El cardenal Rouco abre a la beatificación de la fundadora de las Oblatas

El proceso inicia al cumplirse el centenario del nacimiento de la sierva de Dios Madre Mª del Carmen Hidalgo de Caviedes y Gómez

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La apertura del proceso de canonización de la sierva de Dios, madre Mª del Carmen Hidalgo de Caviedes y Gómez, fundadora de las hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote, tendrá lugar el próximo sábado, 14 de septiembre. El acto será presidido por el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela, en el claustro del Monasterio de Santa María de la Almudena.

El pasado 3 de septiembre, las hermanas Oblatas celebraron el Centenario del nacimiento de su fundadora, con una eucaristía en la Capilla del Monasterio.

En una biografía publicada en la web de la archidiócesis de Madrid narra que Mª del Carmen Hidalgo de Caviedes y Gómez nació en Madrid el 3 de septiembre de 1913, de padres muy cristianos, D. Rafael Hidalgo de Caviedes (arquitecto y pintor) y Dña. María Gómez, fue la séptima de ocho hermanos. Bautizada en la parroquia Santos Justo y Pastor el 20 del mismo mes y año, el día 15 de agosto de 1923 recibió por primera vez la eucaristía, y desde muy joven, sintió la llamada a consagrarse al Señor.

Al comenzar la guerra civil española, el día 20 de julio de 1936, durante el bombardeo del Cuartel de la Montaña, encontrándose ella en una Capilla cercana a su casa -la Iglesia de las Capuchinas, donde acudía a oír la Santa Misa- experimentó una fuerza interior que la movió a ofrecer su vida como víctima “pro eis” -por los sacerdotes-, al profundizar en el significado y la necesidad urgente del sacerdote santo, al considerar su puesto vital en la Iglesia, su ‘misión insustituible’ en el plan salvífico de Dios, para llegar a las almas… Vivió la guerra civil, 1936-1939, con una apertura heroica a la gracia y moción del Espíritu, que fue guiando sus pasos junto con los del sacerdote D. José Mª García Lahiguera, al que conoció en esa etapa de la guerra, porque acudía a su casa a confesar y atender espiritualmente a quienes allí se reunían. Trabajó en el “Socorro blanco” con sus hermanas, llevando la eucaristía a cuantos la solicitaban o estaban en peligro de muerte, y facilitando a sacerdotes ocultos, cuanto necesitaban para las celebraciones clandestinas. En las horas de bombardeo se refugiaban todos los vecinos en el sótano, y ella, con su madre y hermanas -pues los varones estaban refugiados en Embajadas- permanecían en adoración ante el Santísimo que, discretamente, guardaban en un portaviático.

Estas andanzas, llenas de heroísmo, le ayudaron a conocer diversas congregaciones religiosas, y así pudo cerciorarse de su vocación claustral, en entrega de holocausto por “ellos” y por la Iglesia. El 25 de abril de 1938, después de unos Ejercicios Espirituales practicados con la orientación de Don José María García Lahiguera -cuyo Proceso de Canonización está ya en su fase romana-, habiéndole expuesto Mª del Carmen cuanto el Señor le había inspirado, se comprometen ambos a fundar una Congregación de vida íntegramente contemplativa, que prolongue en la Iglesia la ‘Oración Sacerdotal’ de Cristo: “Pro eis, ego rogo et sanctifico meipsum” (Jn. 17). Ambos espíritus vibraban al unísono, por ello, Don José María terminó diciéndole: Esto no existe, pero existirá”. Y este compromiso se selló ante el Señor en la Comunión del día siguiente, 26 de abril de 1938. La semilla de lo que iba a ser en la Iglesia la Congregación de las HH. Oblatas de Cristo Sacerdote, quedó ya sembrada en el surco callado y oculto que, no mucho después, había de germinar y dar su fruto.

Concedido el nihil obstat en mayo de 1950 para ser erigida como Congregación de Derecho Diocesano, Madre María del Carmen emitió sus votos canónicos, como primera Oblata de Cristo Sacerdote, el día 16 de junio de ese mismo año, fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Trabaja con celo incesante por infundir en sus hijas el perfil propio de la Oblata: oración continua y oblación del ser. La eucaristía, centro de todo el vivir. El gran don de ser “familia en Dios”, unidas por la caridad de Cristo, y la tierna y filial devoción a María, a quien llaman siempre ‘Madre’.

En 1949 reclaman la primera fundación en Salamanca, por su fin específico. Se siguen nuevas peticiones y Monasterios en Zaragoza, Huelva, Moncada (Valencia), Javier (Navarra) y Oropesa (Toledo), última fundación llevada a cabo en vida de la Madre Mª del Carmen y de Don José Mª García Lahiguera.

Mostraba una fe y entrega incondicional a la Iglesia y su Jerarquía, y aunaba en todos sus trabajos la abnegación generosa con una confianza tan plena en la Providencia, que contagiaba a todos el entusiasmo de su intensa visión de fe. Su único norte fue siempre la búsqueda de la voluntad de Dios.

El “Decretum Laudis” de la Congregación, se concedió el 24 de enero de 1967, y en esta misma fecha del año 1984, después de las adaptaciones al nuevo Derecho Canónico exigidas por Roma a todas las Congregaciones, fue concedida la Aprobación definitiva de las Constituciones.

Trabajó incansablemente, unida al padre fundador, Don José María García Lahiguera, por conseguir la inserción de la Fiesta de Cristo Sacerdote en el calendario litúrgico de España, fiesta que fue aprobada para España, el 22 de agosto de 1973; y deseó ardientemente se hiciera también una realidad en la Iglesia Universal.

Hasta el 7 de octubre de 1993, ocupó el cargo de superiora general de la congregación. En esa fecha, en el V Capítulo general ordinario, aunque había sido elegida por unanimidad de votos para seguir rigiendo la congregación, renunció a dicho cargo, para dar paso a una nueva superiora general, a la que poder ayudar y orientar, aún en vida suya, si fuera necesario. Es la actual superiora general, Madre Montserrat Mirada Barrull.

Falleció  el día 1 de febrero de 2001, en el Monasterio de Santa María de la Almudena, de Madrid, casa madre de la Congregación de HH. Oblatas de Cristo Sacerdote. Ante sus restos mortales rezaron cardenales, obispos, numerosos sacerdotes, familiares y amigos de la madre y de la congregación.

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ZENIT Staff

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