El director del Departamento Cultural del Centro Cultural Islámico de Madrid, el doctor Sami El Mushtawi, ha condenado y rechazado los «actos atroces» del Estado Islámico, recordando que «estos actos de barbarie nada tienen que ver con el Islam».
En un breve comunicado titulado «Condenamos y rechazamos», remitido este lunes a ZENIT, El Mushtawi señala que «los musulmanes lamentamos, condenamos y rechazamos vehementemente los actos atroces que individuos vinculados al autodenominado Estado Islámico hacen y dicen». «Nuestra religión musulmana prohibió los actos de violencia en todas sus formas», añade.
Por este motivo, asegura que «estos actos de barbarie nada tienen que ver con el Islam». Asimismo, recuerda que en dicha religión «no hay texto alguno que hable de la licitud de degollar al ser humano».
En esta línea, el directivo del Centro Cultural Islámico de Madrid reconoce que «las acciones de estas personas son acciones criminales cometidas por enfermos y que los musulmanes una vez más rechazamos y condenamos».
Además, subraya, «nos unimos al dolor de los familiares de los periodistas japoneses asesinados». «Los actos de este nefasto grupo son crueles e inhumanos. Son acciones de un grupo terrorista que debe ser llevado ante la justicia», reitera.
«Enviamos nuestras más sinceras condolencias a los familiares y amigos de los periodistas japoneses asesinados», prosigue El Mushtawi.
La nota del Centro Cultural Islámico de Madrid concluye con las «plegarias a Dios, Todopoderoso, para que dé paciencia, perseverancia, y alivie el sufrimiento de sus seres queridos». «Rezamos por los rehenes y le pedimos a Dios conducirnos a todos hacia un mundo de paz y de fraternidad», añade.
Una semana después de la ejecución de Haruna Yukawa, la milicia terrorista Estado Islámico ha difundido un vídeo en el que se ve la supuesta decapitación del segundo rehén japonés que tenía en su poder, el periodista Kenji Goto.
Los yihadistas pedían a cambio de la vida de Goto y el piloto jordano Muaz al Kasasbeh la liberación de la terrorista iraquí Sajida al Rishawi, que lleva una década en una prisión del Reino Hachemita de Jordania y está condenada a muerte por su fallido ataque suicida contra un hotel de Amán en 2005.
