El Congreso mundial de Pastoral del Turismo pide luchar contra el turismo sexual

En su documento final recién publicado

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CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 26 julio 2004 (ZENIT.org).- El documento final del Sexto Congreso Mundial sobre la Pastoral del Turismo, celebrado en Bangkok (Tailandia) del 5 al 8 de julio, se ha convertido en un apremiante llamamiento a intensificar la lucha contra el turismo sexual.

El congreso fue organizado por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes en colaboración con la Comisión Católica para el Turismo de la Conferencia Episcopal de Tailandia y su tema fue «El turismo al servicio del encuentro entre los pueblos».

El documento, según recoge este lunes el Vatican Information Service (VIS) comienza constatando que la Organización Mundial del Turismo aprobó un «Código Ético Mundial para el Turismo que ya ha inspirado la legislación de algunos países y todavía tiene que ponerse en práctica en muchos otros».

Se han analizado «Las dimensiones del turismo sexual», informa el documento final, destacando las iniciativas para combatirlo. «El ministerio pastoral para el turismo no debe olvidar –asegura– la importancia de la solidaridad con los marginados y los pobres, prestando una atención particular a las consecuencias de la pobreza en la vida de las familias».

Entre las 16 sugerencias del documento se encuentran las siguientes: que los Gobiernos dispongan de mayores recursos para la formación moral y humana de las personas activas en el Turismo; promover una mayor toma de conciencia de que el turismo es un instrumento eficaz para promover la justicia y la paz, y un encuentro verdadero entre los pueblos; para combatir el turismo sexual que involucra a los niños, pedir a las agencias de viajes, a las líneas aéreas y a los hoteles, que informen a sus clientes sobre los niños víctimas de la prostitución y las cuestiones criminales/legales acerca de los viajeros transgresores.

«Durante el Congreso –añade el documento– se ha hecho hincapié en que el turismo, que ahora se ha convertido en un fenómeno social y económico de dimensiones globales, debe contribuir a unir a las naciones y a las culturas», y entre otras cosas a «la lucha contra todas las formas de discriminación y de explotación o, peor aún, de violencia sexual relacionada con mujeres y menores».

Las personas explotadas, «las más vulnerables y las que tienen necesidad urgente de una atención apropiada son, sin duda, las mujeres, los menores y los niños».

Entre las Recomendaciones y Peticiones acerca del Turismo Sexual se incluyen las siguientes: «A los niños que se encuentran en esta situación, es necesario ofrecerles cariño, protección legal y el restablecimiento de su dignidad humana; en los casos en los que el contenido de la Convención de los Derechos del Niño ha sido violado, como en el abuso sexual, el niño no debe ser criminalizado; las autoridades estatales tienen que dar prioridad y urgencia a la neutralización del tráfico y de la explotación económica, sobre todo de niños, en el turismo sexual».

Por otra parte, «las instituciones estatales tienen que intensificar la aplicación de las leyes que protegen a los niños de la explotación sexual en el turismo y llevar ante la justicia a los delincuentes, mediante esfuerzos intensivos, coordinados y consistentes en todos los niveles de la sociedad, y en colaboración con las organizaciones internacionales».

«Las diócesis y las comunidades afectadas tienen que ofrecer la conveniente atención pastoral a los niños explotados por objetivos sexuales en la industria turística –concluye–; deben establecer estructuras para la pastoral de los niños explotados como un aspecto importante de su misión de evangelización, y apoyar a los medios de apostolado existentes, o establecer nuevos medios, que se ocuparán de las víctimas con compasión y amor, y les proporcionarán ayuda legal, terapia y reintegración en la sociedad y, allá donde estén implicados los cristianos, en la comunidad de fe».

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ZENIT Staff

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