ANCONA, jueves 1 de septiembre de 2011 (ZENIT.org).– Benedicto XVI nombró al prefecto emérito de la Congregación para los obispos el cardenal Giovanni Battista Re su enviado especial al 25º Congreso eucarístico nacional italiano, que se celebrará en Ancona del 3 al 11 del próximo mes de septiembre con el tema Señor, ¿a quién iremos?.
Las jornadas del Congreso se abrirán el sábado 3 de septiembre por la tarde con la llegada del cardenal Re, que será acogido en la catedral de San Ciriaco por el arzobispo de Ancona-Osimo, monseñor Menichelli. Al día siguiente, el enviado pontificio presidirá la misa inaugural en el área Fincantieri.
El Papa irá a la capital de Las Marcas el domingo 11 de septiembre para presidir la misa de clausura del congreso, en el área portuaria de Ancona.
Benedicto XVI comerá con representantes de trabajadores en paro y de pobres asistidos por organizaciones caritativas. Por la tarde también mantendrá un encuentro con familias, sacerdotes y parejas de novios.
Se espera que participen unas 300.000 personas en el congreso eucarístico, que se celebra en el año en el cual se cumplen los 150 años de la unidad de Italia.
Cinco temas
Los días “festivos” del congreso eucarístico, del lunes 5 al viernes 9 de septiembre se articularán en cinco ámbitos: afectividad, fragilidad, trabajo y fiesta, tradición y ciudadanía.
Serán cinco días sobre cinco temas en cinco diócesis –Ancona, Senigallia, Jesi, Fabriano y Loreto– con una implicación cultural y territorial, para reflexionar y reafirmar públicamente la fe en la Eucaristía.
La jornada del miércoles 7 de septiembre, por ejemplo, estará dedicada al tema Eucaristía en el tiempo del Hombre: Juego y Trascendencia.
Una amplia propuesta de actividades ayudará a comprender la capacidad que tiene el deporte, de congregar y promover el encuentro entre personas contribuyendo decisivamente a reforzar el tejido social.
Se organizará un torneo de fútbol y una cursa por la paz para acompañar simbólicamente el viaje del Papa de Roma a Ancona, se habilitarán espacios para permitir practicar varios deportes a los participantes del congreso eucarístico y se encenderá la Antorcha del Congreso, que visitará varias ciudades y unirá los dos grandes momentos de reflexión de ese día: el de la fiesta y el del trabajo.
