«El Corazón de Jesús, fuente de vida»

Entrevista con el coordinador del Congreso Internacional sobre el Sagrado Corazón

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BARCELONA, jueves, 31 mayo 2007 (ZENIT.org).- Los días 1 a 3 de junio tendrá lugar en Barcelona un Congreso Internacional sobre el Sagrado Corazón que lleva por título «”Cor Iesu, Fons Vitae” – El Corazón de Jesús, fuente de vida».

La iniciativa hace eco a la encíclica «Haurietis aquas» que el Papa Pío XII publicó ahora hace 50 años, al inicio del mes de junio, tradicionalmente considerado como el mes del Sagrado Corazón de Jesús.

En el congreso participarán, entre otros, monseñor Lluís Martínez Sistach, arzobispo metropolitano de Barcelona; monseñor Brunero Gherardini, canónigo de la Basílica de San Pedro del Vaticano y postulador de la causa de canonización del beato Pío IX; monseñor Joan Enric Vives, obispo de Urgell y copríncipe de Andorra; y los cardenales Albert Vanhoye SJ, rector emérito del Pontificio Instituto Bíblico de Roma y el cardenal Salvatore De Giorgi, miembro del Comité de Presidencia del Consejo Pontificio para la Familia.

Será clausurado por el arzobispo Manuel Monteiro de Castro, nuncio apostólico del Papa en España.

Enrique Martínez, coordinador del Congreso, expone a Zenit el sentido de esta devoción.

–Un congreso sobre el Corazón de Jesús no es habitual. ¿Qué objetivos se proponen?

–Martínez: El Papa Benedicto XVI nos ha recordado, hace bien poco, que «sigue en pie la tarea siempre actual de los cristianos de continuar profundizando en su relación con el Corazón de Jesús».

Pues esto es lo que pretendemos en el Congreso, ayudando a difundir el culto al Sagrado Corazón.

Y no se trata de un Congreso aislado, pues ya se han celebrado varios: el primero fue precisamente en Barcelona en 1961; cabe destacar también el de Toulouse en 1981, en el que intervino el entonces cardenal Joseph Ratzinger con una ponencia sobre «El misterio pascual, contenido más profundo y fundamento del culto al corazón de Jesús»; y el año pasado hubo otro en
Italia conmemorando los cincuenta años de la encíclica «Haurietis Aquas» del Papa Pío XII.

–¿Qué es la devoción al Sagrado Corazón de Jesús?

–Martínez: Quizá ayude a comprender el sentido profundo de esta devoción el lema del Congreso: «Corazón de Jesús, fuente de vida». En efecto, el Corazón de Jesús, traspasado en el árbol de la cruz, es la fuente de toda gracia, que nos hace partícipes de la vida eterna, como leemos en Isaías: «Sacaréis aguas con gozo de las fuentes del Salvador» (12,3).

Vivimos en una cultura de muerte, que nos deja secos y estériles; debemos acudir entonces a la fuente de vida, y ésta no es otra que el Corazón que se dejó atravesar por la lanza derramando para nosotros la sangre y el agua que nos dan vida.

El Papa Pío XII lo explicó muy bien en su encíclica «Haurietis Aguas», cuyo cincuentenario recordó el Papa Benedicto XVI: «El costado traspasado del Redentor es la fuente a la que nos invita a acudir la encíclica “Haurietis aquas»: debemos recurrir a esta fuente para alcanzar el verdadero conocimiento de Jesucristo y experimentar más a fondo su amor».

La celebración de la fiesta del Sagrado Corazón –también conmemoramos los
150 años de su instauración por el Beato Pío IX– ha sido, junto con la práctica de la consagración al Corazón de Jesús y de los primeros viernes, el medio más eficaz de difusión de este culto, calificado audazmente por Pío XII como «la más completa profesión de la religión cristiana».

–La encíclica del Papa «Deus caritas est», ¿qué relación tiene con el Corazón de Jesús?

–Martínez: En «Deus caritas est» el Papa habla cinco veces del costado abierto o del corazón traspasado de Cristo.

El padre Martínez Camino [secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española, ndr.], que tendrá una ponencia en el Congreso sobre este tema, explica que esta encíclica es «una sugerente y bella reflexión sobre Dios en cuanto Amor que posibilita y pide amor, delineando una especie de programa, ciertamente inmenso: recordar de nuevo a los católicos que son portadores de una gran alegría para el mundo: Dios se ha hecho visible, ha mostrado su corazón: “Dios es amor”».

–¿El hecho de incluir una conferencia sobre el Sagrado Corazón y los nuevos movimientos eclesiales es síntoma de la importancia que éste tiene en el momento actual?

–Martínez: Sin duda alguna. La nueva evangelización en este inicio del tercer milenio debe confiar en la fuerza evangelizadora del amor del Redentor y mostrar el signo visible de ese amor: su Corazón traspasado.

Esa ha sido la clave de la Iglesia a lo largo de su historia, y lo sigue siendo ahora.

Las formas de hacerlo podrán ser muy variadas y adaptadas a cada época y lugar, pero lo esencial sigue siendo lo mismo: consagrarse al Corazón de
Jesús, responder con amor a su amor, mostrarlo a los demás por medio de la caridad fraterna, de la misericordia…

Y la familia se revela un lugar privilegiado para esta evangelización, pues ella se manifiesta precisamente como fuente de vida.

Como afirmaba el Papa Juan Pablo II: «Frente a la tarea de la nueva evangelización, el cristiano que, contemplando el Corazón de Cristo, Señor del tiempo y de la historia, se consagra a él y a la vez consagra a sus hermanos, se redescubre portador de su luz».

–¿Harán algún tipo de consagración final después del congreso?

–Martínez: Sí. El domingo 3 de junio, en el Templo del Tibidabo, se realizará una consagración de las familias al Corazón de Jesús, encomendando a todas las familias del mundo.

Dicha consagración la realizará el cardenal Salvatore de Giorgi, en representación del Pontificio Consejo para la Familia.

Ésta es fuente de vida natural, y hoy es la más acosada por la cultura de muerte que antes mencioné; por eso es urgente que las familias pongan su confianza en quien quiso iniciar la Redención en el seno de una familia.

Más información en www.balmesiana.org/coriesu

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ZENIT Staff

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