religioso, explica, son «dos posiciones que niegan una correcta presencia de la religión en la vida pública, pues el primero la niega y el segundo la invade», concluye.

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ZENIT Staff

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