El coraje de ser católico en España

Habla Eulogio López, director de «Hispanidad»

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MADRID, 27 octubre 2002 (ZENIT.org).- La Iglesia católica en España se encuentra en el ojo del huracán: nunca como ahora quizá los medios de comunicación han lanzado tantas críticas en su contra.

Un sencillo análisis puede comprobar, sin embargo, cómo la gran mayoría de estos supuestos «escándalos» o acusaciones son totalmente injustificados. ¿Ejemplos? La supuesta condescendencia de la Iglesia con malos tratos a mujeres; las inventadas acusaciones de apoyo de la Iglesia como institución al terrorismo de ETA; o el caso de la agencia de inversión Gescartera…

A pesar de que los bautizados en España, según el Anuario Estadístico de la Iglesia, son el 94,13% de la población, al menos ante la opinión pública española ser católico y decirse católico se ha convertido en una auténtica excepción.

Para comprender mejor lo que está sucediendo, Zenit ha entrevistado a uno de los líderes católicos de opinión en España, Eulogio López, autor del libro «Por qué soy cristiano, y, sin embargo, periodista», director y fundador del diario «Hispanidad» (http://www.hispanidad.com/), y prestigioso analista económico.

–Si un japonés llegara a España y leyera los periódicos o viera la televisión, ¿qué imagen se haría del catolicismo?

–Eulogio López: Del catolicismo no lo sé, pero seguro que llegaba a la conclusión de que España es un país poblado por espléndidos escépticos. Lo cual es rigurosamente falso: España es un país formado por una inmensa mayoría de católicos un poco cobardones. Gente que recuerda una de las más duras advertencias evangélicas: “Al que me negare delante de los hombres…”.

–La situación no era así hace 15 años. Hace 15 años había un gran enfrentamiento ideológico-político, en el que no había ternura para la Iglesia. Pero, sin embargo, casos de campañas de medios tan exageradas e infundadas no se daban. ¿Qué es lo que ha pasado?

–Eulogio López: Que hemos perdido la batalla cultural, a consecuencia de esa cobardía generalizada. Cuando la atmósfera dominante es anticlerical, cualquier acusación encuentra el terreno abonado. El caso Gescartera es un ejemplo palmario: la Iglesia fue estafada por un financiero sin escrúpulos. Sin embargo, si uno leía los medios informativos españoles, incluidos los católicos parecía que la Iglesia era el estafador. Una estúpida y masoquista obsesión por convertir al a víctima en verdugo.

–¿Quiénes están interesados en atacar a la Iglesia en España?

–Eulogio López: Quienes detentan el poder más profundo: los magnates de la industria cultural, especialmente los grandes editores. Junto a ellos, la gran masa de los políticamente correctos. Volvemos así a la cobardía y a la falta de personalidad.

–Un fenómeno típico español es el del «avergonzamiento» de los católicos en la vida pública y, sobre todo, en la política. ¿Cómo surge este fenómeno?

–Eulogio López: La izquierda no existe en España: ha sido sustituida por los progres de izquierda. La derecha tampoco: ha sido sustituida por los progres de derechas. Y hay algo que une a los dos progresismos: la obsesión por el sexo y el odio hacia cualquiera que tenga una convicción. Es decir: abajo los curas y arriba las faldas. Más grave resulta la actitud de ciertos políticos, especialmente en el Partido Popular (PP) de José María Aznar, reconocidos como católicos pero que callan ante los ataques de su Partido y su Gobierno a la familia, la vida, etc. No se les pide que dimitan, se les pide que manifiesten su discrepancia, que hablen. Lo cierto es que, ya antes de que Aznar llegara a La Moncloa, el líder del PP tachaba de los borradores de sus discursos cualquier referencia al aborto. Por lo demás, los asesores del Partido gobernante en España desde 1996 están convencidos de que el voto católico no existe.

–¿Qué es lo que necesitaría la Iglesia, como institución, para afrontar esta situación?

–Eulogio López: No recuerdo ningún otro país en el que el principal consejo de Juan Pablo II (repetido en casi todos sus viajes) fuera que salgamos a la calle. La «crisis» de cobardía pasará el día en el que la gente no sienta vergüenza de santiguarse al pasar delante de un templo. Un gesto externo sí, pero muy ilustrativo. Respecto a la jerarquía, no vendría mal un poquito más de disciplina en el clero. El cura español está aquejado de la misma fiebre modernista que el resto del país. Al final, el panorama tiene una cierta paradoja: curas obsesionados con hacer más digerible la liturgia a una audiencia presuntamente incrédula… que acaban por escandalizar a esa audiencia por su falta de fe. Si no fuera trágico, resultaría cómico. Un detalle: en muchas iglesias españolas resulta condenadamente difícil encontrar un confesor. Otro detalle: se van suprimiendo los reclinatorios, para evitar a la feligresía la «tentación» de arrodillarse para adorar. Un tercer punto: la obsesión por «esconder» el Sagrario.

–¿Qué es lo que pueden (deben) hacer los católicos de a pie en esta situación?

–Eulogio López: Comportarnos como lo que somos: es una cuestión de naturalidad. Lo de Chesterton: cuando se entra en el centro de trabajo o en el Parlamento hay que dejar el sombrero en el perchero, pero no la cabeza. Hablar siempre, no callar nunca. El silencio, hoy en día, es un sacrilegio.

–¿Y qué deben hacer los comunicadores profesionales cristianos?

–Eulogio López: En muchas librerías españolas los libros religiosos figuran en una estantería con el siguiente cartel: Esoterismo y Religión. De la misma forma, cualquiera que se confiese cristiano no podrá medrar en el mundo literario, artístico, científico o periodístico. Juan Pablo II dice que el martirio actual es la coherencia. Y así es, pero no vea lo liberador que resulta el martirio.

–¿Qué pueden hacer los empresarios cristianos?

–Eulogio López: La gestión empresarial no es neutra. Las empresas tienen patria y tienen ideología, pero la globalización, especialmente la primera y más terrible de las globalizaciones, la globalización financiera, ha conseguido que muchas personas inviertan en empresas de las que no saben ni tan siquiera lo que producen. En cuanto a la conciencia social del empresario, en la actualidad el primer mandamiento debe ser: pagar salarios dignos. De otra forma, al empresario cristiano habrá que recordarles lo de Alejandro Magno a su tocayo, aquel soldado cobarde: «O cambias de nombre o cambias de oficio». Naturalmente, si se trata de un empresario informativo, entonces el elenco de deberes se multiplica, porque regresamos a la coherencia. Estoy harto de oír a grandes editores escandalizarse de lo que publican sus diarios o exhiben sus televisiones.

–Tú tienes hijos adolescentes. ¿Qué puede hacer un muchacho o muchacha español para amar a su Iglesia, en estos momentos humillada? ¿Cómo es posible ser testigos del Evangelio en una sociedad que lo ridiculiza?

–Eulogio López: Con ironía. La única forma de luchar contra una ambiente tan contrario y tan agresivo con el cristianismo es la ironía. A fin de cuentas, no conozco nada más divertido que la cosmovisión cristiana de la vida, es decir, un Dios que juega con los hombres. El relativismo, el gran enemigo de la Iglesia, es ridículo, se basa en una genialísima estupidez: el relativismo se puede defender en teoría pero no se puede vivir. Los seres humanos necesitan respirar, pero más aún necesitan dar un sentido a su existencia, necesitan estar seguros de algo. Y el relativismo se empeña en negar esa seguridad. Dicho de otra forma, si la Iglesia necesita de algo hoy en día es de humoristas cristianos. Y cuanto más agresivos sean con la estupidez contem
poránea, mejor que mejor. El adolescente sólo otorga razón a quien ve alegre, esperanzado.

Al mismo tiempo, supongo que el secreto no es razonar con los hijos, sino rezar con ellos. ¿O es que creemos que vamos a convencer a un joven con nuestros estupendos razonamientos?

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ZENIT Staff

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