El Congreso «Europa por la vida» concluye reivindicando el derecho que precede a los demás derechos

MURCIA, domingo, 7 mayo 2006 (ZENIT.org).- Si se cuestiona el derecho a la vida, se cuestionan los derechos humanos y la misma democracia, han afirmado los participantes en el Congreso Internacional «Europa por la vida», celebrado en la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM).

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En la ceremonia conclusiva, dictada este sábado», el cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Toledo, explicó que «sólo la familia es la esperanza de la humanidad».

Al intervenir sobre el tema «La familia, ámbito educativo de la vida», el primado de España constató la «estrecha relación que existe entre el deterioro de la familia y el ataque a la vida».

Por su parte, el cardenal Antonio María Rouco, arzobispo de Madrid, había tomado la palabra antes para explicar que si se cuestiona el derecho a la vida, no puede haber derechos humanos ni democracia.

Según el cardenal, «si se cuestiona el derecho a la vida como anterior al poder del Estado, se tambalea todo el edificio de los derechos humanos y el principio de participación democrática de los ciudadanos».

En ese mismo sábado se celebró el debate sobre «Antropología, ética y bioética en la defensa de la vida». Los ponentes fueron el arzobispo de Burgos, monseñor Francisco Gil; el profesor Enrique Bonete, de la Universidad de Salamanca; el catedrático de la Universidad de la Sorbona Gerad-Franois Dumont y el padre Gonzalo Miranda L.C., decano de la Facultad de Bioética en el Ateneo Pontificio «Regina Apostolorum».

Monseñor Gil habló del «amor conyugal», al que se refirió como «el vínculo más fuerte que une a un hombre y a una mujer». Esa definición, no obstante, casa mal con la realidad en ciertas ocasiones. «Cuando la vida requiere más protección y acogida, es entonces cuando más se la rechaza y ataca, viendo en ella un peso insoportable».

Enrique Bonete se refirió al problema de la eutanasia, sacando a colación, de forma especial, el caso de Holanda. A su juicio, uno de los problemas con los que nos encontramos es que parte la sociedad actual defiende «una muerte rápida, mientras que el cristianismo ha propugnado siempre una muerte paulatina en la que se sea consciente del momento que se está viviendo, y recordando que no se puede quitar la consciencia a una persona sin que esta esté de acuerdo».

El arzobispo de Burgos recordó a los asistentes que «el amor conyugal es el vínculo más fuerte que une a un hombre y a una mujer». Asimismo, dijo que «cuando la vida requiere más protección y acogida, es entonces cuando más se la rechaza y ataca, viendo en ella un peso insoportable».

El «Congreso Internacional Europa por la vida», que se había inaugurado el 4 de mayo en el Campus de los Jerónimos ha servido de preparación para el Encuentro Mundial de las Familias con Benedicto XVI, que tendrá lugar en Valencia el próximo mes de julio.

Ha sido organizado por el Consejo Pontificio para la Familia, por la UCAM y por la diócesis de Cartagena.

Este domingo, el cardenal Alfonso López Trujillo, presidente de ese Consejo vaticano, presidió la eucaristía conclusiva, y tras darse lectura a las conclusiones se celebró el «Gran encuentro de familias por la defensa de la vida», en la plaza Cardenal Belluga de esta ciudad.

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ZENIT Staff

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