El cardenal Rouco inaugura la cumbre del voluntariado en Murcia

«Es posible vencer la injusticia por la fuerza del amor», afirma

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MURCIA, 22 febrero 2002 (ZENIT.org).- Los últimos cincuenta años de historia demuestran que las democracias tienen necesidad del voluntariado para afrontar los desafíos del desarrollo integral, constató el cardenal Antonio María Rouco Varela, al inaugurar este viernes en Murcia una cumbre mundial sobre los voluntarios.

El Congreso internacional, organizado por el Consejo Pontificio «Cor Unum» y por la Universidad Católica San Antonio de Murcia, congregará hasta el próximo domingo a representantes de organizaciones y asociaciones de voluntariado de los diferentes continentes.

Según datos de Naciones Unidas, las organizaciones y asociaciones católicas reagrupan al mayor número de voluntarios del mundo. En el congreso participan asociaciones confesionales y no confesionales.

Al explicar el sentido del voluntariado, el presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Madrid, afirmó que «Es posible vencer la injusticia por la fuerza del amor».

Le escuchaban más de mil personas, universitarios y voluntarios, que participan en el Congreso que lleva por lema «Caridad y Voluntariado en el tercer milenio».

Durante su intervención Rouco hizo un repaso de los acontecimientos de la historia contemporánea mas importantes, sobre todo a partir a partir de la Segunda Guerra Mundial hasta nuestros días.

Desde este planteamiento histórico-teológico, Rouco señaló que «las democracias actuales europeas se sienten impotentes porque no pueden solucionar el problema de desarrollo que vive el tercer mundo».

«Esta crisis va unida a otros retos, nuevas formas y modos de pobreza, ante los que la sociedad no encuentra respuesta», aseguró, constatando así la necesidad que la sociedad experimenta de la generosidad de los voluntarios.

El cardenal concluyó con una visión del voluntariado desde la caridad cristiana, explicando que «el cristiano tiene que volcar el amor, que ha recibido de Cristo, con el que más lo necesita».

Al afrontar el sufrimiento, Rouco manifestó que «cuanto más sufre un hombre, más pecado padece y más necesita la caridad. Por eso para un cristiano desarrollar la caridad es elemental y, por tanto, ser voluntario es lo normal».

«La caridad es el alma de la vida de un cristiano y debe impregnar cada parcela de su vida, en la familia, consigo mismo y en relación con los más pobres o necesitados», aseguró.

Cristo, ejemplo del amor para el voluntario
Por su parte, el Presidente de la Universidad Católica San Antonio de Murcia, José Luis Mendoza, afirmó que «hoy en día es imprescindible hacer presente en la sociedad el voluntariado del amor».

«En una sociedad como la nuestra, que vive una profunda crisis de valores, de fe y en la que domina el hedonismo, la solidaridad puede ser una respuesta para hacer un mundo más digno», afirmó.

Como paradigma de caridad y de solidaridad, Mendoza destacó la figura de Jesús. Según Mendoza «Cristo representa la verdadera caridad manifestada en la Cruz. Sólo Cristo puede cambiar el corazon egoísta del hombre y transformarlo en un hombre nuevo capaz de servir a los demas desinteresadamente y, de este modo, construir la civilización del amor».

Por todo ello añade Mendoza el cristiano esta llamado «a remediar los problemas de pobreza, pero sin olvidar la importancia fundamental de anunciar a Cristo al mundo».

El Congreso concluirá el próximo domingo con la intervención del arzobispo alemán Paul Josef Cordes, presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum».

El Congreso puede seguirse en directo en la página http://www.ucam.edu.

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ZENIT Staff

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