El cardenal Martino pide a obispos africanos atacar la raíz de los conflictos

Y les sugiere que se doten de un «laboratorio de análisis social»

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KINSHASA, miércoles, 7 julio 2004 (ZENIT.org).- El cardenal Renato Raffaele Martino, presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, ha pedido a los obispos congoleños, ruandeses y burudeses que se interroguen «sobre la misión social de la Iglesia hoy» y su papel en el África de los Grandes Lagos, una región extenuada por los conflictos, la violencia y las tragedias humanitarias.

«La Iglesia tiene derecho de expresarse sobre política y otros tremas de la vida porque es madre, educadora y “experta en humanidad”», aclaró el purpurado el martes ante la asamblea plenaria de la Asociación de las Conferencias Episcopales de África Central (ACEAC) que se celebra en Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo.

Recordó a los prelados que el Papa recientemente ha subrayado los desafíos que África debe afrontar y la necesidad de proseguir en los esfuerzos para poner en práctica las decisiones tomadas al término del Sínodo Africano de 1994, según se desprende de una nota del dicasterio enviada a «Misna».

En este contexto, el cardenal Martino pidió a los obispos de la región africana preguntarse «por la misión social de la Iglesia» en ese entorno y les invitó a intentar «promover un diálogo constructivo con los responsables políticos a diferentes niveles por el interés nacional y regional».

No olvidó subrayar el valor de los obispos de la región por sus «cartas pastorales» y por la «contribución al proceso de pacificación y de democratización» de sus países, recalcando la importancia de la colaboración con los otros credos.

Pero advirtió que «no basta condenar la instrumentalización del factor étnico para provocar conflictos o atizar los ya existentes. Es también necesario que la Iglesia se interrogue por su misión universal en relación con estos particularismos y se empeñe en rechazar toda exclusión del otro con base racial, étnica o tribal».

«Es importante combatir las causas de la guerra», alertó el purpurado, añadiendo la necesidad de luchar contra «pobreza y miseria del pueblo, la idolatría de la etnia y todo tipo de extremismo, conflictos e intereses económicos, corrupción y mala gestión pública, pérdida de la identidad espiritual y de los puntos de referencia éticos» para «evitar que puedan convertirse en detonantes de nuevas tensiones».

En todo esto la Iglesia puede contribuir, para lo cual es necesario que se comprometa en el sector de la educación a fin de no perder contacto con la dimensión familiar, además del sector sanitario, «en particular para afrontar el Sida y otras pandemias como la tuberculosis», prosiguió el cardenal Martino.

Ante este panorama, el cardenal Martino invitó a los obispos a dotarse de «un laboratorio de análisis social para profundizar en los problemas del continente», recordando que existen también otros sujetos que deben intervenir para hacer frente a ciertos problemas, «como la ONU, el Consejo de Seguridad, la Unión Europea y otras organizaciones internacionales».

«La Iglesia no puede, salvo traicionando su misión evangelizadora, desmayar en su responsabilidad social derivada de esta misión», insistió.

Por ello es necesario –dijo el purpurado a los obispos— «que vuestras reflexiones y vuestros análisis sociales sean seguidos de hechos que conduzcan a una acción concertada de las Iglesias locales, tanto a nivel de una misma Conferencia Episcopal nacional como entre las respectivas Conferencias Episcopales reunidas en asociaciones regionales».

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ZENIT Staff

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